LA SOMBRA DEL CRIMEN ORGANIZADO: UN ANÁLISIS DESDE “CRIMEN.ORG” Y LAS DECLARACIONES DE RAMÓN CASTRO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 27 de mayo de 2025
El libro “Crimen.org: Evolución y claves de la delincuencia organizada” (2010), de Luis de la Corte Ibáñez y Andrea Giménez-Salinas Framis, sigue siendo un referente clave para entender la delincuencia organizada, un fenómeno que ha permeado profundamente las estructuras sociales y políticas, especialmente en México. Las recientes declaraciones del obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro, sobre la infiltración del crimen organizado en el sector público, refuerzan la vigencia del análisis del libro, que detalla cómo estas organizaciones erosionan el estado de derecho y corrompen instituciones. Este texto, combinado con las palabras del obispo, pone en evidencia la magnitud de un problema que trasciende fronteras y desafía la gobernabilidad.
“Crimen.org” traza la evolución histórica del crimen organizado, desde la mafia siciliana hasta los cárteles latinoamericanos, destacando cómo la globalización y la tecnología han amplificado su alcance. En México, esta evolución es palpable en la sofisticación de los cárteles, que no solo trafican drogas, sino que diversifican sus actividades hacia el cibercrimen, la extorsión y el tráfico de personas. Las declaraciones de Castro confirman esta expansión, al señalar que el crimen organizado ha infiltrado “cualquier cantidad de estructuras”, especialmente en el sector público, donde la corrupción facilita su operación. Esta convergencia entre crimen y poder público agrava la crisis de gobernanza y perpetúa un ciclo de impunidad.
El libro identifica características comunes de estas organizaciones, como su estructura jerárquica, su capacidad de adaptación y su uso de la violencia y la corrupción para consolidar poder. En este sentido, Castro alerta sobre cómo esta corrupción permea las instituciones públicas, permitiendo que el crimen organizado no solo opere con impunidad, sino que influya en decisiones legislativas y ejecutivas.
En México, esto se traduce en una erosión del estado de derecho, donde las instituciones, debilitadas por prácticas corruptas, pierden eficiencia y legitimidad, como señala “Crimen.org.” La advertencia del obispo subraya la gravedad de esta situación, evidenciando un sistema donde la corrupción no es un hecho aislado, sino una herramienta estructural del crimen.
El impacto social del crimen organizado, según el libro, incluye inseguridad, violencia y daño económico. En México, esto se refleja en la ola de violencia que ha marcado las últimas dos décadas, con decapitaciones y enfrentamientos entre cárteles que desafían abiertamente al Estado. Castro, al hablar de la penetración del crimen en el sector público, pone el dedo en la llaga al señalar cómo esta influencia no solo perpetúa la violencia, sino que también desvía recursos públicos que podrían destinarse a necesidades sociales urgentes. Como indica Crimen.org, esta dinámica genera un estado fallido, donde la incapacidad de las instituciones para garantizar seguridad y equidad refuerza la percepción de un gobierno incapaz de cumplir con sus funciones básicas.
Las estrategias de lucha propuestas en el libro, como el fortalecimiento institucional, la mejora de la inteligencia policial y la cooperación internacional, contrastan con la realidad mexicana, donde la política de “abrazos, no balazos” del sexenio anterior mostró limitaciones. Las palabras de Castro sugieren que la infiltración del crimen en el sector público dificulta implementar estas estrategias, ya que las propias instituciones están comprometidas. Sin embargo, el viraje del gobierno de Claudia Sheinbaum hacia políticas más firmes podría abrir la puerta a un enfoque renovado, aunque enfrenta el desafío de desmantelar redes de corrupción profundamente arraigadas.
En conclusión, Crimen.org y las declaraciones de Ramón Castro convergen en un diagnóstico alarmante: el crimen organizado no solo desafía la legalidad, sino que socava los cimientos del Estado al infiltrarse en sus estructuras. En México, este fenómeno ha llevado a una guerra de casi dos décadas que ha fracturado el tejido social. La lucha contra esta amenaza requiere no solo políticas públicas efectivas, sino un compromiso ético para restaurar la legitimidad de las instituciones. Como advierte el libro, sin un esfuerzo coordinado y sostenido, el crimen organizado seguirá siendo un obstáculo insuperable para el desarrollo y la seguridad de la nación.