Palabras vacías: el arte de la promesa sin compromiso en la era moderna
OPINIÓN
Por Regina M. Cinta Becerril
Jueves 12 de diciembre de 2024
En el contexto de las fiestas decembrinas, expresiones como “Hay que vernos para darnos el abrazo”, “A ver cuándo nos reunimos para tomar café”, “Te busco y platicamos”, “Espero verte pronto”, “Guarda mi teléfono y te llamo para vernos y ponernos al día”. Etcétera. Hay muchos ejemplos. Tales dichos pudieran ser vistas como palabras vacías debido a varias razones psicológicas y sociales.
En primer lugar, estas frases actúan como un acto de cortesía social, una forma de expresar buenos deseos o interés sin el compromiso real de llevar a cabo la acción. La cultura social dicta que durante estas épocas es común expresar afecto y planeamiento de encuentros futuros, pero en muchos casos, estas promesas no se concretan debido a la falta de tiempo, la rutina post-festiva o simplemente porque la intención inicial era más bien simbólica que práctica.
Desde una perspectiva psicológica, estas expresiones pueden revelar una desconexión entre el decir y el hacer, lo cual estaría relacionado con la necesidad de mantener relaciones sociales sin la presión de cumplir con las expectativas creadas por las palabras. La comunicación en estos contextos se convierte en un acto performativo donde las palabras sirven para fortalecer el vínculo emocional momentáneo más que para planificar acciones concretas. Esto puede ser interpretado como una forma de mantener la ilusión de cercanía y conexión sin el peso de la responsabilidad de hacerlo realidad.
Otro aspecto a considerar es la función de estas expresiones como una especie de “ritual social”. Durante las festividades venideras, la presión social para ser cordial y afectuoso es alta, lo que lleva a las personas a utilizar frases que son socialmente aceptadas y esperadas, independientemente de su intención de cumplirlas. Este ritual ayuda a mantener las apariencias de una comunidad unida y afectuosa, aunque sea temporalmente. La necesidad de ser visto como alguien sociable y atento puede superar la autenticidad de la intención detrás de las palabras.
Estas expresiones pueden ser un reflejo del temor a la intimidad o al compromiso. Al decir “Te busco y platicamos” o “Guarda mi teléfono y nos vemos para ponernos al día”, se puede estar estableciendo una distancia emocional segura. Estas frases permiten a los individuos expresar un deseo de conexión sin asumir la responsabilidad de iniciarla, manteniendo así una relación superficial que no requiere de un esfuerzo genuino para profundizar. Este comportamiento puede ser una defensa contra el rechazo o la vulnerabilidad que conlleva una interacción más significativa.
En tiempos modernos, la tendencia a evitar el compromiso puede estar relacionada con la prevalencia de las palabras vacías durante eventos sociales como las fiestas decembrinas. La sociedad actual valora la flexibilidad y la libertad individual, lo que puede llevar a las personas a evitar compromisos que perciben como restrictivos o que demandan demasiado esfuerzo o responsabilidad. Este fenómeno se refleja en las expresiones de buena voluntad sin intención de acción, donde las palabras sirven más como un ritual social que como un verdadero plan. Además, el miedo al fracaso, la inmediatez de la gratificación y el miedo al rechazo o a la vulnerabilidad emocional pueden contribuir a una cultura donde las promesas son frecuentes pero las acciones son escasas, creando un ciclo donde el compromiso se evita para mantener una autonomía percibida o un sentido de control sobre la propia vida.