¿Y ahora qué sigue tras el fallecimiento del Papa Francisco?
LA CRÓNICA DE MORELOS. Lunes 21 de abril de 2025.
La muerte del Papa Francisco el 21 de abril de 2025 marca el inicio de un período de transición crucial para la Iglesia Católica, conocido como Sede Vacante. Este proceso, regulado por normas centenarias y adaptado por el propio Francisco en 2024, comienza con la confirmación oficial de su fallecimiento por el cardenal camarlengo, Kevin Farrell.
El protocolo incluye rituales solemnes, como la verificación de la muerte en la capilla privada de la Casa Santa Marta, donde el cuerpo es depositado en un ataúd de madera con interior de zinc para su veneración. Además, se destruye el Anillo del Pescador para evitar falsificaciones de documentos, y la Curia Romana suspende sus actividades hasta la elección de un nuevo pontífice. Este momento de duelo y organización refleja la importancia de mantener la continuidad en la dirección espiritual de la Iglesia.
El período de luto, conocido como Novendiales, abarca nueve días durante los cuales se celebran misas diarias en honor al Papa fallecido. Entre el cuarto y sexto día, se realiza el funeral, y el cuerpo de Francisco será trasladado a la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan rendirle homenaje. Las campanas de luto ya resuenan en Roma, y miles de personas se congregan en la Plaza de San Pedro, evidenciando el impacto global de su partida. Mientras tanto, el cardenal camarlengo asume la administración temporal del Vaticano, garantizando la estabilidad de la Santa Sede. Este tiempo de reflexión también permite a la Iglesia prepararse para el próximo paso: la elección del nuevo Papa.
El cónclave, la reunión de cardenales para elegir al sucesor, se convocará entre 15 y 20 días después del fallecimiento. En la Capilla Sixtina, los 135 cardenales electores menores de 80 años votarán hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. Francisco renovó el colegio cardenalicio, nombrando el 80% de los electores y dándole un carácter más universal, con representación de 94 países, especialmente de Asia y África. Este cónclave será el más concurrido de la historia, lo que refleja la visión de Francisco de una Iglesia global. La elección estará marcada por debates sobre si continuar con su legado reformista o adoptar un enfoque más conservador, en un contexto de tensiones internas y desafíos globales como la migración y el cambio climático.
La elección del nuevo Papa culminará con el anuncio del Habemus Papam y la aparición del elegido en el balcón de la Basílica de San Pedro para impartir su primera bendición Urbi et Orbi. Este momento no solo cierra el período de transición, sino que también define el rumbo de la Iglesia en los próximos años. La comunidad católica, con 1.400 millones de fieles, espera un líder que pueda navegar las divisiones internas y responder a las demandas de un mundo polarizado. La universalidad del colegio cardenalicio aumenta las posibilidades de un Papa no europeo, lo que sería un hito en la historia de la Iglesia.
El legado de Francisco, centrado en la humildad, la justicia social y la atención a los marginados, influirá profundamente en este proceso. Su muerte, ocurrida en pleno Año Jubilar de la Esperanza, deja a la Iglesia en un momento de introspección y desafío. Mientras el mundo llora la pérdida de un líder que abogó por la paz y los vulnerables, el Vaticano se prepara para un nuevo capítulo. La elección del próximo pontífice será un reflejo de cómo la Iglesia busca equilibrar tradición y modernidad, continuando o redefiniendo la revolución iniciada por Jorge Mario Bergoglio.