LOS POLÍTICOS DE MINORÍA
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 20 de febrero de 2024
Incontables veces me he referido a la condición de quienes han sido nuestros alcaldes y diputados, y a las circunstancias que habrán de rodear a sus relevos, allende los comicios del domingo 2 de junio de 2024. Algo marcará las elecciones venideras: la indiferencia social (traducida probablemente en abstencionismo), debido a la ineptitud de la clase política para responder a las expectativas ciudadanas, articular la participación en torno a proyectos de desarrollo y generar cohesión. Además, las gestiones gubernamentales ahondaron la desconfianza hacia las instituciones, predominando el desdén hacia todo lo que se relacione con la política.
Sin embargo, no hay nada nuevo en lo antes expuesto, pues tal escenario fue descrito hace muchísimos años por Aristóteles en su magna obra “Política”. El libro tercero, capítulo V, referente a la división de los gobiernos, es un ejercicio prospectivo que nos ayuda a reflexionar sobre las circunstancias minoritarias e ilegitimas de quienes serán electos el 2 de junio como nuevas autoridades municipales y legislativas. Por todos lados tendremos mandatarios y “representantes populares” de minoría.
Pero, ¿qué es la minoría, según Aristóteles? Revisemos dicha obra, donde el filósofo griego indicó:
“Siendo cosas idénticas el gobierno y la constitución, y siendo el gobierno señor supremo de la ciudad, es absolutamente preciso que el señor sea o un solo individuo, o una minoría, o la multitud de los ciudadanos. Cuando el dueño único, o la minoría o la mayoría gobiernan consultando el interés general, la constitución es pura necesariamente; cuando gobiernan en su propio interés, sea el de uno sólo, sea el de la minoría, sea el de la multitud, la constitución se desvía del camino trazado por su fin, puesto que, una de dos cosas, o los miembros de la asociación no son verdaderamente ciudadanos o lo son, y en este caso deben tener su parte en el provecho común”.
Añade Aristóteles:
“Cuando la monarquía o gobierno de uno sólo tiene por objeto el interés general, se le llama comúnmente reinado. Con la misma condición, al gobierno de la minoría, con tal que no esté limitada a un solo individuo, se le llama aristocracia; y se la denomina así, ya porque el poder está en manos de los hombres de bien, ya porque el poder no tiene otro fin que el mayor bien del Estado y de los asociados. Por último, cuando la mayoría gobierna en bien del interés general, el gobierno recibe como denominación especial la genérica de todos los gobiernos, y se le llama república”.
Otras ocasiones, al analizar a gobernantes electos por minorías y a las élites burocráticas, he citado a Gaetano Mosca, uno de los más importantes pensadores italianos (1858-1941), quien supone que la élite está compuesta por una minoría que detenta el poder sobre una sociedad. Este fue el escenario gubernamental priísta durante décadas, y lo ha sido en administraciones panistas, perredistas y morenistas. Fuera máscaras: las cúpulas dirigentes de dichos partidos se han impuesto sobre la base militante y quienes han aspirado a cargos de elección popular. Nadie se mueve y todos deben obedecer las órdenes de la dirigencia. O mejor váyanse.
Sin desviarnos del tema, regresamos a Aristóteles y confirmamos nuestra idea:
“Las desviaciones de estos gobiernos son la tiranía, que lo es del reinado; la oligarquía, que lo es de la aristocracia; la demagogia, que lo es de la república. La tiranía es una monarquía que sólo tiene por fin el interés personal del monarca; la oligarquía tiene en cuenta tan sólo el interés particular de los ricos; la demagogia, el de los pobres. Ninguno de estos gobiernos piensa en el interés general”.
¿Alguna diferencia con las circunstancias actuales? Me parece que no.