LA CIBERINTELIGENCIA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 28 de febrero de 2024
El portal de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) publicó este martes un reportaje sobre el Centro de Operaciones del Ciberespacio, dependiente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), cuyos objetivos fundamentales son obtener información relevante para estructurar las actividades defensivas orientadas a proteger la infraestructura militar, pero también otras acciones de “ciberinteligencia” e incluso operaciones de “defensa reactiva”, como denominan a las operaciones ofensivas.
“Sin embargo, lo que realmente inquieta al titular de la Sedena, general Luis Crescencio Sandoval, no es un ataque informático que ponga en peligro la seguridad nacional; tampoco es una respuesta a alguna ciberamenaza de algún actor hostil o una respuesta a una ofensiva digital. No. El funcionario quiere saber quién está detrás de una cuenta de Twitter que criticó al gobierno”, agrega el reportaje.
Presuntamente, desde 2016 la citada institución ha invertido cientos de millones de pesos en el Centro de Operaciones del Ciberespacio, unidad que cuenta aproximadamente con 178 efectivos militares asignados, organizada en seis secciones: 1) Monitoreo, 2) Respuesta a Incidentes, 3) Seguridad de la Información, 4) Operaciones, 5) Doctrina y Desarrollo, y 6) Administrativa. “El C.O.C. se encuentra ubicado en el Campo Militar 1-A, en un edificio gris de concreto en forma semicircular. Su sala de operaciones es contigua al Centro Militar de Inteligencia, una agencia militar secreta que ha operado ilegalmente el malware Pegasus durante los gobiernos de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador”, agrega la investigación.
El multicitado Centro lleva a cabo actividades de monitoreo de personas usuarias de redes sociales que hacen publicaciones críticas hacia las Fuerzas Armadas o al gobierno federal, quizás pasando por encima de la Constitución. No solo las vigilan en plataformas digitales: también crean perfiles falsos para obtener más información sobre sus amistades, sus familiares y sus redes de contactos. Además, emplean un software especializado para operar granjas de usuarios simulados (bots) y “ejercer influencia suave sobre la opinión pública”. Hasta aquí el reportaje de R3D.
El espionaje no es nada nuevo en México. Al respecto les invito a ver por Prime Vídeo la excelente serie titulada “Un extraño enemigo”, cuyo principal protagonista es el primer actor Daniel Giménez Cacho, encarnando al finado ex gobernador de Veracruz (1986-1990), Fernando Gutiérrez Barrios, quien, desde la extinta Dirección Federal de Seguridad (en la serie le llaman Dirección Nacional de Seguridad), hasta la titularidad de la Secretaría de Gobernación y durante varios sexenios, confirmó la validez del dicho acuñado hace muchos siglos por José Fouché: “La información es poder”. Gutiérrez Barrios fue la viva representación del espionaje como un valioso recurso para beneficiar a personajes del poder público en nuestro país y beneficiarse de manera personal. Lo tuvimos un tiempo residiendo en Cuernavaca, donde fue el primer director de CAPUFE en sus oficinas trasladadas desde Ciudad de México a la antigua Casa de Piedra, sobre la avenida Plan de Ayala.
Hay quienes usan indistintamente los términos espionaje e inteligencia como si fueran sinónimos, de lo cual surge la confusión acerca de las competencias de un servicio de Inteligencia y genera debate sobre la ética de las unidades de Inteligencia, ya sean de carácter público o privado.
El espionaje es un conjunto de prácticas relacionadas con la obtención encubierta de datos, de información confidencial o de cualquier género de secretos; y la Inteligencia es el proceso de evaluar y transformar los datos e información en conocimiento útil y, este proceso, conlleva un ciclo de inteligencia. Una de las fases de dicho ciclo es obtener información. Y, si bien es verdad que, dentro de esa fase de obtención, se podría encuadrar el espionaje, lo cierto es que para hacer un informe de inteligencia no siempre es necesario recurrir a prácticas relacionadas con el espionaje. De hecho, para realizar los informes de Inteligencia económica que las empresas llevan a cabo, está totalmente prohibido utilizar ese tipo de técnicas.
Conclusión: el espionaje y la inteligencia están divididos por una delgada línea. Y no descarto que quienes sucumbieron ante las tentaciones autoritarias, en el presente están recurriendo a los dos campos para allegarse información comprometedora sobre adversarios y críticos. Luego seguimos con este interesante asunto. Voy a checar mi teléfono y mis computadoras.