LA VIOLENCIA EXTREMA EN MÉXICO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 1 de octubre de 2024
Margarita González Saravia ya es gobernadora constitucional de Morelos. Y Claudia Sheinbaum Pardo también comenzó a fungir, en el primer minuto de este 1 de octubre, como presidenta de los Estados Unidos Mexicanos. Más allá de ser las primeras mujeres en tan complicados cargos, ambas enfrentarán enormes desafíos. Me parece que el tema de la inseguridad pública y la violencia extrema se colocará en el primer sitio de sus prioridades.
Y es que el rostro de la violencia extrema en México es complejo y tiene múltiples dimensiones, reflejando problemas profundos en diferentes esferas del país. Morelos no es ninguna ínsula separada del resto de la República, donde, de alguna forma u otra, se padecen algunos de los factores de la violencia extrema, siendo su rostro el siguiente.
Crimen organizado y narcotráfico
El narcotráfico sigue siendo una de las principales fuentes de violencia extrema en México. Carteles como el Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y otros han diversificado sus actividades, involucrándose no solo en el tráfico de drogas, sino también en la extorsión, secuestros, tráfico de personas, y minería ilegal. Las disputas entre estos grupos por territorios estratégicos han generado altos niveles de homicidios y actos de brutalidad.
Homicidios
México ha registrado tasas alarmantes de homicidios, muchos de ellos relacionados con el crimen organizado. Según datos oficiales, más de 30,000 personas son asesinadas anualmente, y muchos de estos asesinatos muestran niveles extremos de violencia, como decapitaciones o tortura. Las víctimas a menudo incluyen no solo miembros de bandas rivales, sino también personas inocentes atrapadas en la violencia.
Feminicidios
La violencia de género, especialmente el feminicidio, es una forma devastadora de violencia extrema en México. Se estima que cada día son asesinadas al menos 10 mujeres. Estos crímenes, motivados por razones de género, han generado protestas masivas y han puesto en evidencia la incapacidad del sistema judicial para proteger a las mujeres y castigar a los agresores.
Desapariciones forzadas
México enfrenta una crisis de desapariciones forzadas, muchas veces vinculadas al crimen organizado y, en algunos casos, con la complicidad o participación de fuerzas de seguridad. Según informes recientes, más de 100,000 personas han desaparecido en México en las últimas décadas, dejando un impacto profundo en las familias y comunidades afectadas.
Violencia contra periodistas y activistas
El periodismo en México es una profesión extremadamente peligrosa, especialmente para aquellos que cubren temas relacionados con el narcotráfico, corrupción y derechos humanos. México es uno de los países más peligrosos para los periodistas, y los asesinatos de comunicadores y activistas han aumentado en los últimos años. Esta violencia busca silenciar voces que exponen los abusos de poder.
Violencia institucional
La violencia institucional se manifiesta en abusos cometidos por fuerzas de seguridad, como la policía y el ejército. Ejecuciones extrajudiciales, torturas y el uso excesivo de la fuerza son problemas persistentes. Además, la corrupción y la impunidad en las instituciones de justicia han agravado esta forma de violencia.
Impunidad
La impunidad es un componente central en la perpetuación de la violencia extrema en México. A pesar del número elevado de homicidios y otros delitos graves, solo una pequeña fracción de los crímenes se resuelve o se procesa judicialmente. Esta falta de justicia refuerza la sensación de vulnerabilidad y el ciclo de violencia.
Pobreza y desigualdad
Aunque no es una causa directa de la violencia extrema, la pobreza y la desigualdad juegan un papel importante en su perpetuación. En muchas áreas rurales y urbanas, las oportunidades económicas son limitadas, lo que lleva a jóvenes a involucrarse en actividades delictivas como medio de subsistencia.
El rostro de la violencia extrema en México, entonces, es multifacético, involucrando el crimen organizado, violencia de género, represión estatal y la falta de justicia para las víctimas. La situación plantea un desafío complejo que requiere reformas profundas en áreas como seguridad, justicia y desarrollo social para mitigar la violencia que afecta al país.
A nivel nacional, Claudia Sheinbaum Pardo se colocará al frente de la estrategia contra el crimen organizado teniendo como vértice a las fuerzas armadas, aunque cabe subrayar que la militarización de la seguridad pública comenzó hace varios lustros. Ya se verá cómo el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Omar García Harfuch, actúa frente al mando férreo de las Secretarías de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina Armada de México.
Y en Morelos, la gobernadora Margarita González Saravia ha depositado su confianza en Miguel Ángel Urrutia Lozano, quien laboró también en la SSPC federal, para dirigir la renaciente Secretaría de Seguridad Pública de Morelos. Este martes habrá anuncios importantes sobre la materia. Así que estaremos atentos a los acontecimientos y después diremos.