PRECARISMO MUNICIPAL
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 27 de mayo de 2024
El escenario financiero del Ayuntamiento de Cuernavaca se repite a lo largo y ancho de Morelos. Los municipios se enfrentan a la parálisis con respecto a la creación de nueva infraestructura, simple y sencillamente porque no tienen ingresos suficientes. Y los que existen, están comprometidos para pagar laudos laborales o saldar antiguos adeudos municipales, incluidos los créditos e intereses adquiridos por anteriores administraciones. Se le denomina “deuda histórica”.
Asimismo, los 34 ayuntamientos se sostienen con una dependencia absoluta de los gobiernos federal y estatal, que a su vez también soportan la escasez de recursos. El gobierno de la República ha cancelado centenares de proyectos de desarrollo debido al recorte presupuestal efectuado por la administración obradorista, y las administraciones de los estados enfrentan a su vez la drástica reducción en las participaciones federales.
Este escenario lo advertimos en diciembre de 2021, cuando los 34 presidentes municipales electos se disponían a tomar posesión el primero de enero de 2022. Conforme nos perfilábamos hacia la transición de los gobiernos municipales, se vislumbraban por todos lados los escenarios de precariedad.
Empero, hasta el día de hoy la situación no es tan diferente: los alcaldes siguen aguantando condiciones de empobrecimiento, lo cual afecta el desarrollo económico regional, la seguridad pública, el otorgamiento de servicios, etcétera.
Y es que el desafío no es simplemente recoger la basura, poner gasolina al parque vehicular de las comunas, dotar de agua potable y alcantarillado a las colonias, sino de cómo construir un mejor Morelos hacia el futuro.
Para documentar lo anterior proporcionaré un dato: la deuda de los 34 municipios creció 546 por ciento durante el trienio 2019-2021. Y se les heredó a los actuales ediles. Los pasivos recaen sobre dos principales rubros: préstamos con instituciones financieras y laudos laborales. En este último aspecto (los laudos), dichos pasivos se sitúan en alrededor de mil 100 millones de pesos (conservadoramente hablando).
La gran mayoría de municipios mexicanos tiene una raquítica participación en la realización de obras e infraestructura de beneficio comunitario; la razón fundamental radica en la carencia de recursos financieros, ya que son ingresos derivados en su mayor parte de las participaciones fiscales, que apenas permiten solventar sus estructuras administrativas (obesas en casos concretos), así como otros gastos de operación como puede ser el alumbrado público.
Si bien los ayuntamientos están identificados por la población como instancia efectiva de atención a sus demandas de obras públicas e infraestructura, en la práctica dicho papel corresponde a las dependencias federales y estatales. Desde hace años se ha postergado una profunda reforma constitucional en materia municipal. Y mientras no lleguen las grandes transformaciones, los municipios seguirán padeciendo penurias y riesgos. Pero eso sí: abundan por todos lados cientos de mujeres y hombres que ansían incrustarse en alguna de las administraciones municipales allende las elecciones del próximo domingo 2 de junio. Déjeme decirle a usted que existen cabildos donde los integrantes se embolsan salarios superiores al del presidente López Obrador. Y ahí vienen de nuevo.