Nuevos impuestos al IEPS en 2026: aumentos a refrescos, tabaco y bebidas alcohólicas para promover la salud
El gobierno federal de México, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, presentó este 8 de septiembre de 2025 el Paquete Económico 2026 al Congreso de la Unión, un documento clave que incluye la Ley de Ingresos de la Federación, el Presupuesto de Egresos y la Miscelánea Fiscal. Entre sus propuestas más destacadas se encuentra un ajuste significativo al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), enfocado en productos considerados nocivos para la salud, como refrescos, tabaco y bebidas alcohólicas. Esta medida, calificada como “impuestos saludables”, busca no solo generar mayores ingresos fiscales —estimados en alrededor de 5 billones 838 mil millones de pesos para 2026—, sino también desincentivar el consumo de estos bienes para reducir la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles, como obesidad, diabetes, cáncer y problemas cardiovasculares, que representan una carga millonaria para el sistema de salud público.
El secretario de Hacienda y Crédito Público, Édgar Amador Zamora, enfatizó durante la entrega del paquete en la Cámara de Diputados que estas modificaciones responden a un “doble objetivo”: promover hábitos más saludables entre la población y mitigar los costos presupuestales asociados al tratamiento de patologías ligadas al consumo excesivo de estos productos. Según datos oficiales, el 76.2% de los adultos mayores de 20 años en México padece sobrepeso u obesidad, un problema agravado por el alto consumo de bebidas azucaradas, que contribuye directamente a trastornos metabólicos y otras afecciones graves.
De igual manera, el tabaco causa alrededor de 63,000 muertes anuales en el país, mientras que el alcohol genera impactos en salud pública equivalentes a un porcentaje significativo del PIB. Con este enfoque preventivo, el gobierno busca alinear la política fiscal con metas de bienestar social, alineándose con recomendaciones internacionales del Banco Mundial, que ha instado a México a fortalecer estos gravámenes para asegurar la sostenibilidad del sistema de salud.
Uno de los rubros más afectados será el de las bebidas saborizadas, incluyendo refrescos con azúcares añadidos o edulcorantes no calóricos, como las versiones “zero” o “light”. La propuesta eleva la cuota específica del IEPS de 1.6451 pesos por litro en 2025 a 3.0818 pesos por litro a partir de 2026, lo que representa un incremento aproximado del 87%. Aunque la nota inicial menciona un ajuste más moderado de 1.57 a 1.68 pesos por litro —posiblemente refiriéndose a una actualización inflacionaria o a un cálculo parcial—, la cifra oficial del Paquete Económico confirma el salto drástico, que duplicará prácticamente el impuesto actual. Esta medida impactará directamente en el precio final al consumidor, encareciendo un litro de refresco en tiendas y expendedoras, y afectando no solo a hogares, sino también a pequeños comercios como taquerías y abarrotes que dependen de estas ventas.
El gobierno argumenta que este aumento progresivo busca contrarrestar el consumo elevado de estas bebidas, que ha sido un factor clave en la epidemia de obesidad en México. Expertos estiman que, si se implementa, podría generar una recaudación adicional de miles de millones de pesos, pero también podría presionar el gasto familiar, especialmente en segmentos de bajos ingresos donde el refresco es un bien de consumo diario. Además, la propuesta extiende el gravamen a cualquier bebida con edulcorantes artificiales, reconociendo que incluso las opciones “sin azúcar” no están exentas de riesgos para la salud a largo plazo, como alteraciones metabólicas. La presidenta Sheinbaum ha reiterado en conferencias matutinas la necesidad de promover el agua y hábitos alimenticios más sanos, advirtiendo que el consumo de refrescos debe ser ocasional y no habitual.
