Elección de dirigentes en Morena-Morelos: ¿Un paso hacia la unidad o la fragmentación?
LA CRÓNICA DE MORELOS. Lunes 28 de octubre de 2024.
La elección de la nueva dirigencia de Morena en Morelos representa un desafío crucial para la unidad y fortaleza del partido en un momento clave para el estado. Con diversas facciones internas y liderazgos que buscan consolidar su influencia, el proceso de elección enfrenta el riesgo de derivar en divisiones que debiliten la cohesión y el enfoque estratégico de Morena en esta región de la República.
Aquí van algunos escenarios posibles si Morena no logra una elección cohesionada y sin conflictos entre Raúl Tadeo Nava y Carmelo Enríquez Rosado.
Un proceso de elección dividido proyectará una imagen de inestabilidad que afecte la percepción de Morena en el electorado. Esto podría disminuir el apoyo popular, especialmente si los conflictos se exponen públicamente, generando dudas sobre la capacidad del partido para liderar de manera unida.
Los conflictos internos podrían restar enfoque y recursos al trabajo de gobierno, ya que la atención se volcaría hacia la resolución de disputas internas en lugar de atender las necesidades y compromisos del partido. Esto puede afectar el cumplimiento de promesas y expectativas, como se ha mencionado que podría suceder en el caso de Morelos.
En caso de que el conflicto escale, algunos grupos dentro de Morena podrían alienarse y formar facciones, debilitando su base de apoyo. Esto derivará en un proceso de fraccionamiento del voto en futuras elecciones, afectando la solidez del partido en el estado.
La oposición aprovechará la falta de cohesión para construir narrativas en torno a la inestabilidad de Morena y presentarse como una alternativa unida y preparada, algo que podría repercutir en la imagen del partido en el estado de Morelos y en otros puntos del país.
Ante la falta de consenso, es posible que la dirigencia nacional decida intervenir para mantener la cohesión y orientar la elección hacia un proceso que mantenga la unidad. Aunque esta medida solventará el conflicto, también existe el riesgo de que algunos miembros perciban la intervención como imposición, lo que podría aumentar las divisiones.
Estos escenarios dependerán en gran medida de cómo Morena gestione los procesos de consenso y negociación en torno a Raúl Tadeo Nava y Carmelo Enríquez Rosado. La respuesta de la dirigencia nacional y de las bases locales será crucial para minimizar cualquier efecto adverso.
IMPACTO EN EL GOBIERNO ESTATAL
Si surgiera un conflicto en la elección de los nuevos dirigentes de Morena, la gobernadora Margarita González Saravia, quien ha trabajado en construir una imagen de reconciliación y neutralidad, se verá impactada de varias maneras.
Al haber mantenido un perfil alejado de las disputas internas, un conflicto prolongado podría ejercer presión sobre ella para que tome una posición, algo que pudiese contradecir su estilo de gobernanza y exponerla a críticas de parcialidad. Este riesgo aumenta si las facciones internas intentan vincular su gobierno a uno de los prospectos, esperando respaldo o simpatía.
Su imagen de neutralidad y conciliación podría verse afectada si los conflictos internos derivan en críticas o ataques hacia su administración, aunque sean indirectos. Los simpatizantes podrían cuestionar su liderazgo si perciben que no logra mantener cohesión en su propio partido, a pesar de sus esfuerzos por mantenerse al margen.
Un Morena dividido dificultará la gestión y aprobación de proyectos clave, especialmente si algunos legisladores o actores locales deciden actuar según sus lealtades internas. Esto ralentizará iniciativas gubernamentales y, al final, afectar la percepción de su gobierno como uno eficiente y con capacidad de gestión.
Si la gobernadora es vista como parte de un grupo en particular, podría surgir descontento en las filas del partido, y facciones descontentas podrían optar por obstruir sus proyectos. Esto generará tensiones y complicará la gobernabilidad en Morelos, ya que los actores de Morena en el Congreso podrían no respaldar de manera unánime sus iniciativas.
