¡Agáchense o desaparezcan! El alcalde de Cuernavaca ofrece “consejos” de supervivencia en medio del caos armado
En un México donde la violencia se ha convertido en el pan de cada día, y los políticos en meros espectadores de su propio fracaso, el alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui, eleva el cinismo a nuevas alturas: ante balaceras a plena luz del día, la solución no es blindar las calles ni erradicar el crimen, sino recomendar a la ciudadanía que se tire al suelo como en una mala película de acción.
Este “consejo” presidencial, pronunciado con la frialdad de quien ya se rindió ante el terror, no solo expone la impotencia de un gobierno local ahogado en promesas vacías, sino que insulta a una población que paga impuestos por protección, no por lecciones de gimnasia evasiva. Bienvenidos al nuevo manual de supervivencia cuernavacense: donde la autoridad, en lugar de combatir el mal, solo enseña a esquivarlo.
Los recientes ataques armados en Cuernavaca han sacudido la capital morelense, dejando un rastro de miedo en zonas altamente transitadas y a plena luz del día, donde la vida cotidiana se transforma en ruleta rusa sin previo aviso.
Estos incidentes, que incluyen tiroteos en áreas públicas, han incrementado la percepción de inseguridad en una ciudad ya marcada por la presencia de grupos delictivos.
Ante este panorama, el presidente municipal José Luis Urióstegui Salgado, al ser cuestionado por la prensa sobre medidas concretas, optó por una respuesta que prioriza la autodefensa individual sobre cualquier estrategia institucional. “No se puede hacer nada, lo único es agacharse, no hay de otra manera”, declaró el alcalde con una resignación que generó inmediata polémica en redes sociales y medios locales.
Esta declaración, vista como una admisión de derrota por críticos y opositores, subraya la aparente falta de recursos o voluntad para enfrentar la ola de violencia, dejando a los ciudadanos a merced de su instinto de supervivencia.
Urióstegui, quien asumió el cargo prometiendo fortalecer la paz, ahora se ve envuelto en controversia por minimizar el rol proactivo de su administración en un momento en que la coordinación con autoridades estatales y federales parece más urgente que nunca.
La reacción no se hizo esperar: mientras algunos internautas ironizan sobre el “alcalde agachón”, otros exigen acciones reales como mayor patrullaje y programas preventivos, recordando que Cuernavaca ha visto un repunte en delitos de alto impacto pese a esfuerzos previos.
Esta situación no solo erosiona la confianza en el liderazgo local, sino que resalta un problema sistémico en Cuernavaca, donde la inseguridad devora la tranquilidad diaria. ¿Será este el epitafio de una gestión que opta por el consejo pasivo en vez de la acción valiente? Solo el tiempo, y quizás otra balacera, lo dirá.