EL TEJIDO SOCIAL Y LA BÚSQUEDA DE PAZ
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 28 de octubre de 2024
El viernes de la semana anterior, la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, firmó el denominado “Pacto por la paz y la convivencia”, junto con representantes de asociaciones y agrupaciones religiosas con presencia en nuestra entidad. Los ejes de dicho pacto son, entre otros, erradicar la corrupción, garantizar respeto y promoción de los derechos humanos, regenerar la ética de la sociedad, fomentar la construcción de la paz, promover la tolerancia religiosa y contribuir a la recuperación del tejido social.
El acto se desarrolló en el Centro Cultural Teopanzolco, donde se indicó que este es el primer paso hacia la conformación de un Consejo para la Reconstrucción de la Paz, del cual emanará el Plan de Reconstrucción de Paz, con estrategias para la recuperación del tejido social. El objetivo fundamental de todo esto, que en teoría suena excelente, será el bienestar del pueblo de Morelos.
Pero ¿qué es el tejido social y cuál es su relevancia en un contexto, el de nuestra entidad federativa, tan vulnerado por la recurrente presencia del crimen organizado? Es importante subrayar, estimados lectores, que la descomposición del tejido social inició en las postrimerías de los años noventa. En otro artículo me referiré ampliamente a cada época histórica.
EL TEJIDO SOCIAL Y LOS OBJETIVOS DE LA GOBERNADORA MGS
El tejido social está compuesto por todos los individuos, grupos y organizaciones que interactúan dentro de una comunidad, incluyendo familias, vecinos, asociaciones civiles, escuelas, empresas, grupos religiosos y el gobierno. Cada uno de estos actores tiene un rol importante, ya que contribuye a la cohesión y al sentido de pertenencia.
Todos son fundamentales porque el tejido social fuerte fomenta la colaboración, la empatía y el apoyo mutuo, lo que contribuye a la estabilidad y el bienestar de la sociedad. Cuando el tejido social es sólido, las comunidades son más resilientes ante la violencia, el crimen y otros desafíos.
Un tejido social más cohesionado puede ser una herramienta poderosa para combatir al crimen organizado.
La cohesión social fortalece los lazos de confianza y colaboración entre los ciudadanos, lo cual dificulta que el crimen organizado se infiltre o aproveche de las vulnerabilidades de una comunidad. Además, una comunidad unida tiende a ser más proactiva en denunciar actividades ilícitas, cuidarse entre sus miembros y colaborar con las autoridades, generando un entorno menos propicio para el arraigo del crimen organizado.
Cuando hay programas de apoyo, oportunidades económicas, acceso a educación y un enfoque en la salud mental, es menos probable que los jóvenes, quienes suelen ser el objetivo de reclutamiento de esos grupos, consideren al crimen como una alternativa. Por eso, fortalecer el tejido social no solo ayuda a combatir los síntomas de la inseguridad, sino que ataca las causas profundas que permiten el crecimiento del crimen organizado.
¿QUÉ SE DEBE HACER EN MORELOS?
Aquí debo hacer hincapié en que, hasta ahora, la gobernadora Margarita González Saravia ha sido quien se ha colocado al frente de las más importantes políticas públicas, la mayoría precisamente vinculadas a la reconstrucción del tejido social. Pero me parece que todos los miembros del gabinete legal y el gabinete ampliado, operando en un gobierno trasversal, deben tener como su prioridad participar en las respectivas estrategias. Me parece, además, que a la Secretaría de Seguridad y Auxilio Ciudadano le corresponde una gran parte de la responsabilidad, quizás a través de un ámbito fortalecido en lo concerniente a la prevención del delito y la participación social. DEBE SER UNA ESTRUCTURA TORAL en la institución.
Para contribuir a la reconstrucción del tejido social y reducir la inseguridad en Morelos, Margarita González Saravia podría implementar un enfoque integral y multidimensional que contemple, por ejemplo, la inversión en programas que fortalezcan la cohesión social, como el desarrollo de espacios públicos seguros y accesibles, centros comunitarios y programas de deporte, arte y cultura para jóvenes en situación de riesgo. El acceso a actividades que promuevan el sentido de pertenencia podría alejar a la juventud de actividades ilícitas y fortalecer el vínculo entre comunidades. Obvio, debe ser obligatoria la contribución de todos los ayuntamientos, con áreas de prevención de delitos y participación social.
Asimismo, crear políticas que impulsen la economía local mediante microcréditos, capacitaciones y la promoción de cooperativas en comunidades vulnerables. Apoyar a los pequeños y medianos negocios para que puedan ofrecer empleos y oportunidades de crecimiento a la población es crucial para reducir el interés en actividades delictivas.
Con el apoyo federal en la creación de más preparatorias y escuelas técnicas, podría promoverse una educación de calidad y accesible. Además, integrar programas de educación emocional y formación en habilidades para la vida dentro de las instituciones educativas contribuiría a prevenir la violencia desde la formación escolar. URGE QUE EL IBEM DISEÑE LAS POLÍTICAS SOBRE LA MATERIA.
Dado el contexto de violencia y estrés que enfrentan muchas comunidades, implementar centros de apoyo psicológico y programas de salud mental en colaboración con organizaciones especializadas sería clave. Estas iniciativas podrían ayudar a mitigar el impacto del trauma y fortalecer la resiliencia en las comunidades. He aquí una gran tarea para las Secretarías de la Mujer y de Bienestar.
Más para la institución a cargo de Miguel Ángel Urrutia Lozano: establecer unidades de policía comunitaria bien capacitadas y fomentar la participación ciudadana en la prevención del crimen permitiría a las comunidades cooperar en la vigilancia y en la prevención de la violencia. Además, incentivar el diálogo y la mediación de conflictos a nivel local con el apoyo de líderes comunitarios podría mejorar la percepción de seguridad. Esto debe ser responsabilidad, también, de la Secretaría de Gobierno a cargo de Juan Salgado Brito.
Abordar la violencia de género como un problema central, ya que afecta profundamente el tejido social. Programas de concientización, protección a las víctimas y centros de ayuda especializados pueden mejorar la seguridad de las mujeres y generar un ambiente más seguro para todas las personas en la comunidad.
Iniciar campañas en medios de comunicación, escuelas y espacios públicos para fomentar valores de respeto, solidaridad y colaboración. Esta estrategia, que puede ser apoyada por figuras y líderes locales, ayuda a crear una cultura de paz y corresponsabilidad en la población. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA DEBEN COLABORAR.
Conclusión: llevamos décadas escuchando hablar sobre la descomposición del tejido social y la necesidad de reconstruirlo, mientras frente a nosotros ha crecido el crimen organizado de manera sumamente grave. Han sido muchos años de connivencia entre autoridades corruptas y los grupos delictivos.
Además, ya llegó el tiempo en que la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, debe cumplir sus promesas de apoyo a la gobernadora González Saravia, pues para conseguir realmente la reconstrucción del tejido social se requiere mucho, muchísimo dinero.