INSEGURIDAD EN MORELOS: EL IMPACTO EN SU IMAGEN Y EL RETO DE RECUPERAR LA CONFIANZA
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Sábado 19 de octubre de 2024
La inseguridad latente en Morelos ha tenido un impacto considerable en la imagen del estado, afectando tanto a su reputación interna como externa. A lo largo de los últimos años, Morelos ha enfrentado diversos problemas relacionados con la violencia, el crimen organizado y el aumento de delitos graves, lo que ha dañado la percepción general del estado en varios aspectos clave.
La problemática, sin embargo, no es nueva. A la gobernadora Margarita González Saravia le correspondió recibir la gravísima crisis de seguridad, que comenzó a gestarse de manera más notoria a mediados de la década del 2000, coincidiendo con el auge de la violencia relacionada con el crimen organizado en México.
Aunque el estado ya había experimentado algunos problemas de seguridad antes, fue a partir de 2006 —en el contexto del lanzamiento de la guerra contra el narcotráfico por el entonces presidente Felipe Calderón- cuando grupos delictivos como el Cártel de los Beltrán Leyva se arraigaron en la entidad morelense. El día en que fue abatido Arturo “El Barbas” Beltrán Leyva en Cuernavaca, el 16 de diciembre de 2009, vecinos suyos en el condominio Altitude de la colonia Lomas de la Selva, lo identificaban como Don Darío. Llevaba una vida tranquila, hasta que llegó el operativo de la Marina Armada de México. El crimen organizado de aquella época, se desorganizó y empezaron a surgir células delictivas que, a la postre, condujeron al flagelo de la actualidad. Del narcotráfico, los grupos (se calcula que hay nueve más o menos importantes) iniciaron operaciones sobre otras vertientes del crimen organizado.
A lo largo de las siguientes administraciones estatales, Morelos continuó enfrentando altos índices de homicidios, secuestros y extorsiones.
La inseguridad latente en Morelos ha tenido un impacto considerable en la imagen del estado, afectando tanto a su reputación interna como externa. A lo largo de los últimos años, Morelos ha enfrentado diversos problemas relacionados con la violencia, el crimen organizado y el aumento de delitos graves, lo que ha dañado la percepción general del estado en varios aspectos clave. Les explico, gentiles lectores.
Morelos, conocido por sus destinos turísticos como Cuernavaca, Tepoztlán y sus famosos balnearios, ha sido habitualmente un imán para los turistas que buscan relajarse y disfrutar de su clima y paisajes. Sin embargo, el aumento en la percepción de inseguridad ha reducido la afluencia de visitantes, ya que muchos turistas se sienten preocupados por su seguridad al viajar al estado. Los informes mediáticos sobre violencia, secuestros y homicidios han contribuido a generar una imagen negativa del estado como destino turístico. Esto no solo afecta a los hoteles y negocios locales, sino que también perjudica la economía general del estado, que depende en buena medida del turismo.
La percepción de inseguridad también ha tenido un impacto directo en la inversión privada en el estado. Las empresas, tanto nacionales como extranjeras, pueden mostrar reticencia a invertir en áreas donde el crimen organizado tiene una presencia significativa o donde la violencia y la extorsión son una amenaza constante para las operaciones comerciales. En un entorno de inseguridad, los costos de operación aumentan, ya que las empresas deben invertir en seguridad privada, seguros y otras medidas para proteger tanto a su parentela, como a sus trabajadores y plantas productivas.
Esto ha menguado el crecimiento económico en Morelos, dificultando la atracción de nuevos proyectos e inversiones que podrían generar empleos y mejorar las condiciones de vida. Además, el temor a ser víctima de delitos como el secuestro o la extorsión ha llevado a algunos empresarios locales a cerrar o trasladar sus negocios a otros estados con una percepción de mayo.
La seguridad pública es un tema central en la percepción del desempeño de cualquier gobierno. En el caso de Morelos, las autoridades siempre han enfrentado duras críticas por no abordar de manera efectiva el problema de la inseguridad. Esa es la percepción del ciudadano común. Tanto el gobierno actual, encabezado por Margarita González Saravia, como las administraciones anteriores, han sido objeto de cuestionamientos sobre su capacidad para restablecer el orden y garantizar la seguridad de la población.
La incapacidad para reducir los índices de criminalidad ha generado una imagen de fragilidad institucional y ha disminuido la confianza de los ciudadanos en las autoridades locales y estatales. Esto se traduce en una pérdida de legitimidad para el gobierno y en una mayor desconfianza hacia la capacidad de las fuerzas de seguridad. Todo el sistema de seguridad pública sufre los embates de los diferentes flagelos.
La inseguridad también afecta directamente la calidad de vida de los habitantes de Morelos. Muchas familias viven con el miedo constante de ser víctimas de delitos violentos o de que sus propiedades sean atacadas. Este ambiente de temor genera estrés y ansiedad en la población, lo que afecta su bienestar emocional y su vida cotidiana. Esto lo demuestran encuestas del INEGI.
En algunos casos, el miedo a la inseguridad ha llevado a un fenómeno de migración interna, en el que familias o individuos buscan trasladarse a otros estados que consideran más seguros. Esto puede tener un efecto negativo en la cohesión social y en la comunidad, ya que las personas abandonan sus hogares en busca de lugares donde sentirse seguros.
Aunque la situación de seguridad en Morelos ha sido crítica, el gobierno actual ha comenzado a implementar políticas para mejorar las condiciones. Margarita González Saravia, como la primera mujer gobernadora del estado, ha enfatizado la importancia de la seguridad pública en su agenda, e impulsado reformas y estrategias para fortalecer las capacidades de las fuerzas del orden y mejorar la coordinación con el gobierno federal en la lucha contra el crimen.
Sin embargo, los resultados de estas políticas aún están por evaluarse plenamente. Si bien algunos esfuerzos han logrado pequeños avances, la percepción pública de inseguridad sigue siendo alta, y muchos ciudadanos consideran que todavía no se ha logrado un cambio significativo. La recuperación de la imagen de Morelos como un estado seguro dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno para demostrar resultados tangibles en la reducción de los delitos y la mejora en la seguridad cotidiana.
En concreto, la inseguridad en Morelos ha tenido un impacto profundo y duradero en la imagen del estado. Desde el turismo y la inversión hasta la calidad de vida de sus ciudadanos, la violencia y el crimen han erosionado la confianza en las instituciones y afectado la percepción de estabilidad y seguridad en el estado.