EL SENTIDO DE COMPROMISO
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 10 de septiembre de 2024
Desde el fin de semana pasado, hasta la mañana de este martes, la información difundida por la inmensa mayoría de medios de comunicación mexicanos se centraba en el debate sobre la reforma al Poder Judicial en el Senado de la República y sobre cuál de los senadores del bloque opositor obsequiará, previa traición, la mayoría calificada a Morena y sus aliados para modificar la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos y eliminar el gran contrapeso al Poder Ejecutivo y Legislativo que desde hace décadas son la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Tribunales de Circuito y los Juzgados Federales de Distrito.
Ese es el objetivo de dicha reforma: concederle al gobierno de la República la potestad plena encima de ministros, magistrados y jueces, no solo en el ámbito federal, sino también en todos los estados. Morelos, pronto lo veremos, no será la excepción. Los magistrados integrantes del Tribunal Superior de Justicia, presidido por Jorge Gamboa Olea, podrían estar gozando el fin de su mejor época. Han disfrutado las mieles del poder y el tráfico de influencias en esa cábala de cuates, compadres y cómplices, donde sus miembros se entienden mediante el lenguaje de una madriguera.
Tocante a la posible traición de un senador del bloque opositor, la mayoría de noticias giraban alrededor del panista veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, sobre quienes pesan expedientes penales abiertos. Hasta el momento de redactar la presente columna, todo apuntaba a que Yunes Márquez sería el tránsfuga, debido a que presuntamente consiguió impunidad y la eliminación de todos los procesos penales en su contra y además los que pesan sobre su padre. Obviamente, el gobierno de López Obrador los amenazó con cárcel si Miguelito no se sumaba a Morena y aliados. Etcétera.
Sin embargo, el objetivo de este artículo no es analizar la degradación de algunos personajes ligados a la política en específico, sino la rápida descomposición del concepto del sentido de compromiso en algunas actividades humanas. Desde luego, el compromiso se extinguió desde hace muchos, muchísimos años en la política, donde son inexistentes los escrúpulos, el honor y la lealtad. Puede que haya excepciones, pero son escasas.
La palabra “compromiso” proviene del latín compromissum, que se compone de cum (junto) y promissus (promesa). Así, el sentido de compromiso es la capacidad de una persona para cumplir con sus obligaciones, promesas o acuerdos, y para actuar de manera acertada para lograr sus objetivos.
El compromiso puede manifestarse en diferentes ámbitos de la vida:
En el trabajo, al cumplir con las tareas asignadas dentro del tiempo estipulado.
En la familia, al planificar y actuar de manera adecuada para sacar adelante la familia.
En los estudios, al cumplir con los compromisos académicos.
En la sociedad, al cumplir con las leyes, cooperar con el desarrollo productivo y colaborar con solidaridad para el beneficio de la comunidad.
En las relaciones de pareja, al apostar por la relación y mantenerla a pesar de los obstáculos.
El compromiso puede promover la camaradería, la confianza y el interés, lo que ayuda a que un grupo se mantenga en marcha por mucho tiempo.
Pero en el bajo mundo de la política el compromiso casi siempre aparece en el bote de la basura, pues las mujeres y hombres que llegan a cargos importantes se olvidan de los compromisos adquiridos frente a los electores. Son defraudadores de la confianza popular cuando se convierten en tránsfugas o traidores y brincan de un partido a otro, como quizás lo haya decidido Yunes Márquez.
Empero, es decepcionante que en el resto de actividades humanas existan quienes incumplen el sentido de compromiso. Hoy en día casi nadie se compromete a nada, siendo fácil pisotear promesas y quebrantar acuerdos. Desde luego, se quebranta además el sentido de responsabilidad. Esto lo vemos con infinidad de servidores públicos acostumbrados a la simulación, solo para mantenerse incrustados en el erario en espera de lucrativas jubilaciones. La simulación es equiparable a la corrupción.
¿Y han notado ustedes, gentiles lectores, cómo se quebranta la confianza entre amigos? Hoy en día es facilísimo traicionar, lo cual surge también por la falta de compromiso. Un ejemplo típico es cuando una persona le cuenta a un supuesto amigo un secreto, que afecta directa o indirectamente a otros. La víctima de la traición entrega al traidor toda su confianza y le solicita guardar cierta cantidad de información confidencial. Pero el traidor, el que carece de sentido de compromiso, propala el secreto. Eso es traición. Hay traición cuando alguien cercano a nosotros quebranta nuestra confianza. Cuando un individuo está lejos y nos ataca, eso son pendejadas. Lo doloroso es la traición.