SIEMPRE LLEGAN LOS REEMPLAZOS: ISMAEL ZAMBADA
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 25 de julio de 2024
La detención de Ismael “El Mayo” Zambada, fundador y jefe del Cártel de Sinaloa, este jueves, se inserta en el contexto de muchas otras capturas que hemos visto los mexicanos, sin la eliminación de la violencia, sobre todo en determinadas regiones hoy por hoy convertidas en mercados para actividades del crimen organizado, cuya base sigue siendo el narcotráfico.
La importante aprehensión fue lograda en El Paso, Texas, es decir sobre territorio estadounidense, por agentes de la DEA, la agencia antidrogas de los Estados Unidos, la cual llevó a cabo su propia investigación y tras haber ofrecido una recompensa hasta por 15 millones de dólares. Presuntamente, según datos extraoficiales, el capo y Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, se habrían entregado a las autoridades norteamericanas.
VIENEN NUEVOS REACOMODOS DEL CRIMEN ORGANIZADO
Para entender un poco más el reacomodo del crimen organizado, que luego de la detención de “El Mayo” Zambada volverá a ocurrir, es importante recordar que un delincuente potencial viola la ley cuando el beneficio del acto es superior al castigo esperado, mismo que se obtiene multiplicando la severidad del castigo por la probabilidad del mismo.
Así, si la pena por cometer un homicidio es 40 años de prisión y la probabilidad de recibirla es de 20 por ciento, el castigo esperado sería de ocho años, multiplicado por el costo de oportunidad del delincuente. Si el beneficio para un delincuente de matar a una persona es igual o inferior a esa cifra, probablemente no lo cometa.
Pero, ¿qué pasa si, por razones exógenas, el beneficio traspasa ese umbral? Asumiendo como constante la capacidad de castigo en el corto plazo, el delincuente tenderá a cometer el homicidio y otros delincuentes harán lo mismo. Mientras más homicidios ocurran, menor será la probabilidad de que cualquier acto en lo individual sea castigado y, por tanto, el castigo esperado tenderá a disminuir, generando con ello un incremento adicional en el número de homicidios. Retroalimentación pura.
Las detenciones de criminales importantes, como la de este jueves, casi siempre se dan en el contexto de inestabilidad del crimen organizado y la debilidad de las estructuras gubernamentales responsables, ya no digamos de erradicar las células delincuenciales, sino por lo menos controlarlas.
Mucho se presume la disminución en la incidencia de algunos delitos. Pudiera ser cierto, pero lo que la sociedad mexicana sigue percibiendo es un clima de vaivenes en cuanto a la seguridad pública que, desde mi personal punto de vista, se deben al reacomodo de células delincuenciales, tanto del crimen organizado, como de bandas dedicadas a la comisión de delitos del fuero común.
¿Cuándo se resolverá esta situación? Nadie puede responder esa pregunta. ¿La detención de Zambada servirá para algo? La mera verdad, lo dudo.
La desarticulación de cárteles (tal como lo concibe y ejecuta el gobierno mexicano) ha tenido tres efectos indeseados: generó o exacerbó los ciclos de violencia, multiplicó el número de organizaciones criminales y extendió la presencia de éstas sobre nuevas zonas del país.
La desarticulación basada en el descabezamiento de liderazgos no sólo impide la recuperación de espacios públicos buscada, sino que propicia la invasión de nuevos espacios por las organizaciones criminales. Los capos son detenidos o aniquilados después de supuestos trabajos de inteligencia, pero esas acciones generan olas de violencia que pueden durar semanas o meses, y con frecuencia culminan con la escisión del cártel descabezado, propiciándose el nacimiento de nuevas organizaciones.
Ni duda cabe: se cumple el vaticinio externado por Ismael “El Mayo” Zambada durante una entrevista que el capo concedió al brillante periodista Julio Sherer García, publicada el 4 de abril de 2010 en el semanario Proceso. Dijo Zambada:
“El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción. Los soldados rompen puertas y ventanas, penetran en la intimidad de las casas, siembran y esparcen el terror (…) pero siempre llegan los remplazos”.