CUAUTLA: Miles de personas vestidas de blanco marcharon este sábado alzando un grito colectivo en contra de la inseguridad
En la ciudad de Cuautla, una multitud vestida de blanco tomó las calles este sábado para alzar un grito colectivo contra el terror que paraliza la vida cotidiana: extorsiones asfixiantes, balaceras letales y un ambiente de miedo que parece no tener fin en esta zona oriental del estado.
Reportes de las autoridades locales estiman que más de mil almas se congregaron en esta expresión de fe y coraje, organizada por la Diócesis de Cuernavaca. Familias enteras, activistas comunitarios y creyentes de distintas edades se unieron en un acto que trascendió las barreras partidistas, buscando tejer un lazo de esperanza en medio del caos.
Bajo el liderazgo del obispo Ramón Castro Castro, el recorrido comenzó con una eucaristía en el parque Benito Juárez de Cuautlixco, para luego fluir hacia la parroquia de Santa Ana y extenderse por la bulliciosa avenida Reforma, pasando por la glorieta del Niño Artillero hasta culminar en la Unidad Deportiva José María Morelos y Pavón. Globos blancos flotaban como símbolos de inocencia perdida y anhelo renovado, mientras la procesión avanzaba en un silencio cargado de emoción, roto solo por ecos de “¡No más sangre!” y “¡Vida digna para todos!”, entremezclados con salmos que invocaban misericordia divina y aplausos que retumbaban como un pulso colectivo.
Hablando con la prensa regional al término del trayecto, el obispo Castro Castro, con la voz quebrada por la empatía, reveló el origen de esta iniciativa: un ruego desesperado de la grey. “No fuimos nosotros quienes lo planeamos; fue el pueblo, con su agotamiento ante las heridas abiertas, la decepción con el sistema y el duelo por los ausentes, quien nos empujó a actuar desde la Iglesia”, compartió el prelado, recordando cómo las confesiones en los templos se han convertido en confesionarios de terror, donde la extorsión emerge como el veneno que corroe negocios familiares y granjas, dejando a los valientes como blancos fáciles. “Imploramos que escuchen este eco, sobre todo los que sostienen las riendas del cambio. El ‘derecho de piso’ en Cuautla ha cruzado el umbral: pagar o perecer, con impuestos dobles que ahogan y balas que responden al ‘no’. Esto lacera el espíritu de nuestra tierra”, clamó con fervor, extendiendo un llamado directo a los criminales para que depongan las armas y a los funcionarios para que rompan cualquier lazo oculto con el mal.
En paralelo, el secretario de Seguridad estatal, Miguel Ángel Urrutia, aseguró que un cordón de protección envolvió la ruta para velar por la integridad de todos, sin un solo roce. Ante las voces que resonaron en la caminata, anunció un blindaje reforzado en la zona, fusionando esfuerzos de la Guardia Nacional, tropas federales y agentes municipales de Cuautla. “Esto responde a las instrucciones de nuestra gobernadora Margarita González Saravia, enfocadas en sanar la fractura de confianza con la gente común”, detalló Urrutia, quien además prometió la activación pronto de portales de detección en carreteras y redes de cámaras en puntos neurálgicos, herramientas que, según él, allanarán el camino hacia una calma duradera.
Esta jornada de luz y demanda se erigió apenas un día tras el execrable crimen que segó la vida de Carolina Plascencia Carvajal, ingeniera oriunda de Ayala y presidenta interina de la Asociación de Usuarios del Río Cuautla (Asurco), quien pujaba por encabezar la agrupación en las elecciones del 28 de septiembre. El viernes, cerca de las 15:30 horas, mientras transitaba en su Volkswagen Polo blanco por el entronque de Puxtla en la vía Cuautla-Ex Hacienda El Hospital, fue interceptada por sicarios en moto y un coche anónimo, que descargaron plomo contra su vehículo. A pesar de la rápida llegada de paramédicos, exhaló su último aliento en el asfalto, dejando un vacío que enciende aún más la urgencia por respuestas.
Voces del gremio agrícola y de Asurco exigen una indagatoria sin fisuras, apuntando posibles raíces en pugnas internas por el liderazgo o en fricciones por el reparto de aguas del caudaloso río Cuautla, especialmente en localidades como Tenango, Jantetelco, donde concesiones caducadas han cortado flujos vitales para los cultivos. Este luto reciente rememora el de Francisco Vázquez, vigilante del consejo de Asurco, caído bajo las balas en febrero de 2022 mientras custodiaba esos mismos recursos contra esquemas dudosos que amenazan el sustento regional.