SHEINBAUM: MÁS ESTRUCTURADA EN LAS MAÑANERAS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 24 de octubre de 2024
La presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido una presencia significativa en las conferencias de prensa en el Palacio Nacional, continuando con el formato de comunicación instaurado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, a escasos días de haber iniciado la administración, no se ha percibido una “sobreexposición” de la misma magnitud, ya que Sheinbaum ha adoptado un estilo de comunicación que, si bien es frecuente, tiende a centrarse en la presentación de datos y programas específicos, además de la promoción de políticas públicas y la intervención de funcionarios específicos.
La frecuencia de sus apariciones públicas es más moderada que la de López Obrador, y ha buscado equilibrar las conferencias con otras formas de comunicación y presencia en eventos clave. La sobreexposición, a futuro, podría depender del enfoque de los medios y de cómo el público percibió el valor informativo de las conferencias.
Hasta el momento, en las apariciones diarias de Claudia Sheinbaum ha predominado un equilibrio entre la cantidad de episodios y el contenido que se aborda en ellos. Aunque las conferencias de prensa han sido frecuentes, no alcanzan la misma intensidad que durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador. En cuanto a la calidad del contenido, Sheinbaum ha priorizado temas específicos como la política social, la educación, la seguridad y la infraestructura, abordando de manera más técnica y puntual los programas de gobierno, comparado con la narrativa más generalista y política de su antecesor.
Dicho esto, algunas críticas se han enfocado en que, a pesar de la frecuencia de las conferencias, ciertos temas de gran relevancia, como la seguridad, a veces carecen de profundidad en la discusión o de soluciones claras. Por otro lado, se ha valorado su enfoque en datos duros y en la exposición de planos detallados, lo que resalta una comunicación más técnica.
En resumen, Sheinbaum ha intentado mantener un contenido enfocado en las políticas prioritarias, pero con el reto de lograr siempre un nivel de profundidad que responda a las expectativas de los diferentes sectores.
En general, Claudia Sheinbaum ha sido percibida como una figura que maneja sus conferencias y apariciones públicas con una agenda más programada y estructurada, en contraste con el estilo de Andrés Manuel López Obrador, quien era conocido por sus “mañaneras” donde frecuentemente presentaba temas de manera más espontánea, es decir, muchas ocurrencias.
Sheinbaum ha mostrado inclinación hacia un enfoque más técnico y centrado en la presentación de políticas públicas y resultados concretos. Sus apariciones están más alineadas con agendas previamente establecidas, donde se abordan temas específicos. También ha sido más disciplinada en cuanto al manejo de datos, evidencias y programas detallados, lo que da la sensación de una mayor planificación.
López Obrador con frecuencia se desviaba de los temas centrales para comentar sobre asuntos coyunturales o responder a los medios de una manera más directa y sin tanto filtro. Esto a veces daba lugar a lo que muchos llamaban “ocurrencias”. Este contraste en estilos ha influido en cómo son percibidos. Sheinbaum es vista como más metódica y técnica, mientras que López Obrador proyectaba una imagen más cercana y directa, pero a veces más cargada a la comedia.
¿SE VICTIMIZARÁ COMO LO HACÍA AMLO UN DÍA SÍ Y OTRO TAMBIÉN?
Es poco probable que Claudia Sheinbaum adopte el mismo enfoque de victimización que Andrés Manuel López Obrador, quien frecuentemente utilizaba esa narrativa como parte de su estrategia política. López Obrador solía posicionarse como un presidente que luchaba contra las élites, los medios de comunicación y los sectores conservadores, lo que le permitía movilizar apoyo popular en torno a una visión de enfrentamiento constante con grupos de poder. Su estilo retórico incluía el uso de la figura de “víctima” como una herramienta para reafirmar su imagen de líder que combatía por el pueblo frente a una oposición hostil.
En cambio, Sheinbaum ha mostrado hasta ahora un enfoque más institucional y técnico, centrado en las políticas públicas y en el cumplimiento de sus objetivos de gobierno. Su estilo es menos beligerante y se basa más en la presentación de resultados y la implementación de programas. Si bien ha defendido su gestión ante críticas, no ha recurrido con la misma frecuencia al papel de víctima o a una narrativa de “ellos contra nosotros” tan pronunciado por AMLO.
Sin embargo, en política, la estrategia puede adaptarse según las circunstancias. Si Sheinbaum enfrentara una presión política intensa o situaciones críticas, podría intentar utilizar algún grado de victimización, pero hasta el momento su estilo ha sido más enfocado en proyectar liderazgo técnico y capacidad de gestión, sin caer en excesos de confrontación o victimización.