LOS MENTADOS DEBATES
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 8 de abril de 2024
Este domingo 8 de abril de 2024 volvimos a ver un debate presidencial plagado de ataques y propuestas enredadas, poco entendibles para el respetable público. Efectivamente: teniendo como escenario la sede del Instituto Nacional Electoral (INE), las candidatas y el candidato a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y Jorge Álvarez Máynez, participaron en el primer debate organizado bajo los auspicios de dicha institución, con el formato propuesto por los partidos políticos involucrados y aceptado por el INE.
Como era de esperarse, Xóchitl Gálvez arremetió en contra de Claudia Sheinbaum, quien es la candidata a vencer. La primera representa a la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por el PAN, PRI, PRD y partidos locales aliados; la segunda va por la alianza partidista de Morena, Partido del Trabajo y Verde; y Álvarez Máynez es abanderado del Partido Movimiento Ciudadano. Xóchitl atacó hasta en 27 ocasiones a Sheinbaum, mientras que ésta medio respondió las embestidas con más señalamientos dirigidos a Gálvez y prefirió mantenerse en sus propuestas.
Desde mi particular punto de vista, y eso que esta candidata no me agrada por ser una copia de López Obrador, no tener vida propia (al menos eso ha proyectado en los años recientes) y ser bastante soberbia, Claudia mostró mayor fortaleza y estar mejor plantada en las propuestas, mientras Xóchitl se proyectó enojada, agresiva y bastante nerviosa. Sobre Álvarez Máynez mejor ni opinar. Pobre cuate: fue metido con calzador a la contienda y en el debate solo le faltó mostrar sus tenis fosfo-fosfo ante las cámaras de televisión. Me hizo recordar a Brutus, el de las caricaturas de Popeye. Se la pasó viendo a la cámara, riendo y luciendo sus dientes recién lustrados por el odontólogo.
Las dos candidatas más competitivas, a pesar de las descalificaciones, presentaron algunas propuestas de gobierno, basándose en los temas propuestos por el Instituto Nacional Electoral. Me parece que hubo propuestas de su parte, sin faltar el discurso impugnativo entre ambas, con el objetivo de agredir, exhibir y reducir al adversario, cosa normal en la política y en este tipo de ejercicios, los cuales, en su mayoría casi siempre pasan inadvertidos para el grueso del electorado. El caudal de propuestas pudo ser comprendido por quienes nos dedicamos a crear opinión pública, pero no por el pueblo bueno y sabio. Lo más claro para los potenciales electores seguramente fueron las propuestas relacionadas con los programas sociales y todo lo concerniente al sector salud, destruido en el sexenio de AMLO.
En estos escenarios el objetivo pudiera ser debatir, pero el objetivo claro es golpear al rival más competitivo para causarle el mayor daño. Fuera máscaras: la política no conoce escrúpulos, ni tampoco el respeto a los rivales. Por eso los debates sirven para medir la capacidad de respuesta y resistencia de cada quien.
¿Pueden estos ejercicios cambiar en forma masiva las preferencias de los electores? Esto es poco probable. Abundan los estudios que confirman el cambio de voto luego de un debate como este o los debates presidenciales, pero es en una magnitud relativamente pequeña. Por otro lado, hay evidencia de que los debates proveen de mayor información a la ciudadanía, por lo cual los electores pueden tomar decisiones con mayor seguridad y fundamento.
Así, lo que los candidatos dicen importa y mucho. Lo que exponen tiene una influencia importante en las percepciones y las opiniones de la audiencia. Por ahora, en las redes sociales abundan los mensajes a favor y en contra de cualquiera de los tres personajes presentes en el debate dominical. Esto es normal, insisto, en una actividad tan inescrupulosa como es la política, donde prevalecen los intereses de grupos dedicados a buscar el poder por el poder.
El segundo debate presidencial se llevará a cabo el domingo 28 de abril.