EL RUMBO DE LA POLARIZACIÓN
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 10 de octubre de 2023
El municipio de Juan C. Bonilla es una de las 217 municipalidades de Puebla, situado en la zona centro-oeste de dicho estado, formando parte de la región metropolitana Puebla-Tlaxcala. Colinda con Huejotzingo y San Pedro Cholula. Es una localidad pequeña, sin alta densidad de población, pero con ciudadanos altamente politizados, agresivos y polarizados.
El fin de semana pasado los usuarios de algunas redes sociales compartieron hasta más no poder el vídeo donde se observa al presidente municipal de Juan C. Bonilla, José Cinto Bernal, pronunciando las palabras finales de su segundo informe de labores. No había desocupado la tribuna cuando comenzó a recibir una lluvia de objetos lanzados por enardecidos asistentes al acto. Hubo quienes le arrojaron flores, pero fueron los menos. Cinto Bernal huyó frente a la acción colectiva.
Observamos a la masa actuando en forma irracional, seguramente manipulada y condicionada para agredir al alcalde, emanado del Partido Acción Nacional (PAN). Se supone que los agresores protestaron así por la construcción del denominado Complejo de Seguridad Pública en la localidad de San Lucas, Nextetelco. Lo peor de todo fue que el presidente municipal violentado estaba acompañado por el mismísimo gobernador de Puebla (morenista) Sergio Salomón, quien brevemente alcanzó a levantar el brazo de Cinto Bernal, para despedirse rápidamente entre abucheos y la lluvia de objetos y flores.
Al parecer hubo un detonador, cuando Cinto Bernal gritó “Viva San Lucas Nextetelco”. Fue cuando los pobladores reventaron el acto. Nada mejor que el anonimato para agredir a un funcionario, en este caso al alcalde de Juan C. Bonilla. Al parecer, la protesta tiene antecedentes, siendo uno de ellos la oposición de los habitantes de San Lucas Nextetelco a la construcción de un complejo de seguridad, sobre un terreno que estaba destinado a la apertura de un panteón comunitario.
La noche del pasado 2 de octubre los pobladores bloquearon la carretera federal México-Puebla en contra del proyecto y exigieron la destitución del alcalde. Los manifestantes denunciaron la presencia de policías y “golpeadores” presuntamente pagados por Cinto Bernal. “Nos pegaron, los niños se espantaron, nos echaron gas”, denunció una mujer.
Etcétera, etcétera.
Podría decirse que el presidente municipal consiguió una sopa de su propio chocolate, en una localidad pequeña del estado de Puebla que, sin embargo, no debe desdeñarse ni verse con indiferencia. No, no, no. A lo largo y ancho del país se repite el discurso de odio, tendiente a conseguir la polarización de los ciudadanos y el dominio de ciertos partidos políticos, fundamentalmente el partido del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Por todos lados se respiran aires de violencia y confrontación, en una lucha fratricida con saldo bastante negativo en la cohesión social. Lejos de fomentar los antiguos valores de la izquierda, cuya esencia es el humanismo y la solidaridad de unos con los otros, Morena va en sentido contrario, exacerbando una mayor polarización entre los mexicanos. No es difícil elaborar escenarios probables de enfrentamientos violentos sobre ciertas regiones mexicanas en el contexto de La Madre de Todas las Elecciones, a desarrollarse el 2 de junio de 2024. Los simpatizantes de Morena tienen a flor de piel sus emociones y el odio hacia quienes se atrevan a arrebatarles el triunfo.
Espero que mi boca se haga chicharrón, como decían las abuelas, pero no observo en el horizonte signos de cordialidad, tolerancia, pacificación, respeto, amor, solidaridad y otros tantos valores generadores de confianza, de coexistencia pacífica, cuyo objetivo sea el verdadero bienestar de los pueblos. En otro momento me referiré a la confianza, como principal ingrediente de la cohesión y el capital social.