AQUÍ SE RESPIRA EL MIEDO
SOMBRERAZOS
Por Domitilo Evangelista Díaz
Lunes 3 de noviembre de 2025
En agosto de 1995 comenzó a transmitirse el programa radiofónico La Mano Peluda en una estación que hoy es parte del Grupo Radio Fórmula, bajo la conducción de Rubén García Castillo. Su éxito fue inmediato, pero alcanzó su mayor popularidad con la llegada de Juan Ramón Sáenz.
En ese espacio nocturno, los radioescuchas compartían sus experiencias sobrenaturales: apariciones, posesiones, leyendas urbanas, historias de asesinos y casos de exorcismos. Con Juan Ramón Sáenz, el programa adquirió un tono más sombrío y profundo. Él acuñó una frase tomada de la cultura popular: “Aquí se respira el miedo”, título también de uno de sus libros.
Si le preguntamos hoy a una inteligencia artificial qué significa esa expresión, nos refiere algo así:
= “Es una frase que evoca una atmósfera de tensión, inseguridad o peligro. Describe un ambiente opresivo donde el miedo es palpable y generalizado.”
Y al leer esto, uno podría pensar que no está describiendo una frase o un programa de radio… sino el estado actual en que se encuentra la ciudad de #Cuernavaca.
Porque sí, en la capital de #Morelos se respira el miedo.
Y no es solamente porque la capital del estado de #Morelos se ubique como la quinta en todo el país con mayor percepción de inseguridad con el 84.2%, según el INEGI, o el miedo de los comerciantes establecidos ante el avasallamiento de los ambulantes. No, esto va mucho más allá.
Es, miedo a salir, miedo a manejar, miedo a caminar por las calles. Miedo a los criminales, pero también —y quizá más— a las propias autoridades municipales.
En #Cuernavaca se respira el miedo por la alta criminalidad, por la impunidad, por la corrupción institucionalizada, y por los discursos vacíos de un Ayuntamiento que parece más empeñado en simular y hacer negocios que en gobernar. Un Municipio de Cuernavaca cuyo presidente, José Luis Urióstegui Salgado y equipo, han hecho del deslinde y la omisión su principal política pública.
Las calles lo reflejan todo: basura acumulada, baches convertidos en trampas mortales, coladeras sin tapa, fugas de agua que reblandecen el asfalto y banquetas (donde hay) creando socavones, postes a punto de caer, bardas grafiteadas y parques públicos en ruina.
Pese a ser la marca turística del estado de #Morelos, #Cuernavaca luce como una ciudad abandonada a su suerte, donde hasta a los árboles “los enferman” a propósito para justificar su pronto retiro o tala con el visto bueno oficial.
Conducir un vehículo, una motocicleta o incluso un camión se ha vuelto una experiencia de terror urbano. No se sabe qué aparecerá primero: un socavón, un delincuente buscando robar, un agente vial buscando “recaudar” o una obra pública recién inaugurada de pésima calidad.
Porque en Cuernavaca, un ambulante significa un moche o una “cooperación informal”, cada bache cuenta una historia de corrupción, cada coladera sin tapa grita negligencia, cada obra mal hecha confirma que el interés público no es parte ni de la visión ni de la misión de los integrantes del gobierno municipal.
Da miedo que se haya hecho del bacheo, de arreglar infinidad de fugas de agua, de “embellecer” camellones y glorietas, la razón de ser del actual gobierno municipal, cuando todo ello es un remedio temporal para la ciudad, pero un buen negocio para funcionarios como Demetrio Chavira, Arnoldo Heredia, Guillermo López Mejía, entre otros, pasando por los aplaudidores regidores.
Y si algo da más miedo que los problemas visibles, es la indiferencia e insensibilidad con la que se gobierna, donde al ciudadano se le trata como enemigo y se solapa a los delincuentes.
En #Cuernavaca, José Luis Uriostegui, que prefiere lavarse las manos y deslindarse de todo antes que asumir responsabilidades, encabeza un gobierno que extorsiona en lugar de servir; funcionarios que anteponen sus negocios personales al bienestar de los ciudadanos.
El miedo en #Cuernavaca no es una metáfora: es el aire que se respira.
Y no porque la gente crea en fantasmas, sino porque convive todos los días con la inseguridad, el abandono y el abuso de poder.
En esta ciudad, lo verdaderamente sobrenatural sería ver al gobierno municipal haciendo su trabajo de manera responsable y transparente, y no como ahora, sometido a la corrupción, dedicado al saqueo y en complicidad con delincuentes.
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