Alternativamente, un manejo cuidadoso del conflicto podría permitirle reforzar su imagen de figura reconciliadora. Si González Saravia actúa como mediadora neutral y mantiene una postura de distanciamiento equilibrado, podría fortalecer su perfil conciliador, resaltando su compromiso con la estabilidad del estado por encima de intereses partidistas.
Para González Saravia, el reto estará en cómo gestiona este escenario sin verse arrastrada por la pugna, ya que su habilidad para mantener el enfoque en su administración y mantenerse neutral será crucial para proteger su imagen y gobernabilidad.
Cabe subrayar que existe la posibilidad de que el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena intervenga si las tensiones entre los prospectos Raúl Tadeo Nava y Carmelo Enríquez Rosado no logran resolverse de manera consensuada. Este tipo de intervención es una estrategia que Morena ha utilizado en el pasado cuando enfrenta divisiones internas que amenazan su cohesión y estabilidad a nivel local o estatal.
No puede dejarse de mencionar que Ulises Bravo Molina, hermano del exgobernador Cuauhtémoc Blanco, ha sido factor de división en lugar de uno de unificación dentro de Morena en Morelos. La influencia que Bravo Molina ha ejercido en la política de Morelos, en parte debido a su relación familiar con el exgobernador, ha generado acusaciones de nepotismo y favoritismo. Esta percepción dividió a los miembros del partido y a los simpatizantes, especialmente al considerar que su poder provino más de sus lazos familiares que de su mérito político, algo que provocó resentimiento en algunos sectores de Morena y en el ámbito político estatal.
Sin embargo, también es necesario hacer referencia al hecho de que Carmelo Enríquez Rosado esté vinculado en lo personal a la gobernadora Margarita González Saravia, lo cual añade una dimensión compleja a su candidatura para presidir Morena en Morelos.
Tener al esposo de la gobernadora como posible dirigente de Morena levantará suspicacias sobre un conflicto de interés, especialmente si se percibe que la gobernadora pudiese influir en decisiones estratégicas del partido. Esta situación restará legitimidad a la candidatura de Enríquez Rosado, ya que sus críticos lo verán como un intento de centralizar el poder o mantener el control partidista en un círculo cercano a la gobernadora.
Margarita González Saravia ha trabajado en proyectar una imagen de neutralidad y conciliación. Si su esposo llegara a liderar Morena en el estado, podría resultar difícil sostener tal imagen de imparcialidad. La relación familiar pondrá a prueba su capacidad para mantenerse al margen, especialmente si surgen decisiones partidistas que interfieran con su administración.
Si Enríquez Rosado llega a la dirigencia, la gobernadora se beneficiaría de una alineación directa entre el gobierno estatal y el partido. Esto facilitaría la aprobación de iniciativas y proyectos gubernamentales que dependan de la coordinación y el apoyo de Morena en Morelos. Sin embargo, esta ventaja podría tener un costo si la población o los actores políticos lo interpretan como un manejo parcial del partido.
La relación entre Enríquez Rosado y la gobernadora convierte esta elección en un tema sensible, donde las decisiones del partido y las acciones de la gobernadora estarán bajo un escrutinio particular. Morena deberá manejar la situación con tacto para evitar que las acusaciones de nepotismo y conflicto de interés empañen tanto la legitimidad del proceso como la unidad del partido en Morelos.
Respecto a Raúl Tadeo Nava es importante recordar que fue detenido el 28 de agosto de 2023 bajo acusaciones de peculado. La imputación fue formulada por la Fiscalía Anticorrupción de Morelos. De acuerdo con las autoridades, fue detenido por “presuntamente distraer el dinero de la recaudación del impuesto predial del año 2018, el cual se cobró de manera anticipada y del cual, el exedil presuntamente dispuso de forma irregular”. Posteriormente fue amparado y continuó su proceso en libertad.