DEVASTACIÓN, CAOS Y MUERTES
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Martes 14 de octubre de 2025
Al margen del estéril debate entre quienes sostienen el avance del cambio climático y sus consecuencias medioambientales contra los que niegan su existencia, lo cierto es que en el mundo enfrentamos, de manera cada vez más repetida, desastres naturales de consecuencias trágicas.
Tan cierto que, en México, año con año, en la temporada de lluvias, acompañadas desde tormentas hasta huracanes de diferentes magnitudes, se padece devastación, caos y muertes. Justo en ese orden. Primero azotan las lluvias, los oleajes, los vientos, los terremotos o el fenómeno natural de que se trate e inmediatamente se desata el caos que trae diversas afectaciones, que van desde las pérdidas materiales hasta la peor de las tragedias, la muerte de personas.
Pudiéramos argumentar que la devastación por la acción intempestiva de la naturaleza es inevitable y, en algunos casos, imprevisible. Nos toma por sorpresa. Sin embargo, llevamos por lo menos cuarenta años, desde el sismo de 1985, hablando de la prevención de desastres naturales, de la formación de una cultura que nos permita estar preparados para no caer en el caos y evitar fallecimientos, sin que, cada que ocurre un fenómeno más, nos volvamos a cuestionar sobre ¿Por qué volvió a fallar la prevención? ¿A qué se debe que la ayuda tarde tanto en llegar? Y ¿Qué vamos a hacer en lo sucesivo para que no vuelvan a perderse tal o cual cantidad de vidas que suponemos debieron haberse salvado?
Hay mucha polémica sobre si fue un error haber desaparecido el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) en el sexenio pasado, que se convirtió en una partida presupuestal para emergencias, bajo la promesa de que no faltarían recursos para atenderlas. Y sí, entendemos que, en términos de administración pública y manejo eficiente del erario, deben establecerse mecanismos, protocolos, categorías y hasta manuales, junto con reglas de operación. Pero, al pueblo, a las comunidades afectadas poco les importa si se llama de una u otra forma, si los recursos están en una cuenta corriente o en un fideicomiso. Si los recursos son centralizados o federalizados. Lo que les importa y les es útil es que los programas de prevención, los apoyos y los recursos lleguen a tiempo. Se llamen como se llamen y se lleven a cabo los trámites que se tengan que hacer, pero que funcionen bien y pronto.
Las autoridades no son culpables de la cantidad de lluvia que cayó, pero sí son responsables de los planes y programas para prevenir y enfrentar las emergencias. Eso significa estar preparados y atender a la población antes, durante y después, no sólo cuando el problema ya está encima. Tanto la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) como el Sistema Meteorológico Nacional (SMN) publicaron la información sobre las previsiones de intensas lluvias, incluso por regiones del país, con cuatro días de anticipación. No obstante, los gobernantes parece que no hicieron caso. No alertaron a muchas de las comunidades hoy en desgracia. Las quejas de que la ayuda no ha llegado se multiplican. Nada raro, parece que siempre sucede así.
Haya fideicomiso, partida presupuestal o como se llame, volvieron a fallar, desatándose tras la devastación, el caos y las muertes.
Y PARA INICIADOS:
La impugnación de algunos productores mezcaleros oaxaqueños ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) contra la denominación de origen del mezcal morelense y de otras entidades de la República no es novedad. La primera impugnación les fue desechada en el 2018, la siguiente la perdieron este año, en junio de 2025. Esperemos que, con la nueva corte, particularmente, con un ministro presidente oriundo de Oaxaca, los criterios ya establecidos no vayan a cambiar. Es una lucha muy larga, cuyos logros debemos defender los morelenses.
La información es PODER!!!