MENTIRAS HISTÓRICAS
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Viernes 27 de septiembre de 2024
La historia oficial de México, aquella dictada y aprobada desde los órganos de gobierno, materializada con la creación de los Libros de Texto Gratuito y la que registran los autores ligados al régimen en turno, está plagada de mentiras y de medias verdades, que no dejan de ser mentiras, al final.
No son producto de ninguna casualidad, sino engaños premeditados, con propósitos políticos, aunque quizá sí, en algunos casos, de la ignorancia de quienes se han atrevido a publicar aseveraciones sin fundamentos.
Es entendible, no aceptable, pero sí comprensible, que los gobiernos, en cualquier etapa de la historia, busquen que su versión, sus logros, la parte, digámosle, bonita, sea la que prevalezca y trascienda. No pocas veces lo han logrado. Tanto así que hoy se siguen reproduciendo mitos y leyendas sobre héroes y acontecimientos.
El arduo trabajo de los historiadores comprometidos con el hallazgo de la verdad nos ha permitido enterarnos de las falacias que, en buena parte de los casos, tienen por objeto hacernos creer, hablo del pueblo en su conjunto, versiones a modo, que no toman en cuenta otras fuentes. Únicamente las oficiales.
¿Se imagina usted que se llevara a cabo el estudio histórico de lo ocurrido durante estos casi seis años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, solamente con lo expuesto en las conferencias de prensa mañaneras y que, antes de publicarse, tuviera que pasar por los ojos censores de la presidencia, quitando, corrigiendo o matizando para dar su visto bueno?
Repasemos algunas de las mentiras históricas que se harían creer a las nuevas generaciones:
Se nos diría que en el sexenio de AMLO se acabó con la corrupción, el nepotismo y el amiguismo. A pesar de la evidencia de muy jugosas contrataciones sin licitar, facilitadas por los hijos del presidente a sus amigos, de que se sabe de los fraudes en Segalmex, que causaron pérdidas multimillonarias, y se nos aseguraría que “Andy”, hijo del presidente, se ganó a pulso el cargo en Morena.
Claro que el manejo de la pandemia de Covid-19 aparecería como ícono de la responsabilidad y el profesionalismo de Gatell y de Alcocer, que las ochocientas mil defunciones fuera del rango esperado, para ese periodo, se debieron a cualquier otra causa, menos a la negligencia gubernamental y, por supuesto, que los ventiladores y las vacunas producidas por el CONACyT fueron todo un éxito y contribuyeron a salvar miles de vidas. Sabemos bien que todo eso es falso.
También leeríamos que la economía fue tratada mucho mejor que en el neoliberalismo, que el presidente cumplió su palabra de hacerla crecer al cuatro por ciento anual y en el último año al seis, la gasolina no subió de precio, ni tampoco la luz o los productos de la canasta básica. Y, claro, que no endeudó al país, como dicen los números oficiales, en poco más de seis billones de pesos. Cifra con la que rebasó a todos sus antecesores, pero que sería ocultada.
Se diría que la estrategia de los “abrazos y no balazos” funcionó, la gente volvió a vivir en paz y a salir a las calles con tranquilidad y seguridad. Y haber llegado solamente a 200 mil asesinatos dolosos y a 120 mil desaparecidos fue todo un logro, debido a la creación de la Guardia Nacional.
Y, no podría faltar, el que nunca existió militarización en México. Primero, porque el supremo mando siempre fue civil, el presidente y luego la presidenta. Segundo, la administración de aduanas, aeropuertos, construcción o supervisión de obra no fueron una entrega a los altos mandos de la milicia, sino su altruista contribución al desarrollo y la estabilidad nacionales.
Y para iniciados:
Ya entrados en mentiras históricas, las manifestaciones y protestas violentas del día de ayer, no se justifican, pero sí se comprende que son producto de la andanada de falsedades, demagogias y manipulaciones de las que se dieron cuenta los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa. Pero no solo ellos, sino los actuales estudiantes, sus profesores, los abogados que los apoyan, las organizaciones civiles defensoras de Derechos Humanos, estudiantes de otras instituciones educativas, públicas y privadas, y hasta la comunidad internacional. Pero, no pasa nada, diría AMLO. Él se va contento y con la conciencia tranquila.
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