LA VALENTÍA DE MÉXICO FRENTE AL CRIMEN ORGANIZADO: UNA RESPUESTA A TRUMP
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 5 de mayo de 2025
Las declaraciones de Donald Trump, quien afirmó que Claudia Sheinbaum “teme” a los cárteles, no solo son imprecisas, sino que ignoran la determinación del gobierno mexicano en su lucha contra el crimen organizado. Bajo el liderazgo de la presidenta Sheinbaum y su secretario de Seguridad, el morelense Omar García Harfuch, México ha implementado una estrategia de seguridad que combina inteligencia, coordinación interinstitucional y operativos de alto impacto.
Lejos de mostrar temor, el gabinete de seguridad ha dado pasos audaces para desmantelar estructuras criminales en regiones críticas, como Sinaloa, Guanajuato y la frontera norte, donde se han detenido a miles de delincuentes y decomisado toneladas de drogas, incluyendo más de una tonelada de fentanilo en un solo operativo en Sinaloa. Estas acciones demuestran un compromiso firme con la seguridad nacional, contrario a la narrativa simplista de Trump.
En Morelos, uno de los estados con alta incidencia delictiva, el gobierno estatal, en coordinación con el gabinete federal, ha intensificado sus esfuerzos para combatir a grupos criminales como la Unión Tepito, ramificaciones del Cártel de Sinaloa y la Familia Michoacana, identificados como principales generadores de violencia en la zona oriente y en el área metropolitana de Cuernavaca. Operativos recientes, respaldados por la Secretaría de Seguridad Pública de Morelos, han resultado en la detención de figuras clave, como Roberto Salazar, alias “El Gordo”, buscado por la DEA por cargos de narcotráfico. Este arresto, realizado en Cuernavaca, refleja la capacidad de las autoridades mexicanas para golpear a redes criminales transnacionales, desafiando la percepción de debilidad que Trump intenta proyectar. La colaboración entre fuerzas federales y locales en Morelos es un ejemplo concreto de la valentía y profesionalismo que caracterizan la estrategia de seguridad actual.
Omar García Harfuch, como cabeza de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, ha sido un pilar en esta lucha. Su experiencia previa en la Ciudad de México, donde redujo significativamente los delitos de alto impacto, se refleja ahora en una estrategia nacional que prioriza la inteligencia y la coordinación con el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional. En poco más de seis meses de gobierno, se han detenido a más de 18,700 personas por delitos graves, decomisado 144 toneladas de drogas y destruido 839 laboratorios clandestinos. Estos resultados, presentados por el propio Harfuch, desmienten cualquier narrativa de temor y subrayan un enfoque proactivo que contrasta con la política de “abrazos, no balazos” del sexenio anterior. La valentía de Harfuch, quien porta cicatrices de un atentado en su contra, es un símbolo de la determinación mexicana frente al crimen.
La retórica de Trump, que incluye la designación de cárteles como organizaciones terroristas, parece más una maniobra política para justificar medidas unilaterales que un análisis objetivo de la situación en México. Sheinbaum ha respondido con claridad, defendiendo la soberanía nacional y exigiendo que Estados Unidos asuma su responsabilidad en el combate al narcotráfico, incluyendo el control del tráfico de armas que alimenta a los cárteles. Esta postura no refleja miedo, sino una visión de cooperación bilateral basada en el respeto mutuo. En lugar de ceder a las presiones, México ha intensificado operativos y extradiciones estratégicas, como la entrega de 29 capos a Estados Unidos, mostrando que la lucha contra el crimen es una prioridad, pero bajo los términos de la soberanía mexicana.
Las acciones del gabinete de seguridad de Sheinbaum, tanto a nivel federal como en estados como Morelos, demuestran que México enfrenta al crimen organizado con valentía y estrategia, no con temor. Las declaraciones de Trump, cargadas de prejuicios, no solo subestiman el esfuerzo mexicano, sino que ignoran la complejidad de un problema trasnacional que requiere soluciones compartidas. Mientras Harfuch y su equipo continúan desarticulando redes criminales, México envía un mensaje claro: la seguridad es una convicción nacional, no una concesión a presiones externas. Es hora de que Trump reconozca los avances de México y colabore, en lugar de señalar con acusaciones infundadas.