EN SERIO: ¿CLAUDIA YA GANÓ?
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 22 de mayo de 2024
El tema de hoy lo abordé de manera más extensa en la columna del jueves 21 de marzo pasado. Comenté respecto a una secuencia de la película titulada “Focus Maestros del Engaño”, protagonizada por Margot Robbie y Will Smith.
El filme maneja aspectos importantes sobre el lenguaje, verbal y no verbal. Will Smith es el líder de un sofisticado grupo de estafadores, hábiles en la manipulación de los sentidos para hacer caer a sus víctimas. Todo se centra en el número 55.
Will Smith y Margot Robbie, durante un partido de fútbol americano, secundan el juego de un millonario empresario chino colocando grandes cantidades de dinero sobre posibles jugadas.
Manipulado por “Nicky” (nombre de Smith en la película), para continuar con la apuesta, el empresario debe elegir el número de la camiseta de algún jugador y su compañera “Jess” (Robbie) deberá adivinar el número. El jefe de los estafadores está seguro de que su compañera acertará sobre el número que el empresario va a escoger, y así ocurre.
Cuando salen del campo, tras haber desplumado al chino, su acompañante le pregunta, cómo sabía que iba a elegir el número 55, a lo que “Nicky” responde:
“Se lo hemos dicho nosotros, llevamos todo el día diciéndoselo”. Efectivamente. El día del partido el grupo siguió al empresario y manipuló su subconsciente, obligándolo a ver constantemente el número 55: en el elevador, el vestíbulo del hotel, el pin del portero, durante el camino a el estadio, etcétera; ve carteles con ese número, el número de flores del florero de su habitación… una sugestión constante. Él no sabe lo que ve, pero lo está viendo, y de forma continua se va interiorizando en su mente. Hay una vocecita en su cabeza que le dice, es el 55, aunque él cree que es su intuición.
Los mexicanos, a lo largo y ancho del país, llevamos más de dos años escuchando en torno a Claudia Sheinbaum Pardo, candidata presidencial de la coalición Sigamos Haciendo Historia: “”Ella es la buena”, “es Claudia”, “Claudia arrasa en las encuestas”, “ella va a ganar”, “es la que llena las plazas públicas”, “su oponente no levanta”, “tiene todo el dinero del mundo”, “observa su fuerza y arrastre”, “no es candidata de ocurrencias”, “garantiza la continuidad de AMLO”, “es una candidata nacional”, etcétera. Lo anterior, respaldado por toda la fuerza del estado mexicano.
Esto se denomina “narrativa del triunfo”, pero en una competencia electoral sin piso parejo, pues Sheinbaum ya va para tres años de precampaña, precampaña, precampaña, y zas, zas, zas y zas. La campaña propiamente dicha terminará el 29 de mayo, arropada la señora por los gobernadores de los estados donde se para. La propaganda de Claudia Sheinbaum ha sido intensa y estratégicamente distribuida a lo largo del país desde hace más de dos años, mientras su adversaria electoral, Xóchitl Gálvez, apenas arrancó en julio de 2023.
En torno a Claudia se refleja, además del gigantesco uso de recursos públicos, el enorme poder del lenguaje y su influencia en nuestra mente, sin percatarnos. Según los simpatizantes de la 4T, la “narrativa del triunfo” ya decidió por los votantes mexicanos. ¡Y ni siquiera ha llegado el 2 de junio, día de la elección! Vez tras vez se ha repetido la idea, como con el número 55 de la película: “Es Claudia, ya ni pierdas tu tiempo”, “no desperdicies tu voto”. Y el imaginario colectivo dio por sentado, desde hace mucho tiempo, que así deberán ser las cosas.