Lienzo del Charro de Cuernavaca: un legado de tradición y desilusión
LA CRÓNICA DE MORELOS. Martes 25 de noviembre de 2024.
La charrería en Cuernavaca tiene sus raíces en 1924, cuando un grupo de charros encabezados por figuras como Don Octavio de la Peña, el Coronel Mercado y Luis Sedano Montes, comenzaron este deporte en un lienzo improvisado en Chapultepec. La madera para su construcción fue donada por el gobernador José Refugio Bustamante Alarcón, pero la alegría fue efímera ya que la maderería, no habiendo recibido pago, recuperó los materiales. Posteriormente, el lienzo se trasladó a Amatitlán, donde la afición llenaba el lugar para presenciar las faenas.
Con la ayuda de los militares, en 1940 se construyó un lienzo más adecuado en la estación, aunque aún no cumplía con todas las necesidades de la charrería. La ilusión de contar con un Lienzo Charro digno en Cuernavaca se concretó gracias al esfuerzo conjunto de personalidades como Don Alfonso Castro y Don Chema Muñoz, quienes, junto con Luis Sedano Montes, solicitaron apoyo al gobernador Ernesto Escobar Muñoz. Este lienzo, ubicado en el norte de la ciudad y conectado con la Carretera a Tepoztlán, se convirtió en el más destacado del país, con un diseño que incluía un ruedo reglamentario, chiqueros, corraletas, una sala quirúrgica y hasta una capilla con una virgen donada por Don Chema Muñoz.
El Lienzo del Charro fue solemnemente inaugurado el 17 de mayo de 1952, con la presencia del gobernador Escobar Muñoz. Ese mismo año, el Presidente Miguel Alemán Valdez emitió un decreto otorgando la propiedad a la Asociación de Charros de Cuernavaca y a un Patronato para su administración. Sin embargo, esta alegría fue efímera; con el cambio de gobierno, el general Rodolfo López de Nava derogó el decreto y el lienzo pasó a manos del Gobierno del Estado, marcando el fin de una era prometedora para la charrería en Cuernavaca.
Este recinto, que podía albergar a 7,000 espectadores y contaba con un lienzo de 65 metros, simbolizó no solo el amor por la charrería sino también la lucha y la desilusión de una comunidad que veía en este espacio un lugar de encuentro y orgullo cultural.
La noticia de que Jorge Salazar Acosta, secretario de Administración del gobierno de Morelos, y Juan Felipe Domínguez, director general del Instituto del Deporte del Estado, recorrieron el Lienzo del Charro para anunciar su remodelación es un paso positivo para la preservación de un espacio cultural y deportivo significativo en Morelos. Sin embargo, la falta de detalles específicos sobre el monto de la inversión y el cronograma para el inicio de los trabajos genera incertidumbre. La transparencia en estos aspectos es crucial para asegurar que la comunidad tenga expectativas claras y que el proyecto no se vea afectado por la burocracia o cambios políticos, lo cual ha sido un problema recurrente en proyectos similares en el pasado.
Por lo demás, en un video difundido junto con la noticia pudimos observar el deplorable estado del Lienzo, producto del abandono que data de hace varias décadas. Estaremos atentos a lo que pudiera suceder en torno al proyecto y entonces diremos. Por ahora, todo queda en magníficos deseos.
Artículo elaborado con información de Octavio Sedano en su página de Facebook: https://www.facebook.com/groups/674147642637798/posts/2097644263621455/