SEÑALES PELIGROSAS
OPINIÓN
Por Jorge Messeguer Guillén
Lunes 13 de mayo de 2024
Estamos a menos de 20 días de la elección más importante de la historia de nuestra incipiente democracia mexicana, en donde la competencia es entre dos proyectos muy diferentes de nación, entre dos visiones encontradas de país.
Una visión que pretende la restauración de un viejo régimen autoritario, centralista, populista, que hace de la mediocridad una causa, de la mentira una mañanera, que es tanto o más corrupto que los anteriores y lo justifica en el discurso de una supuesta “transformación”, un régimen más inspirado en Cuba, Venezuela o Nicaragua, que ve al futuro volteando al pasado, que reprime la crítica y le molesta la gente exitosa, que le entrega el país a la delincuencia para justificar su discurso populista y de falso redentor, que no ve en el aumento de homicidios sinónimo de violencia, que hace de la educación la doctrina del resentimiento y , la otra visión que defiende nuestro sistema democrático de pesos y contrapesos, que se basa en el respeto a la ley, al estado de derecho, de libertades, de oportunidades de inversión para las empresas, que voltea hacia las energías limpias, que ve a México dentro del esquema global de las naciones y aprovecha las oportunidades que le da el mercado mundial sin perder la esencia y los valores que como nación tenemos las mexicanas y mexicanos, que sabe que a la delincuencia se le combate con todo el peso del estado y que la seguridad es condición indispensable de desarrollo, que la educación es el camino para progresar y única redención posible es a través del trabajo.
El incremento en la demanda de energía ha propiciado que el sistema eléctrico nacional sufra apagones y esté en una condición de alerta máxima. Para decirlo en palabras coloquiales, no hay suficiente energía, no se produce la necesaria, no hay capacidad para generar a energía que el país demanda.
Esto es el resultado de implementar una política energética equivocada; en este sexenio no ha habido nuevas inversiones privadas en plantas de generación, se ha ahuyentado la inversión privada en la generación eléctrica haciendo que, en el año 2023, por primera vez desde 1999, tenga un saldo negativo de 59 millones de dólares. Esto es muy grave.
¿Cómo enfrentar el futuro cuando el gobierno está volteando a esquemas de control del estado que ya demostraron su ineficacia en México y en otros países? No hay manera de que el estado pueda invertir lo necesario para satisfacer la demanda de energía actual y menos para lo que se necesita en el futuro inmediato.
¿Cómo pretender atraer inversiones por la geolocalización de las empresas (nearshoring) si no hay energía limpia que ofrecer?
Las empresas maquiladoras han calculado que las perdidas por cada hora de apagón eléctrico son del orden de 200 millones de dólares; si a esto se le suman las perdidas de las medianas y pequeñas empresas, comercios, restaurantes, vemos que los apagones le pegan directamente a la economía de todo el país. Golpea e esa gente trabajadora y aspiracionista que tanto le molesta a la 4T.
Las condiciones de México son ideales para invertir en la producción de energía eléctrica por medio de la radiación solar, la energía eólica y el hidrógeno; pero para eso se necesita un gobierno con visión de futuro. Un gobierno que se dedique a crear las condiciones de desarrollo con justicia, seguridad, equidad, libertad y democracia.
Los apagones nos remiten necesariamente a lo que pasa en Cuba desde hace varios años; los cubanos sufren cada año apagones hasta en la tercera parte de su territorio producto de las políticas centralistas de la dictadura en que viven.
Tal parece que hacia allá vamos de continuar con la actual política energética de la cuarta transformación, los apagones son una peligrosa llamada de atención.
Deseo que los apagones sean una señal para que las mexicanas y mexicanos en edad de votar, mediten bien su voto y puedan cambiar el rumbo que México ha tomado y así evitar que nos acerquemos a situaciones como las que está sufriendo el pueblo cubano, venezolano o nicaragüense.
El dos de junio es nuestra única oportunidad, aprovechémosla y vayamos a votar por la mejor opción de futuro para nuestros hijos y nietos, lo otro es un suicidio.
PD: ¿Hacia dónde quieres voltear: Dinamarca o Venezuela?