Sobrino de Rafael Caro Quintero: De la fuga en Cuernavaca a la retención de una alcaldesa de Morena en Veracruz
Cuernavaca, Morelos / Veracruz, 22 de septiembre de 2025. – El nombre de José Gil Caro Quintero, sobrino del narcotraficante Rafael Caro Quintero (recluido en una prisión estadounidense), resurge en el ojo público tras un cateo en su rancho “Los Quintero”, en la zona norte de Veracruz, donde autoridades federales y estatales retuvieron por varias horas a la alcaldesa de Colipa, Gabriela Alejandra Ortega Molina (Morena).
El operativo, realizado este domingo 21 de septiembre como parte de la búsqueda del empresario desaparecido Neptalí González López, expone una vez más las conexiones del clan Quintero con figuras políticas y el crimen organizado en la región.
Esta no es la primera vez que Gil Quintero –cuyo alias también incluye José Belem Mendoza Flores– se ve envuelto en escándalos de alto perfil. Su historial se remonta al 10 de mayo de 2003, cuando un retén de la Policía Preventiva Estatal en Cuernavaca, Morelos, interceptó un Mercedes Benz negro blindado modelo 2003 en las inmediaciones del IMSS sobre la avenida Plan de Ayala.
El vehículo transportaba a tres jóvenes: el propio Gil Quintero (entonces de 23 años), Yuli Quevedo Mazón (23 años, originaria de Sinaloa y residente en Los Ángeles, California) y Heriberto Villa Serrano (42 años). El nerviosismo de los ocupantes alertó a los agentes, quienes hallaron en el auto armas reglamentarias, miles de dólares en efectivo y marihuana.
Inicialmente, los detenidos iban a ser turnados al Ministerio Público Federal, pero intervino Agustín Montiel López, coordinador de la Policía Ministerial en Morelos (fallecido posteriormente), quien intentó liberarlos. Presionado por instancias superiores y dada la relevancia del caso, Montiel los entregó a la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI), representada en Morelos por Federico Valdés Gómez. Con una averiguación previa “flojita” e integrada a modo, los jóvenes fueron consignados a un Juzgado Federal. Su abogado argumentó que las armas no violaban normas, y pagó una fianza de alrededor de 500 mil pesos. Sin embargo, les decretaron arraigo en un hotel vigilado por 12 agentes de la AFI, de donde huyeron al cuarto día.
El diario La Crónica reportó que los agentes se embolsaron un millón y medio de dólares para facilitar la fuga, con Valdés Gómez como jefe; este fue cesado temporalmente, pero reinstalado en Tlaxcala poco después. Villa Serrano fue ejecutado en septiembre de 2004 en Culiacán, Sinaloa, presuntamente por disputas entre narcos. Quevedo Mazón desapareció del radar público. En cuanto a Gil Quintero, fue recapturado el 27 de diciembre de 2004 en Guadalajara, Jalisco, bajo su verdadero nombre. El 30 de marzo de 2005, fue recluido en el penal de Puente Grande, donde su tío Rafael Caro Quintero cumplía sentencia. Se comprobó que Gil operaba para Ismael “El Mayo” Zambada, con actividades en Morelos, Jalisco y Veracruz. Recibió un trato preferencial en Morelos gracias a gestiones de su defensa ante Martín Rubio Millán, delegado de la PGR, con una consignación inconsistente que facilitó su libertad temporal.
El caso de 2025 en Veracruz reaviva interrogantes sobre las redes de influencia del Cártel de Sinaloa en la política local. Mientras Ortega Molina regresa a sus funciones sin cargos, la búsqueda de González López continúa, y el rancho “Los Quintero” queda bajo escrutinio. Autoridades no han confirmado vínculos directos de la alcaldesa con Gil Quintero, pero su presencia en el sitio genera sospechas de “convivencia” con presuntos delincuentes.