EL PRECIO DEL MIEDO: CUANDO LA EXTORSIÓN SE APODERA DE CUAUTLA
LA CRÓNICA DE MORELOS. Viernes 21 de febrero de 2025.
Don Javier llevaba décadas al frente de su ferretería, un negocio que había heredado de su padre y que había visto crecer junto a él. La noticia de la extorsión lo golpeó como un mazazo. Al principio, la incredulidad se apoderó de él: ¿cómo era posible que algo así le estuviera pasando a él, un hombre honesto y trabajador? Pero la llamada telefónica, con su tono amenazante y exigencias concretas, no dejaba lugar a dudas. El miedo comenzó a instalarse en su pecho, un miedo frío que le helaba la sangre. El escenario, algún lugar en el centro de Cuautla.
Las primeras semanas fueron un infierno. Cada cliente que entraba en la tienda le parecía sospechoso, cada coche que pasaba lento por la calle le ponía los pelos de punta. Dormía poco y mal, sobresaltado por pesadillas en las que hombres armados irrumpían en su negocio. La alegría de vivir se había esfumado, reemplazada por una angustia constante. La extorsión se convirtió en una sombra que lo seguía a todas partes, contaminando cada aspecto de su vida.
Don Javier intentó buscar ayuda, pero pronto descubrió que estaba solo. La policía le dijo que no podían hacer nada si no había una denuncia formal, y él tenía demasiado miedo para presentarla. Los vecinos le aconsejaron que pagara, que era lo más seguro. Pero él se negaba a ceder ante los criminales, a convertirse en una víctima más. La impotencia y la rabia se mezclaban en su interior, un cóctel explosivo que amenazaba con consumirlo.
Con el tiempo, Don Javier comenzó a notar cambios en su negocio. Los clientes habituales, asustados por la situación, dejaron de ir. Las ventas se desplomaron. Los proveedores empezaron a exigir pagos por adelantado. La ferretería, que había sido su sustento durante toda su vida, se desmoronaba ante sus ojos. La tristeza se apoderó de él, una tristeza profunda y amarga.
Finalmente, Don Javier tomó la decisión más difícil de su vida: cerrar la ferretería. Con el corazón roto, bajó la persiana por última vez. Se sentía derrotado, humillado, despojado de todo lo que había construido. Pero también sentía una extraña sensación de alivio, como si se hubiera quitado un peso enorme de encima. Don Javier sabía que los extorsionadores habían ganado esta batalla, pero se prometió a sí mismo que no se rendiría, que encontraría la manera de reconstruir su vida, lejos de la violencia y la injusticia.
La extorsión en la región oriente de Morelos, particularmente en Cuautla, representa una grave problemática que ha impactado profundamente a la comunidad local. Este delito, perpetrado por grupos delictivos organizados, generó un clima de temor e incertidumbre entre los comerciantes y residentes. Las extorsiones no solo afectan la economía local, al forzar el cierre de negocios y desalentar la inversión, sino que también socavan la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. La impunidad con la que operan estos grupos criminales agrava aún más la situación, dejando a las víctimas en una situación de vulnerabilidad y desesperanza.