EL MISTERIO DEL OPERATIVO EN LIENZO CHARRO: ¿QUIÉN DIO LA ORDEN?
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 11 de julio de 2025
La tarde del jueves 3 de julio, colonia Lienzo Charro, al norte de la capital morelense, se convirtió en escenario de un operativo digno de una película de acción: un helicóptero surcando el cielo, y elementos del Ejército, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana irrumpiendo con fuerza. El objetivo, según las autoridades, era desmantelar una supuesta red de narcomenudeo liderada por Adrián “N”, alias “El Belicón”, un ex policía municipal jubilado, y otro hombre identificado como Jesús.
Pero, como en toda buena trama, lo que parecía un golpe certero al crimen organizado terminó en un fiasco judicial. Apenas una semana después, un juez de control liberó a ambos por falta de pruebas, dejando tras de sí un torbellino de preguntas: ¿quién orquestó este espectáculo? ¿Y por qué se derrumbó tan rápido?
Un operativo con más ruido que resultados
El despliegue en Lienzo Charro no pasó desapercibido. Los vecinos, atónitos, vieron cómo las fuerzas de seguridad rodeaban la zona, supuestamente en respuesta a una denuncia ciudadana sobre un secuestro. Sin embargo, la narrativa cambió pronto: Adrián “N” fue acusado de narcomenudeo, posesión de un arma de fuego y una camioneta con reporte de robo. Jesús, por su parte, fue detenido mientras paseaba a sus perros, un detalle que roza lo absurdo. La Secretaría de Seguridad, encabezada por Miguel Ángel Urrutia Lozano, celebró el operativo como un triunfo contra la delincuencia. Pero el telón cayó rápido.
El 9 de julio, el juez César Galán Delgado ordenó la liberación de los detenidos. Videos de cámaras vecinales y más de 200 imágenes presentadas por la defensa desmontaron la versión oficial. Las imágenes mostraban a Adrián saliendo de su casa para mover una camioneta, no huyendo, y a Jesús sin más “delito” que estar en el lugar equivocado. La defensa alegó que el arma y la droga fueron “sembradas”, una acusación grave que pone en entredicho la integridad del operativo. La Fiscalía General del Estado, visiblemente contrariada, anunció que apelará la decisión, pero el daño estaba hecho: el caso se desmoronó como castillo de naipes.
¿Quién está detrás del telón?
La pregunta que flota en el aire es: ¿quién dio la orden de montar este operativo tan aparatoso? Las pistas apuntan en varias direcciones, pero ninguna con certeza absoluta. La Secretaría de Seguridad de Morelos, bajo el mando de Urrutia, coordinó la acción, respaldada por el Ejército, la Guardia Nacional y hasta la Marina. Este nivel de despliegue proyecta una decisión de alto nivel, posiblemente basada en inteligencia que, a la luz de los hechos, resultó ser endeble. ¿Fue una reacción a denuncias ciudadanas sobre actividades ilícitas en la zona? Los reportes iniciales mencionan un presunto secuestro, pero esa narrativa se diluyó rápidamente en favor de cargos por narcomenudeo.
Otra hipótesis apunta a motivaciones políticas. Urrutia, en un contexto de creciente presión por mostrar resultados en seguridad, ha instado al nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia, Juan Emilio Elizalde Figueroa, a no liberar a detenidos con facilidad. El operativo en Lienzo Charro pudo ser un intento de enviar un mensaje de mano dura, especialmente en una zona donde los vecinos han exigido mayor vigilancia. Sin embargo, la liberación de los acusados y las protestas de la comunidad, que incluso bloquearon avenidas en apoyo a “El Belicón”, sugieren que el ex policía tenía un respaldo local que las autoridades no anticiparon.
¿Y qué hay de los cárteles? Algunas versiones señalan a Adrián como miembro de “Los Mayas”, una célula delictiva, pero la ausencia de pruebas sólidas debilita esta teoría. En Morelos, donde grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación han ganado terreno, no es descabellado pensar que el operativo buscaba golpear a una red local. Sin embargo, la falta de evidencia y las acusaciones de “siembra” de pruebas abren la puerta a especulaciones más oscuras: ¿fue este un montaje para desacreditar a alguien? ¿O un error de cálculo basado en información falsa, tal vez proporcionada por rivales?
Un caso que deja más dudas que respuestas
Lo que tenemos aquí es un caso que expone grietas en el sistema de seguridad y justicia de Morelos. Un operativo de gran escala, con recursos federales y estatales, terminó en una liberación humillante supuestamente por falta de pruebas. Las acusaciones de “siembra” de evidencia y la rápida reacción de los vecinos en defensa de los detenidos hicieron suponer que algo no encajaba. ¿Fue un error de inteligencia? ¿Un montaje con fines políticos? ¿O simplemente una operación mal ejecutada? Sin información adicional, el misterio de quién auspició este operativo permanece sin resolver, pero lo que sí está claro es que la confianza en las instituciones ha recibido otro golpe.
Mientras la Fiscalía apela la decisión del juez, los habitantes de Lienzo Charro y de Cuernavaca siguen esperando respuestas. Al final del día surge la inevitable pregunta: ¿Quién quiso beneficiarse con este espectáculo?
Por ahora, el caso de “El Belicón” es un recordatorio de que, en la lucha contra el crimen, las apariencias engañan y la verdad siempre termina saliendo a la luz. O al menos, eso esperamos.