La informalidad en las calles de Cuernavaca: solo 1,200 ambulantes con permiso ante la “changarrización” económica
En Cuernavaca, el comercio ambulante sigue siendo un tema candente que divide opiniones y ocupa las calles de la capital morelense. Hoy, 20 de octubre de 2025, el secretario del Ayuntamiento, Óscar Armando Cano Mondragón, alertó sobre la proliferación de vendedores irregulares en el espacio público, subrayando que solo 1,200 comerciantes ambulantes cuentan con un permiso municipal vigente.
Esta declaración, hecha en el marco de un operativo de supervisión, resalta la brecha entre la formalidad deseada y la realidad informal que domina el panorama urbano.
Cano Mondragón enfatizó que “la mayoría opera de forma irregular”, lo que implica un universo de ambulantes sin autorización que podría superar los 1,300, según estimaciones preliminares del censo municipal.
Esta irregularidad no solo genera congestión en vialidades clave como el centro histórico y avenidas principales, sino que también representa un desafío para la recaudación fiscal y la ordenación territorial.
El funcionario instó a los vendedores a regularizarse, recordando (por enésima vez) que los operativos de retiro se intensificarán en las próximas semanas para recuperar el espacio público.
Sin embargo, el sector del comercio informal en Cuernavaca es un mosaico de realidades dispares. Por un lado, hay quienes han convertido esta actividad en un negocio consolidado, ocupando varios espacios en diferentes colonias —desde el vibrante mercado de La Placita hasta las esquinas de Santa María Ahuacatitlán— y expandiéndose con carritos o puestos fijos que invaden banquetas y cruces peatonales. Estos emprendedores, a menudo con redes de proveedores estables, generan competencia desleal a los comercios formales, pero también dinamizan la oferta de productos cotidianos.
En el otro extremo, figuran aquellos para quienes el ambulantaje es la única tabla de salvación en medio de la precariedad. Familias enteras, migrantes o desempleados por la crisis postpandemia, venden desde el amanecer hasta la noche sin más que una manta o un carrito improvisado, ofreciendo frutas, ropa usada o antojitos para subsistir. Para ellos, el permiso no es un lujo accesible ante las tarifas elevadas —que subieron un 75% este año— y la burocracia, convirtiendo el espacio público en un refugio temporal contra el hambre.
Conforme avanza el tiempo, la “changarrización” —ese fenómeno de la economía de supervivencia con puestos efímeros y precarios— se acelera en paralelo a una economía depauperada en Morelos. La inflación, el estancamiento laboral y la falta de políticas inclusivas han engrosado las filas del informalismo, pasando de unos 1,600 censados en 2024 a estimaciones cercanas a 3,000 en 2025.
El Ayuntamiento, bajo la presión de vecinos y comerciantes establecidos, impulsa campañas de regularización con descuentos, pero sin un plan integral de empleo alternativo, el sector solo promete expandirse, recordándonos que en Cuernavaca, la informalidad no es solo un desorden urbano, sino el pulso de una sociedad en jaque.
Oscar Cano informó que el Ayuntamiento implementa una estrategia integral de ordenamiento del comercio semifijo y ambulante, con el objetivo de recuperar espacios públicos, garantizar el orden urbano y promover un comercio justo y regulado.
Entre las acciones realizadas destacan: la suspensión definitiva del otorgamiento de nuevos permisos, con el rechazo de alrededor de 500 solicitudes; la depuración de más de 300 expedientes inactivos del padrón de comerciantes cuyo último pago se realizó antes del 2015; 21 retenciones de mercancía diversa a vendedores sin autorización; 130 apercibimientos escritos y cerca de 200 verbales en distintos puntos de la ciudad; 407 reuniones con liderazgos del comercio y la sociedad civil en zonas como la colonia Carolina, el primer cuadro de la ciudad y los tianguis de Ciudad Chapultepec y Satélite, derivado de ello, se logró la reubicación consensuada de comerciantes.
“No se trata de criminalizar la actividad comercial, sino de ordenar y garantizar condiciones justas para todas y todos. Queremos una Cuernavaca limpia, segura y con espacios públicos para la convivencia”, afirmó Cano Mondragón.