VIOLENCIA Y JUVENTUD
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 29 de diciembre de 2023
En días recientes los medios informativos de Morelos hemos difundido infinidad de noticias sobre hechos violentos, siendo jóvenes los principales protagonistas. Por mencionar solo un ejemplo recordaré lo ocurrido el martes pasado en un establecimiento de la plaza comercial Fórum (situada al oriente de Cuernavaca), donde dos jóvenes se enfrascaron en una riña, resultando uno el vencedor. El otro, indignado, seguramente fue a su automóvil, sacó un arma de fuego, regresó al antro, llegó hacia el ahora finado y le pegó certeros balazos, consumando el homicidio. Ahora tendrá que responder ante la justicia. Echó a perder su vida.
Este jueves, temprano por la mañana, dimos a conocer el ataque en contra de una sucursal bancaria situada frente a la famosa fuente de la Avenida Centenario de CIVAC. Al parecer, dos jóvenes que utilizaban una motocicleta para transportarse pretendieron extraer dinero de alguno de los cajeros automáticos, sin conseguirlo. Decidieron entonces provocar un incendio que daño los equipos.
¿Qué está sucediendo con nuestra juventud? Es sumamente grave la problemática enfrentada por miles de jóvenes (algunos casi niños), que lamentablemente se adhieren a grupos delincuenciales y pueden llegar a ser reclutados para cometer delitos de alto impacto, como son el homicidio doloso, el secuestro, la extorsión, el robo de vehículos, el robo a casa-habitación y los asaltos a mano armada, entre otros. Desde luego, uno de los principales atractivos para los muchachos es la obtención de dinero fácil.
Hoy deseo retomar (una vez más) textos de la investigación titulada “El crimen como oficio: una interpretación del aprendizaje del delito en Colombia”, que ojalá nos ayude a comprender todavía más las causas por las cuales miles de jóvenes mexicanos están cometiendo ilícitos graves o pasaron a engrosar las filas del crimen organizado. Los autores son Isaac de León Beltrán y Eduardo Salcedo Albarán, miembros de la Fundación Método, un grupo multidisciplinario de investigación en ciencias sociales que ha asesorado al gobierno de Colombia en la lucha contra las drogas y la delincuencia organizada.
Suponen que el delito puede ser entendido como una actividad que exige cierta comprobación o experiencia. El crimen requiere preparación, lo cual va en contra de la creencia de que cualquier persona, en cualquier momento de su vida, puede delinquir aun cuando no posea las actitudes o la preparación necesaria para hacerlo. Abarca la necesidad de poseer un componente cognitivo, un componente volitivo y un componente de control emotivo.
La comisión de un delito requiere la conjunción de los tres factores: 1) el componente volitivo, es decir, querer delinquir; 2) el componente cognitivo, que se refiere a los conocimientos técnicos que prescriben el procedimiento necesario para la ejecución exitosa del delito; y 3) el componente de control emotivo, es decir, la capacidad para regular las emociones en momentos álgidos de la ejecución del delito. La conjunción de los tres aumenta la probabilidad de un crimen exitoso. Por lo tanto, un mal delincuente es el que carece de alguno de dichos componentes, o posee uno en proporción inadecuada.
La formación de un delincuente se torna cada día más sofisticada, ante lo cual se especula en el sentido de que miembros o ex integrantes de corporaciones públicas de seguridad sean quienes se han hecho cargo de esa capacitación, ya que ellos recibieron en academias los conocimientos para satisfacer los tres requisitos señalados.
Asimismo, existe el escalafón. Un jovencito pudiera ser comisionado para efectuar actividades de halcón (espías), mientras otros son empleados con gran frecuencia en el robo de casas-habitación. Y así sucesivamente, hasta convertirse en vendedores de drogas en determinadas zonas, tener a su cargo territorios para el cobro de piso (extorsiones) y alcanzar el nivel de sicario. Esta es la terrible realidad de muchísimos jóvenes en México.