La reforma al Poder Judicial: ¿Un distractor de los problemas reales de México?
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 22 de octubre de 2024
El intenso enfoque en la reforma al Poder Judicial en México corre el riesgo de actuar como un distractor, desviando la atención de problemas más urgentes y cotidianos que afecta a la mayoría de los mexicanos, como la seguridad, el empleo, la salud y la educación.
Aunque el debate sobre la justicia es importante, es esencial que no se convierta en el único tema en la agenda pública, ya que la población espera soluciones a los desafíos que impactan directamente su calidad de vida. Un equilibrio es necesario para atender tanto las reformas estructurales como los problemas.
Es comprensible la preocupación de que el enfoque intenso sobre la reforma al Poder Judicial pueda estar funcionando para desviar la atención. Este fenómeno no es nuevo en la política: a menudo, debates intensos sobre reformas estructurales o asuntos de alto perfil político pueden confundir al público y desorientarlo respecto a sus verdaderas necesidades. El problema se grava ante la saturación de los medios sobre la reforma al Poder Judicial, soslayando temas urgentes, inmediatos y palpables, como la seguridad, el empleo, la salud y la educación.
El riesgo de usar debates como el de la reforma al Poder Judicial como distractor radica en que cuestiones esenciales para la vida diaria de millones de mexicanos queden postergadas o minimizadas en el discurso público. La discusión sobre la justicia y la independencia judicial es ciertamente importante, pero si absorbe todo el espacio de atención pública, se corre el peligro de que las soluciones a los problemas cotidianos se retrasen aún más.
Además, cuando ciertos temas se vuelven el centro del debate, especialmente si están altamente politizados, pueden generar una narrativa polarizada que favorezca la división, en lugar de generar soluciones concretas. En este contexto, algunos sectores de la sociedad podrían percibir que las élites políticas están más interesadas en pelear por el control de las instituciones que en resolver problemas que afectan directamente a los ciudadanos, como el costo de la vida, la inseguridad, la calidad de vida y el otorgamiento de los servicios públicos, como sucede en decenas de municipios mexicanos.
Al mismo tiempo, la percepción de que ciertos debates son utilizados como distractores puede erosionar la confianza de los ciudadanos en las instituciones y en la clase política. Si los temas que preocupan a la población no son tratados con la urgencia que merecen, el desencanto y la frustración en el nuevo gobierno se intensificará a corto plazo.