EL PROTAGONISMO SOBRE EL AGUA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 24 de mayo de 2024
Mientras todos los políticos mexicanos están absortos en la búsqueda de futuros cargos de elección popular para mantener su “modus vivendi”, los desastres ecológicos amenazan con rebasar cualquier posibilidad de respuesta de los gobiernos estatales (si no es que esto ya sucedió), en un país donde “la próxima gran lucha social será contra la privatización de los servicios de agua potable y saneamiento”, según advirtió hace muchos años la canadiense Maude Barlow, ganadora del Premio Nobel Alternativo 2005, que entrega la fundación sueca Right Livelihood. El derecho a ese bien, preveía la activista, será el elemento aglutinador de nuevas luchas contra la cada vez mayor presencia empresarial en ese rubro.
Esta defensora del derecho al agua, junto con Tony Clarke -también acreedor al reconocimiento internacional por su trabajo en favor de los derechos humanos-, escribió el libro “Oro Azul”. Visitó México varias veces para dialogar con las organizaciones no gubernamentales mexicanas que buscan el respeto a esa garantía individual.
Como podemos notar, desde hace décadas se habla de que existe un gran problema de escasez. Sin embargo, hay dos grandes dimensiones cuando se trata este tema. Una de ellas es el derecho humano a acceder a ese servicio, sobre todo cuando hay millones de personas que carecen de él; éste se ha convertido en uno de los más importantes aspectos de los derechos humanos. Y la otra es que se está acabando el agua fresca por varias razones, entre ellas la industrialización, la contaminación, los modelos de agricultura corporativa y la minería; enfrentamos lo que en mi opinión es una de las luchas más grandes.
Y la pregunta de esta lucha es: ¿Quién va a controlar el suministro?
Empero, todo lo antes dicho lo vislumbró en noviembre de 2004 el inolvidable ingeniero Jesús Valle Romero, siendo director general del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca, durante una entrevista con quien esto escribe. Valle no había recibido ningún Nobel, pero tenía perfectamente identificados los problemas de abasto de agua en las principales localidades morelenses, sobre todo en nuestra capital. Siempre sostuvo que sin las inversiones del sector público existía el riesgo de una privatización de los servicios y el agravamiento de la escasez del vital elemento. Y mientras más tiempo pase sin la aplicación de recursos frescos para mejorar la infraestructura hidráulica, más dinero se requerirá en el futuro.
Así las cosas, el Ayuntamiento de Cuernavaca y el SAPAC no quieren discursos, ni más protagonismo, sino dinero para evitar que miles de metros cúbicos de agua se vayan a las cloacas, pudiendo ser distribuidos, con nuevas redes, a colonias que apenas reciben unos cuantos litros al día. Faltan tanques de almacenamiento, muchos kilómetros de tubería y nuevos equipos de bombeo, lo cual no es entendido así por quienes muy pronto ya ni estarán en el Congreso Local, ni en los ayuntamientos, ni en cualquiera de los demás poderes estatales. Todos andan en campaña o ya mero se van.