LA SAGA DEL CÁRTEL DE SINALOA, UN IMPERIO DE SOMBRA Y SANGRE; LA CONEXIÓN CON MORELOS
LA CRÓNICA DE MORELOS
Jueves 28 de agosto de 2025
Por Guillermo Cinta Flores
En las sierras escarpadas de Sinaloa, donde el humo de la amapola se entremezclaba con el polvo de las rutas clandestinas, surgió una de las organizaciones criminales más formidables de la historia moderna: el Cártel de Sinaloa. Desde sus humildes orígenes en la década de 1960 hasta su fragmentación actual en medio de traiciones y guerras internas, esta entidad ha moldeado el panorama del narcotráfico global, dejando un rastro de violencia, corrupción y poder que trasciende fronteras. Esta crónica recorre su evolución, destacando a sus líderes emblemáticos, las alianzas rotas como la de los hermanos Beltrán Leyva, y los eventos que definieron su ascenso y declive, en un relato que combina astucia rural con ambición desmedida.
Los precursores del cártel se remontan a Pedro Avilés Pérez, conocido como el pionero de las décadas de 1960 a 1978, quien fundó redes iniciales de contrabando y fue asesinado en 1978, marcando el fin de una era incipiente. En los años 80, Miguel Ángel Félix Gallardo, apodado “El Padrino”, lideró el precursor del cártel durante esa década, hasta su arresto en 1989, por el que cumple cadena perpetua, consolidando un imperio que innovó en el tráfico de cocaína.
La fundación formal del Cártel de Sinaloa en 1989 recayó en Ismael “El Mayo” Zambada García, su cofundador y líder principal hasta 2024, un operador discreto que sobrevivió décadas evadiendo capturas antes de ser arrestado en julio de 2024 en Estados Unidos. Paralelamente, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera emergió como líder operativo desde los 1990 hasta 2017, socio clave de El Mayo, famoso por escapar dos veces de prisión en 2001 y 2015, antes de ser extraditado a EE.UU. en 2017 y condenado a cadena perpetua en 2019.
En la era post-Chapo, sus hijos, conocidos como Los Chapitos —incluyendo a Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y otros—, han tomado las riendas de una facción actual desde 2017, controlando operaciones de fentanilo y envueltos en disputas internas que han salpicado de sangre las calles sinaloenses. Por su parte, La Mayiza, facción liderada por Ismael Zambada Sicairos y aliados de El Mayo, representa otra rama actual surgida tras su detención en 2024, enzarzada en una guerra fratricida con Los Chapitos.
Otros nombres notables incluyen a Vicente Zambada Niebla, hijo de El Mayo, extraditado en 2010, todos tejiendo una red de lealtades y traiciones que ha definido el alma del cártel. Los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva, figuras clave en la estructura del Cártel de Sinaloa durante los años 1990 y 2000, desempeñaron un papel crucial en la expansión de las operaciones del cártel, operando desde Cuernavaca, Morelos, como una plaza estratégica para el trasiego de drogas, principalmente cocaína y metanfetaminas, hacia Estados Unidos.
Bajo el liderazgo de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán, los Beltrán Leyva gestionaron rutas clave y consolidaron redes de distribución, aprovechando la corrupción local para proteger sus actividades. Sin embargo, su alianza se fracturó en 2008 tras la muerte de Edgar Guzmán, hijo de El Chapo, y la captura de Alfredo Beltrán Leyva, lo que los llevó a formar el Cártel de los Beltrán Leyva, desencadenando una guerra sangrienta contra sus antiguos socios que dejó miles de muertos y marcó un punto de inflexión en la existencia del Cártel de Sinaloa.
La historia del Cártel de Sinaloa no es solo de líderes, sino de eventos que han sacudido México y el mundo. En los 1990, tras la captura inicial de El Chapo en 1993 en Guatemala, El Mayo asumió un liderazgo sigiloso, forjando alianzas contra rivales como el Cártel de Tijuana en la llamada “guerra del Pacífico” por rutas clave hacia California. La década del 2000 vio el escape de El Chapo en 2001 de la prisión de Puente Grande mediante sobornos masivos, impulsando la expansión durante el gobierno de Vicente Fox, con un auge en el tráfico de heroína y metanfetaminas.
La “guerra contra el narco” de Felipe Calderón entre 2006 y 2012 fragmentó a competidores, pero cobró víctimas como la muerte de Arturo Beltrán Leyva en 2009 y la escisión de Los Zetas del Cártel del Golfo. Bajo Enrique Peña Nieto de 2012 a 2018, El Chapo fue recapturado en 2014, escapó en 2015 por un túnel sofisticado y finalmente arrestado en 2016, con su extradición en 2017 y juicio en EE.UU. exponiendo corrupción, como la condena en 2023 del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna por sobornos del cártel.
En los 2020, el cártel se adaptó al boom del fentanilo, importando precursores de China y expandiéndose a Europa y América Latina, mientras el gobierno de Andrés Manuel López Obrador de 2018 a 2024 optó por “abrazos, no balazos”, aunque arrestos como el de Ovidio Guzmán en 2019 y 2023 desataron caos en Culiacán.
Las rivalidades han sido feroces: contra el Cártel de Tijuana en los 90 por plazas en California; contra los Beltrán Leyva en 2008 tras la muerte de Edgar Guzmán, hijo de El Chapo, generando miles de muertes; contra el Cártel de Juárez y Los Zetas en los 2000 y 2010, con batallas sangrientas en Ciudad Juárez que peaked en 2010; y desde los 2010 contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), su rival principal por el control del fentanilo y metanfetaminas, con una alianza tentativa en 2018 que se rompió pronto.
Desde la detención de El Mayo estalló una guerra entre Los Chapitos y La Mayiza el 9 de septiembre de ese 2024, con enfrentamientos en Sinaloa que han causado decenas de muertes y desplazamientos masivos, contribuyendo a más de 300.000 homicidios relacionados con el narco en México desde 2006.
Actualizando los eventos hasta agosto de 2025, ha trascendido que los hijos de capos de Sinaloa, particularmente facciones como Los Chapitos, están buscando una posible alianza con grupos criminales que operan en otras entidades, como el CJNG en Jalisco o células en Guerrero y Michoacán, en un intento desesperado por contrarrestar la fragmentación interna y recuperar terreno perdido, según reportes de inteligencia mexicana y estadounidense que filtraron esta semana, lo que podría reconfigurar el mapa del crimen organizado.
Hoy, el Cártel de Sinaloa persiste como un coloso herido pero no derrotado, controlando entre el 40% y 60% del tráfico de drogas hacia EE.UU., con énfasis en el fentanilo que alimenta la crisis de opioides, cocaína colombiana vía el Clan del Golfo y metanfetaminas, operando en al menos 50 países y con lazos a corrupción política, como los reportados en 2025 con figuras en Colombia.
Bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum desde octubre de 2024, se prioriza la inteligencia sobre confrontaciones directas, pero esta posible alianza de los hijos de capos con grupos en otras entidades augura una nueva era de inestabilidad, donde la fragmentación podría debilitar al cártel a largo plazo o, al contrario, fortalecerlo mediante uniones inesperadas, recordándonos que en el mundo del narco, las lealtades son tan volátiles como el viento en la sierra sinaloense.