ELECCIONES Y GRUPOS VULNERABLES
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Jueves 25 de enero de 2024
Una larga batalla de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y de individuos que en lo particular hicieron visible la problemática de diferentes y diversas comunidades vulnerables en la sociedad moderna, rindió frutos en las últimas décadas.
Aunque todavía insuficiente la legislación y la atención a los grupos vulnerables, en ciertos casos mal comprendidos y malinterpretados, las exigencias por su identificación, reconocimiento y atención fueron retomadas por los partidos políticos para llevar adelante iniciativas en lo jurídico y movimientos sociales.
Paulatinamente, se han ido incorporando reformas a las leyes en pro de la igualdad, la equidad, la tolerancia, el respeto y la inclusión. Por supuesto que la lucha contra la discriminación ha enfrentado resistencias y obstáculos, la mayoría provenientes del pensamiento prejuicioso de lo que históricamente podemos denominar conservadurismo.
Los partidos y los líderes políticos vieron en las demandas de los grupos vulnerables una veta explotable de banderas que podrían acarrear cierta proporción de votos, así que, adoptaron posturas progresistas e innovadoras para atraerlos a sus filas, aunque no los consideraran, al menos en un inicio, en forma prioritaria, sino sólo marginal y propagandísticamente.
Pero después, ya con las reformas legales vigentes, los partidos políticos se han visto obligados a cumplir con cuotas y acciones afirmativas, a las que, fieles a la búsqueda de sus intereses por encima de los demás, han tratado de darle la vuelta y simular que tienen un auténtico compromiso social.
Diversos colectivos y colectivas, de toda índole, se han sumado ya no sólo a los movimientos locales o regionales, sino han buscado espacios de participación efectiva en los órganos de representación política. En algunos casos y, pese a la resistencia de las élites del poder, lo han ido consiguiendo. Esta resistencia proviene del pensamiento conservador que tiene permeados los cerebros de buena parte de los líderes más encumbrados.
Un ejemplo clarísimo fue la pifia del propio presidente de la República cuando dio tratamiento de “señor vestido de mujer” a una de las activistas y representantes más reconocida al interior de la comunidad trans, Salma Luévano. Dejó claro que no está siquiera familiarizado, y menos comprometido, con las demandas de esa comunidad.
Algo, un tanto más complicado de dilucidar es la contradicción en la forma que pretenden conservar el poder y su ejercicio en la cuarta transformación, cuando Andrés Manuel se propone que sea través de la obtención de una mayoría aplastante en el Congreso de la Unión, para no tener que dialogar ni consensar nada con las minorías, siendo que los grupos vulnerables también son minorías y, por tanto, quienes de sus integrantes llegaran al Congreso, estarían de entrada marginados y nulificados, por más que tengan voz y se rebelaran a la hora de votar. Por cierto, rebelión que se ve como pecado capital dentro del obradorismo.
Articular un discurso sólido, dirigido a los grupos vulnerables, rumbo al proceso electoral no será nada sencillo, a menos que no toquen el fondo de los temas y se vayan por generalidades que no convencerán, porque sonarán como repetitivas melodías demagógicas.
Y para iniciados:
Todavía están en marcha los procesos de negociación para el reparto de las candidaturas. Habrá que esperar un poco más para que los acuerdos se consoliden y verificar si se respetan. Será muy interesante analizar qué tocó finalmente para cada uno, y si las postulaciones van de acuerdo con la intención de proponer candidaturas con perfil ganador o si vuelven a caer en la distribución por compromiso, compadrazgo y hasta compra de los espacios, lo que sin duda los llevaría de nuevo a perder en las contiendas. Y eso va, para todos los partidos y las dos alianzas.
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