LA SEGURIDAD DE LOS CANDIDATOS
ENTRE SEMANA
20 febrero 2024
Eduardo Ángel Cinta Flores
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Ayer después del medio día me enteré del fallecimiento del doctor Carlos Manuel Urzúa Macías, hidrocálido de 68 años. Fue un académico, político y economista mexicano, secretario de Hacienda y Crédito Público de 2018 a 2019 durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y el primer funcionario público de alto nivel que con su renuncia lo puso en evidencia de establecer una pésima política económica. Recientemente se había sumado al equipo de campaña de Xóchitl Gálvez. Lamentable, muy lamentable su pérdida.
El próximo 23 de marzo se cumplirán treinta años del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia. Su sacrificio tuvo lugar en Lomas Taurinas en la insegura ciudad de Tijuana, Baja California, en un acto por demás popular de campaña, en el que se mostró desprecio, descuido y perversión en la planeación referente a la seguridad al candidato.
La disputa por el poder se ajustó y empezó por enclaustrar la campaña de Ernesto Zedillo, que relevó a Colosio en la candidatura. La tuvo que hacer en espacios cerrados donde la seguridad fue prioritaria. Actos en los que se cumplían todos los dichos mexicanos: “Después del niño ahogado …”, “A toro pasado …”, “El miedo no anda en burro”, “tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”.
Fueron muchos los avisos y presagios negativos sobre la asistencia de Colosio a tal evento. “Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata” refrán popular que se usa para señalar la responsabilidad de alguien en cualquier hecho culposo en que haya tenido alguna participación directa, indirecta u omisión.
¿Qué hicieron para persuadir al candidato a su asistencia a Lomas taurinas? Carlos Salinas, presidente de la República, Manuel Camacho Solís, a la postre incómodo compañero de Colosio por haber sido relegado en su pretensión a la presidencia por derecho de nota, Fernando Ortiz Arana presidente del PRI, el mismo Zedillo como su coordinador de campaña y Manlio Fabio Beltrones, Gobernador de Sonora íntimo amigo de Luis Donaldo.
En cada aniversario de la muerte de Luis Donaldo Colosio son recordadas las circunstancias en las que fue asesinado, con mayor frecuencia en los periodos electorales, como el de ahora, siempre existirá la sospecha de que algún actor involucrado en la disputa por el poder deseaba lucrar políticamente con el suceso, disfrazándolo de proceso legal, pero con la intención de lograr la desaparición definitiva del candidato y no de espantarlo para que declinara en su propósito.
Cambiados los tiempos Andrés Manuel López Obrador el 15 de mayo de 2018 ante un cúmulo de seguidores que colmaron las plazas de la huasteca hidalguense y potosina, donde encabezó un acto de campaña, refiriéndose una vez más al tema de su seguridad personal expresó:
“De ustedes va a depender también les digo lo de mi seguridad, porque yo no quiero andar rodeado de guardaespaldas, quiero que me cuiden ustedes, quiero que me cuide el pueblo, pero eso significa que tiene que haber orden; porque nos estaban apachurrando, tiene que haber orden; ya nos estamos viendo, yo les quisiera abrazar a todas y a todos porque amor con amor se paga”.
En ese entonces las condiciones de seguridad nacional si bien no eran óptimas, no tenían comparación con lo sucedido a Colosio. López Obrador se movía con luz propia soslayando cualquier indicio de riesgo personal, era evidente que su popularidad arrasaba y sobre todo que lo convenido entre su campaña y el crimen organizado le brindaba esa seguridad que ufanamente presumía como si fuera del pueblo.
Hoy en 2024, el caldo de cultivo de la inseguridad está muy contaminado. Decenas de ciudadanos, agraviados por las mentiras del gobierno morenista, que encabeza Andrés Manuel, aseguran que este ha sido el sexenio en que más personas han muerto víctimas de la violencia por parte de la delincuencia. Estamos en manos de los delincuentes, y el gobierno todavía consigna engañosamente que “vamos bien”.
La corrupción, está peor que nunca, empezando por las autoridades que mantienen en la impunidad al crimen organizado. La seguridad del presidente también se vio amenazada, hoy le acompaña un buen número de ex guardias presidenciales que fueron recuperados por su experiencia en ese tema, aunque disfrazados de ciudadanos.
En una reciente revelación, Lucy Meza, aspirante a la gubernatura de Morelos por el Frente Amplio, confirmó que recibió amenazas contra su integridad, lo cual la llevó a solicitar medidas de protección al Instituto Nacional Electoral (INE). Con gran firmeza ante las intimidaciones, subrayando que no siente miedo, pero insiste en la necesidad de contar con garantías de seguridad. En respuesta a esta situación, la SEDENA le ha asignado escolta para salvaguardar su seguridad durante el proceso electoral. Que se extenderá hasta su término, asegurando así su libre tránsito por el estado en su campaña.
La complejidad del panorama político en Morelos es de inseguridad en demasía. En los últimos cinco años el crimen organizado previo diálogos y acuerdos establecidos con la jerarquía gubernamental ha arraigado su ley de terror y muerte. Han sido muchas las muertes de ciudadanos, funcionarios públicos, políticos, candidatos y posibles aspirantes que a la fecha siguen impunes por la ineficacia de las autoridades ministeriales. Muertes que han sucedido ante la sumisión oficial al crimen organizado.
Recientemente en Cuautla fue asesinado el regidor y seguro aspirante a diputado local por el PAN Giovanni Lezama y aún no se tiene claridad en su investigación. Morelos se encuentra entre los estados de la República con alto riesgo para sus candidatos en estas elecciones, junto a Guerrero, Jalisco, Chiapas, Michoacán, y Colima. AMLO dijo que pondría guardia a todos los candidatos en el país a un puesto de elección popular. Considerando dos decenas de miles de aspirantes, será un ejército de guardias los que se destaquen a esta labor. ¿Quién concluirá alguna de las obras pendientes de inaugurar?
¡Amigos les dejo como siempre un saludo con mucho afecto!