Estos son los cinco cárteles mexicanos, declarados por EUA como organizaciones terroristas
El gobierno de Estados Unidos, en una medida sin precedentes, ha designado a cinco cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras.
Según información revelada por el diario The New York Times, los cárteles en cuestión son el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Noreste, la Familia Michoacana y los Cárteles Unidos. Esta designación se enmarca en una estrategia más amplia del gobierno estadounidense para combatir el crimen organizado transnacional, considerando que estos grupos representan una amenaza significativa para la seguridad nacional de Estados Unidos debido a su involucramiento en el tráfico de drogas, secuestro, extorsión y otros delitos graves.
El Cártel de Sinaloa, uno de los más antiguos y poderosos del país, ha sido señalado por su influencia global en el tráfico de drogas, especialmente fentanilo. Por su parte, el CJNG se ha destacado por ser uno de los grupos más violentos y de rápido crecimiento en México, extendiendo su dominio a 26 estados de la República. El Cártel del Noreste, una ramificación de Los Zetas, opera principalmente en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y es conocido por su brutalidad en el control del tráfico de personas y drogas. La Familia Michoacana, con sus raíces religiosas y su dominio en Michoacán, ha mantenido su poder a través de la violencia y la extorsión, mientras que los Cárteles Unidos representan una alianza de varias facciones menores que buscan contrarrestar la influencia de otros cárteles mayores.
Esta clasificación como organizaciones terroristas permite a Estados Unidos imponer sanciones económicas más severas, incluyendo la congelación de activos y la prohibición de transacciones financieras con estos grupos. Además, facilita la extradición de líderes criminales y la cooperación internacional en operaciones de inteligencia. Sin embargo, esta medida no está exenta de controversia. Algunos expertos cuestionan su efectividad para debilitar a los cárteles, dado que ya operan como organizaciones sofisticadas y violentas, y advierten sobre el potencial de escalar la violencia en respuesta a estas acciones.
La designación ha generado reacciones mixtas en México. Mientras algunos ven en esta medida una oportunidad para fortalecer la lucha contra el crimen organizado, otros temen que pueda complicar las relaciones bilaterales y afectar la soberanía nacional. La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum ha expresado su preocupación por lo que podría interpretarse como una intromisión en la soberanía de México, aunque también ha reiterado la disposición a la cooperación con Estados Unidos, siempre y cuando se respeten los principios de independencia y soberanía. Esta situación pone en relieve la complejidad del combate al narcotráfico y la necesidad de estrategias coordinadas entre ambos países.