LA SOMBRA DE LOS CÁRTELES EN MUNICIPIOS DE MORELOS
LA CRÓNICA DE MORELOS. Miércoles 19 de febrero de 2025.
EDITORIAL
La reciente revelación de la reunión entre los alcaldes de Cuautla y Atlatlahucan con un supuesto miembro del cártel de Sinaloa pone de manifiesto un problema que no es nuevo, pero que siempre resulta impactante y desgarrador: la infiltración del crimen organizado en la política local.
La imagen de Jesús Corona Damián y Delfino Toledano (Cuautla y Atlatlahucan, respectivamente), compartiendo espacio con individuos armados, supuestamente de alto rango en el mundo del narcotráfico, no solo mancha la reputación de sus administraciones, sino que también refleja una realidad incómoda: el poder y la influencia de los cárteles pueden llegar a ser tan grandes que incluso los funcionarios electos se sienten compelidos, o peor aún, cómplices, de sus actividades.
El anuncio del secretario de Gobierno, Juan Salgado Brito, sobre la necesidad de que ambos alcaldes respondan por sus actos, es un paso hacia la rendición de cuentas, pero apenas es el inicio de un largo camino hacia la justicia. La sociedad morelense tiene el derecho de exigir transparencia y acción rápida.
La situación requiere una investigación no solo por parte de la Fiscalía General de la República, como señala el fiscal Edgar Maldonado Ceballos, sino también una colaboración activa de las autoridades locales para desentrañar la red de posibles complicidades y corrupciones que podrían estar operando bajo la superficie de la política municipal.
Este caso no es un incidente aislado sino un síntoma de una enfermedad que afecta a todo el cuerpo político del país: la corrupción y la impunidad. Cada vez que se descubre una conexión entre funcionarios y cárteles, se abre una ventana a la realidad de cómo la violencia y el control territorial se han convertido en herramientas de negociación y poder. La pregunta que surge entonces es: ¿Cuántos otros municipios o estados enfrentan este mismo tipo de presión y cuántos más de nuestros líderes están dispuestos a ceder ante la amenaza o la promesa de beneficios ilícitos?
Es imperativo que esta situación sirva de catalizador para reformas más profundas en la manera en que se elige y se fiscaliza a los líderes locales. La sociedad no puede seguir tolerando que la seguridad y el bienestar de las comunidades se vean comprometidos por alianzas ocultas y oscuras.
La justicia debe ser rápida y efectiva, no solo para castigar a los culpables, sino para devolver la esperanza y la fe en las instituciones que deberían proteger al ciudadano común. Si no se actúa con determinación, Morelos y México seguirán siendo terrenos fértiles para estos encuentros indeseables entre la política y el crimen organizado.