MORELENSES CANÍBALES
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 5 de febrero de 2024
El filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679) describió de manera magistral, en su obra Leviatán, la conducta de los seres humanos cuando se comparan con los demás, sobre todo tratándose de asuntos vinculados con la acción de gobernar. Yo diría, desde mi humilde visión y experiencia, que sus reflexiones tienen estrecha relación con una de las peores bajezas humanas: la envidia. Y aplicado el tema en mi columna de hoy, recordaré algo demasiado arraigado en la cultura morelense: el sentirse más fregón que los paisanos. Diría mi hermano Víctor Manuel: “El morelense es caníbal por naturaleza”.
Chequen ustedes lo explicado por Thomas Hobbes:
Es verdad que algunas criaturas vivas, como las abejas y las hormigas, viven en sociedad (y son por ello enumeradas por Aristóteles entre las criaturas políticas); y, sin embargo, no tienen otra dirección que sus juicios y apetitos concretos, y no poseen la palabra con la que la una pueda significar a la otra qué piensa que podría ser ventajoso para el beneficio común (…) Los hombres están continuamente en competición por el honor y por la dignidad, lo que no sucede entre esas criaturas. En consecuencia, entre los hombres surgen la envidia y el odio y, en fin, la guerra; entre aquéllas, en cambio, no es así.
Entre las abejas y las hormigas el bien común no difiere del privado, y siendo ellas por naturaleza propensas a su bien privado, procuran con éste el beneficio común. Pero el gozo del hombre consiste en compararse con los otros hombres.
Estas criaturas, no teniendo (como el hombre) el uso de la razón, no ven ni creen ver culpa alguna en la administración de sus asuntos comunes, mientras que entre los hombres hay muchísimos que piensan que son más sabios y más capaces de gobernar la cosa pública que los otros; éstos se esfuerzan en reformar y en renovar, algunos de un modo, otros de otro, y llevan a la división y a la guerra civil.
Después de todo lo antes descrito, Hobbes reflexiona respecto a la naturaleza del contrato social y el “estado soberano inmortal”. Etcétera, etcétera.
Quise retomar una minúscula porción del Leviatán porque, al igual que en años y hechos anteriores, una serie de actores políticos morelenses pretenden conseguir rentabilidad electoral aprovechando, fundamentalmente, el complicado problema de la inseguridad pública. Cada vez que se presenta un homicidio de alto impacto, recurren a la estridencia para hacerse escuchar y agredir al gobernador, pero también al fiscal general de Morelos.
No lo dicen, pero, aplicando la filosofía de Thomas Hobbes, su discurso lleva el mensaje de “yo soy mejor que tú, yo podría llevar el gobierno mejor que tú”. Esta es, sin embargo, la postura de cualquier número de politiqueros a lo largo y ancho del país. Parte de la esencia de esos personajes es estar muele, muele y muele. Y si pueden subirse al ring con el gobernador en turno, de eso piden su limosna.
Bien lo escribió Thomas Hobbes hace muchos siglos: “Entre los hombres hay muchísimos que piensan que son más sabios y más capaces de gobernar la cosa pública que los otros”.
Infortunadamente para la sociedad morelense en general, quienes se sienten más chingones que los gobernantes en turno, cuando ascienden al poder hacen el ridículo y jamás superan a nadie. Resultan ser unos auténticos fracasados. Sin embargo, la mayoría entró con una mano atrás y otra adelante, pero salieron de sus cargos tras consolidar el patrimonio familiar.