Cuernavaca: su declive persiste bajo el ruido de los logros proclamados
Cuernavaca, conocida como la “Ciudad de la Eterna Primavera”, sigue atrapada en un declive que el gobierno municipal no logra detener, a pesar de cacarear logros que palidecen ante la realidad.
Las quejas ciudadanas, que resuenan desde el centro hasta las colonias más alejadas, señalan la precaria infraestructura urbana y los servicios públicos deficientes, incumpliendo lo mandatado por el artículo 115 constitucional. La falta de alumbrado público, los baches interminables, las fugas de agua, la poda insuficiente de árboles peligrosos y, de manera alarmante, la deficiente recolección de basura, son problemas que evidencian una administración desbordada e ineficaz.
El deterioro de la ciudad es innegable. Calles céntricas, que deberían ser el rostro digno de Cuernavaca, están marcadas por baches, oscuridad y montones de basura acumulada. Las lluvias agravan el panorama, convirtiendo las vialidades en un peligro constante y exponiendo la falta de mantenimiento.
Paz Hernández, regidora de Participación Ciudadana, ha señalado que las demandas ciudadanas abarcan prácticamente todos los poblados y colonias, reflejando un abandono generalizado. La infraestructura urbana no solo no mejora, sino que retrocede, mientras las autoridades se limitan a medidas superficiales que no abordan el problema de fondo.
La recolección de basura es un dolor de cabeza constante para los habitantes. Montones de desperdicios se acumulan en esquinas y banquetas, generando focos de insalubridad y atrayendo fauna nociva. La irregularidad en los horarios de recolección y la falta de camiones suficientes han convertido este servicio esencial en una pesadilla. Los ciudadanos, que pagan impuestos para recibir servicios básicos, se ven obligados a convivir con la basura en sus calles, lo que no solo afecta la estética de la ciudad, sino también la salud pública y la calidad de vida.
El alumbrado público, o su ausencia, es otra queja recurrente. Calles sumidas en la penumbra alimentan la inseguridad y limitan la actividad nocturna, afectando la economía local. Los reportes de postes apagados o inexistentes se acumulan sin respuesta efectiva, evidenciando una falta de prioridad en un servicio clave para la seguridad.
Por su parte, los baches proliferan sin control, con hasta 30 nuevos reportes mensuales, según Guillermo López Mejía, secretario de Desarrollo Sustentable. Las jornadas de bacheo, aunque publicitadas, son insuficientes, y las lluvias convierten las calles en un campo minado para conductores y peatones.
Las fugas de agua agravan aún más la crisis. Arnoldo Heredia Romero, titular del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC), ha reconocido que el organismo está rebasado por la cantidad de reportes, debido a un déficit de personal que impide atender las demandas con prontitud. Estas fugas no solo desperdician un recurso vital, sino que deterioran aún más las calles, creando un círculo vicioso de abandono.
La combinación de basura acumulada, vialidades destruidas y servicios colapsados refleja una gestión municipal que no está a la altura de las necesidades de la ciudadanía.
Es momento de que el gobierno municipal deje de presumir avances insignificantes y enfrente la crisis con seriedad. Cuernavaca merece más que parches y discursos vacíos; exige una estrategia integral que resuelva la recolección de basura, ilumine las calles, repare las vialidades y garantice el suministro de agua.
La decadencia de la ciudad no se detendrá con promesas huecas, sino con acciones concretas que respondan al clamor ciudadano. Mientras las autoridades sigan cacareando sin resultados, Cuernavaca continuará hundiéndose en un declive que amenaza con borrar su histórico esplendor.