MORELOS, DONDE LA SEQUÍA NOS DESAFÍA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 15 de abril de 2025
Morelos enfrenta un desafío que pone en jaque su identidad: la sequía. Este lunes, la Comisión Estatal del Agua (Ceagua) reportó que el estado vive una de las peores temporadas secas en décadas, con embalses y canales de riego en niveles críticos. Desde Cuautla hasta Xochitepec, agricultores y comunidades sienten la presión de un recurso que se agota. En un estado donde el agua ha sido sinónimo de vida, esta crisis nos obliga a mirar de frente el cambio climático y preguntarnos: ¿estamos preparados para cuidar lo que nos sostiene?
La sequía no es solo un capricho del clima; es un problema estructural agravado por años de sobreexplotación y falta de planeación. Según datos recientes, Morelos depende en un 70 por ciento de sus cuerpos de agua para la agricultura, pero muchos canales, como los de Miacatlán, pierden eficiencia por falta de mantenimiento. La Ceagua ha intensificado inspecciones y reuniones con comunidades para buscar soluciones, pero la realidad es dura: sin lluvias consistentes, cultivos emblemáticos como el arroz y el maíz están en riesgo, y con ellos, el sustento de miles de familias morelenses.
En los campos de Jojutla o Yautepec, la sequía no es un titular, es una realidad que cambia vidas. Campesinos ven cómo sus parcelas se agrietan, mientras en las zonas urbanas de Cuernavaca el agua racionada genera tensiones. Las mujeres, que suelen gestionar el agua en los hogares, enfrentan largas caminatas para conseguirla en comunidades rurales. Y el turismo, pilar de la economía morelense, también sufre: balnearios y ríos con menos caudal pierden atractivo. Es un círculo vicioso donde la falta de agua no solo seca la tierra, sino las esperanzas de muchos.
El gobierno de Margarita González Saravia ha puesto el tema en la mesa, con iniciativas como la modernización de canales de riego en Xochitepec y diálogos con ejidos para promover prácticas sostenibles. Sin embargo, los esfuerzos chocan con limitaciones: el presupuesto depende en un 97 por ciento de fondos federales, y la coordinación con municipios es irregular. Más allá de las obras, urge una cultura del agua: desde captar lluvia hasta sancionar el desperdicio. La pregunta es si estas medidas llegarán a tiempo o si, como en otras crisis, el discurso superará a la acción.
Morelos no está condenado a la sed, pero necesita un despertar colectivo. Este 15 de abril, mientras el calor aprieta, imaginemos un estado donde cada gota cuente, donde los niños de Tepoztlán jueguen en ríos vivos y los campos de Cuautla florezcan de nuevo. Depende de nosotros: autoridades, campesinos, ciudadanos. Cuidar el agua no es solo una tarea técnica, es un acto de amor por nuestra tierra. A ti, querido lector, te dejo esta invitación: reflexiona, actúa, exige. Porque en Morelos, el agua es más que un recurso; es nuestra historia y nuestro futuro.