La guerra interna en Morena: el fantasma de la desestabilización mexicana, según la visión prospectiva de Ricardo Pascoe Pierce
La creciente pugna interna dentro de Morena representa una amenaza grave para la estabilidad política de México, advierte Ricardo Pascoe Pierce en su reciente publicación en X. Como partido que domina los tres poderes de la Unión y la mayoría de las gubernaturas y legislaturas estatales, las divisiones en Morena no son meras disputas partidistas, sino un proceso de desestabilización que podría escalar a niveles imprevisibles. Esta “guerra interna” debería preocupar a todos los mexicanos, ya que pone en jaque el frágil equilibrio institucional del país.
Ricardo Pascoe Pierce, nacido en 1949 en la Ciudad de México, es un destacado analista político, profesor universitario de sociología del trabajo y figura clave de la izquierda mexicana, con una trayectoria marcada por su activismo social y político desde las décadas de 1970 y 1980. Hijo de Juan Pascoe y Dorothy Pierce, contribuyó a la fundación del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) junto a Rosario Ibarra de Piedra, donde se involucró en la defensa de derechos humanos y la lucha contra la represión estatal durante el “sucio” periodo pos-68. Posteriormente, se convirtió en militante y fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), sirviendo como diputado federal y desempeñando roles diplomáticos, como embajador de México en Cuba. Su labor académica en instituciones como la Universidad Autónoma Metropolitana y el Instituto Nacional de Estudios del Trabajo ha enfocado en temas de relaciones laborales y movimientos sociales, mientras que como columnista en medios como Excelsior y Letras Libres, critica abiertamente las dinámicas de poder en México, posicionándose como un intelectual crítico de la izquierda tradicional.
Históricamente, agrega Pascoe Pierce, México ha evitado los turbulentos episodios de violencia política que azotaron al resto de América Latina durante los años posguerra, como guerras civiles, golpes de Estado y represión sistemática. Mientras la región sufría estos traumas, México se enfocó en el desarrollo económico, lo que explica por qué hoy muchos no reconocen las señales de descomposición. Sin embargo, Pascoe Pierce compara la situación actual con la Decena Trágica de hace más de un siglo, el último gran episodio de inestabilidad interna, subrayando que el país no está preparado para revivir tales escenarios.
Las evidencias de una descomposición profunda en Morena apuntan hacia un riesgo concreto: un intento de golpe de Estado perpetrado por un facción contra otra dentro del mismo partido. Este “poderoso conglomerado” se fragmenta en grupos antagónicos, cada uno con agendas ocultas y métodos agresivos, lo que acelera la erosión de la cohesión política. La falta de precedentes recientes en México hace que esta dinámica sea aún más alarmante, ya que podría desatar un caos similar al visto en otros países latinoamericanos.
Un ejemplo ilustrativo de esta guerra factional es el caso de Hernán Bermúdez Requena, interrogado durante horas por agentes de la DEA en Bogotá —con autorización de autoridades mexicanas— durante su vuelo de regreso a México. Inmediatamente después, el avión hizo escala en Tapachula para que el ex presidente AMLO y Adán Augusto López coordinaran la versión de Bermúdez ante las autoridades judiciales, protegiendo a todos los involucrados de represalias. Este episodio revela la existencia de dos bandos opuestos: uno que filtra información a instancias extranjeras y otro que la encubre, evidenciando una “guerra entre grupos mafiosos” dentro de Morena.
En última instancia, esta confrontación gira en torno al control absoluto del poder: quién definirá las candidaturas para 2027, la presidencia en 2030 y el mando ejecutivo a largo plazo. Si no hay una rendición total de un grupo ante el otro, las tentaciones golpistas podrían materializarse, dada la infiltración de ambas facciones en las Fuerzas Armadas y el narcotráfico. Pascoe Pierce advierte que esto podría derivar en una guerra civil al estilo sudamericano, haciendo que la lucha por el poder en México sea “descarada y violenta” como nunca antes.