En el caso del tabaco, el Paquete Económico propone un esquema mixto de impuestos ad valorem y cuotas específicas, con incrementos escalonados hasta 2030 para facilitar la transición y maximizar el impacto en la reducción del consumo. Para los cigarrillos labrados (los más comunes), la tasa ad valorem pasará del 160% al 200% sobre el valor del producto, mientras que la cuota específica por unidad aumentará de 0.6445 pesos en 2025 a aproximadamente 0.85 pesos en 2026 (un alza de unos 0.20 pesos por cigarro, superior a los 0.60 a 0.70 pesos mencionados en la nota inicial, que podría corresponder a una estimación preliminar). Esta cuota continuará subiendo anualmente hasta alcanzar 1.1584 pesos por cigarro en 2030.Adicionalmente, se incorporan nuevos productos al gravamen, como las “bolsas de nicotina” y otros dispositivos de vapeo, que han ganado popularidad entre jóvenes y no estaban suficientemente regulados. Para los tabacos hechos a mano, la tasa ad valorem se elevará al 32%. Se excluyen del IEPS los productos con nicotina aprobados como medicamentos para terapias de reemplazo, siempre que cuenten con registro sanitario, para no desincentivar tratamientos legítimos contra la adicción. Esta reforma busca elevar la recaudación del IEPS en tabaco, que actualmente representa unos 30 mil millones de pesos anuales (alrededor del 0.16% del PIB), pero que cubre solo una fracción de los costos sanitarios generados por el tabaquismo, estimados en 0.8% del PIB según el Banco Mundial.
Alza en Bebidas Alcohólicas y Otras Medidas Complementarias
Aunque la nota original indica un aumento promedio del 8% en bebidas alcohólicas, los detalles del paquete no especifican un porcentaje exacto para este rubro, pero confirman ajustes al IEPS para alinearlo con los objetivos de salud pública. Tradicionalmente, el alcohol genera ingresos significativos vía IEPS, y se espera que el incremento sea moderado pero progresivo, similar a lo aplicado en años previos, impactando en cervezas, licores y destilados. Esto se suma a propuestas para elevar el impuesto ad valorem en apuestas del 30% al 50%, reconociendo los riesgos adictivos y de salud mental asociados.
El paquete también introduce novedades como un IEPS del 8% a servicios digitales de videojuegos con contenido violento o extremo (no aptos para menores), con una recaudación proyectada de casi 200 millones de pesos, y posibles extensiones a frituras y alimentos ultraprocesados en el mediano plazo. Estas medidas reflejan una visión integral de la fiscalidad como herramienta sanitaria, aunque críticos advierten de un “golpe al bolsillo” de las familias y posibles efectos inflacionarios en el consumo diario.
El Paquete Económico 2026 proyecta un crecimiento del PIB entre 1.8% y 2.3%, superior a estimaciones internacionales, con un déficit fiscal del 4.1% del PIB y una deuda pública en 52% del PIB. No incluye una reforma fiscal general, como prometió Sheinbaum, pero sí cierra espacios de evasión fiscal (contra “factureros”) para aumentar la recaudación sin subir impuestos directos como el ISR. Recursos equivalentes al 3% del PIB se destinarán a programas sociales prioritarios, y se mantiene apoyo a Pemex para su saneamiento financiero hacia 2027.
La entrega del paquete se retrasó varias horas, generando especulación, pero fue recibida con compromiso de aprobación por la mayoría morenista en el Congreso. Sin embargo, enfrenta críticas por romper promesas de no aumentar impuestos, aunque el gobierno lo defiende como medidas preventivas y no recaudatorias puras. Analistas destacan la disciplina fiscal, pero advierten que el éxito dependerá de la elasticidad del consumo: si los precios suben, ¿se reducirá el hábito o se optará por alternativas informales?
En resumen, estos ajustes al IEPS marcan un giro hacia una fiscalidad progresiva y orientada a la salud, alineada con la agenda de la Cuarta Transformación. Su implementación, pendiente de aprobación legislativa para noviembre de 2025, podría transformar no solo los presupuestos familiares, sino también los patrones de consumo en México, contribuyendo a un sistema de salud más resiliente.