UN BUEN PRESIDENTE MUNICIPAL
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta
Miércoles 13 de diciembre de 2023
Varias veces me he referido en este espacio a la decadencia de Cuernavaca. También he recordado muchísimos trienios, desde 1970 a la fecha, en que los presidentes municipales mantuvieron permanentes conflictos con los gobernadores en turno, lo cual jamás trajo beneficios a la ciudad, sino graves rezagos, hasta el grado de llegar al decaimiento actual, con un ayuntamiento sumido en la peor crisis financiera de su historia y en un contexto de inseguridad de sobra conocido en otros estados y el extranjero.
Es así como quiero formular la siguiente pregunta: ¿Quién, entre los muchos aspirantes al cargo de presidente o presidenta municipal de Cuernavaca, tiene aptitudes, capacidad y pericia como para evitar conflictos con el gobernador en turno, amén de lograr vínculos con el gobierno federal, a fin de conseguir nuevas infraestructuras? ¿Quién reúne las características de un magnífico coordinador de esfuerzos en el Ayuntamiento? ¿Quién conseguirá abatir o tal vez eliminar la deuda pública del municipio? ¿Quién conseguirá abatir el grave endeudamiento del SAPAC con la Comisión Federal de Electricidad? ¿Quién podrá disminuir la altísima incidencia delictiva y devolverle la paz a una ciudad caracterizada por su precarismo?
Teóricamente, el alcalde es una personalidad democrática y dinámica, que mantiene un estrecho contacto con la ciudadanía evitando las actitudes clientelares o paternalistas, que no teme discrepar con ésta cuando ello es necesario y que actúa como un educador, enseñando con el ejemplo. Se rodea de técnicos capaces y motivados que no son necesariamente ni sus amigos, ni sus seguidores. Prefiere un buen funcionario competente y capaz incluso de criticarlo, a un mediocre e incondicional seguidor. Tiene una visión estratégica de largo plazo de los problemas locales, más allá de las fronteras de su propia gestión. Intenta resolver los problemas utilizando tanto los recursos municipales como movilizando a la comunidad local.
He aquí el decálogo de un buen presidente municipal:
1) Concibe a la municipalidad como gobierno local facilitador del desarrollo humano y sustentable de su comunidad.
2) Asume nuevas tareas del desarrollo local como crecimiento económico, erradicación de la pobreza, rescate de la cultura, preservación del medio ambiente…
3) Más que administrar, lidera a su comunidad.
4) Organiza y motiva a sus equipos de trabajo, estimulando el “efecto sinérgico”.
5) Mejora sus habilidades para comunicarse, usar su tiempo y delegar.
6) Desarrolla destrezas para negociar y movilizar recursos públicos y privados.
7) Compatibiliza las acciones de corto plazo (microplanificación) con una estrategia de desarrollo de largo plazo (plan de desarrollo) con participación de la comunidad.
8) Capacita a los recursos humanos y mejora la conciencia cívica de la comunidad.
9) Coordina el gobierno central y establece alianzas de trabajo con el sector privado.
10) Incorpora a la municipalidad al movimiento asociativo municipal nacional e internacional.
Repito entonces la pregunta fundamental: ¿Quién reúne las características para ser alcalde o alcaldesa de Cuernavaca? Sobre todo, debe ser alguien que económicamente esté más allá del bien y el mal, con fuerte carácter y calidad moral para evitar enriquecerse a costa del presupuesto municipal de por sí exiguo. Hoy observo a toda una pléyade de quienes se sienten aptos para relevar a Urióstegui, pero muchos, en honor a la verdad, no tienen capacidad. Ni siquiera saben lo que es la complicada gobernanza.