TRANSICIONES POLÍTICAS Y REACOMODOS DEL CRIMEN ORGANIZADO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 28 de octubre de 2024
El cambio de gobierno en México, especialmente cuando implica una alternancia significativa, suele crear momentos de inestabilidad que pueden ser aprovechados por el crimen organizado. Esto lo hemos constatado en cada cambio sexenal, desde la entronización de Miguel de la Madrid Hurtado en 1982, hasta la sustitución de López Obrador por Claudia Sheinbaum Pardo el pasado 1 de octubre. Casi siempre hubo incrementos en la incidencia delictiva, acentuada sobre ciertas regiones del país. Le explico, amable lector.
Los grupos criminales, muy atentos a la dinámica política, buscan brechas en la seguridad y debilidades en la nueva administración para afianzar o expandir su control en zonas estratégicas. Esta situación no solo ocurre en los niveles federales, sino que también se observa en estados y municipios, como hemos visto en ciertas regiones del país, incluido Morelos.
Casi en todos los cambios de gobierno hubo reestructuración y ajustes en los cuerpos de seguridad, tal como los estamos observando a nivel nacional y en todos los estados donde cambiaron de gobernadores (as). Es el caso de Morelos. Los cambios de liderazgo en los cuerpos de policía y en las Fiscalías Generales de Justicia hacen que las prioridades o estrategias de seguridad se ajusten. Respecto a nuestra entidad, el problema se acentúa debido al enfrentamiento del Poder Ejecutivo con el titular de la Fiscalía, Uriel Carmona Gándara. Estos ajustes podrían crear una pausa temporal en la acción o menor coordinación interinstitucional, lo cual es asumido por los grupos criminales como una oportunidad para actuar con menos restricciones. Existen vacíos de poder.
Con cada cambio de gobierno, muchos funcionarios de alto nivel en temas de seguridad suelen ser sustituidos. Así acaba de suceder en ámbitos de la ahora extinta Comisión Estatal de Seguridad, hoy denominada Secretaría de Seguridad y Auxilio Ciudadano, a cargo del abogado Miguel Ángel Urrutia Lozano. Esta rotación provoca un “aprendizaje en el cargo” que puede demorar la efectividad de las estrategias implementadas, generando espacios de operación más accesibles para el crimen organizado. Hoy por hoy, Urrutia Lozano y allegados están en ese proceso de aprendizaje e implementación de nuevos mecanismos de información criminológica e investigación.
Los grupos criminales suelen percibir que, al inicio de una nueva administración, los esfuerzos se centran en la organización interna y en establecer lazos con actores clave, antes de emprender acciones agresivas en su contra. Esto les da una “ventaja temporal”.
Un cambio de gobierno trae también un cambio en la visión de los problemas de seguridad. Si el enfoque cambia, puede que se descuiden temporalmente algunas áreas o delitos específicos, como el narcotráfico, extorsiones o robos, donde los grupos criminales encuentren espacio para crecer. Insisto: nunca se reduce la incidencia delictiva. Siempre va en aumento.
Este fenómeno es particularmente preocupante en regiones donde la presencia de grupos criminales ya es fuerte, como en Morelos. Y el reciente cambio sexenal se está ejecutando en condiciones económicas exiguas, sin disponer aún del Presupuesto de Egresos 2025, debatido y aprobado por el Congreso local. El gobierno de nuestro estado, nunca como hoy, enfrenta una de las peores crisis financieras de que se tenga memoria. Para que un sistema integral de seguridad pública opere de manera eficaz se necesita mucho, muchísimo dinero.