LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA RABIA: DE LA AUTONOMÍA CIUDADANA AL CONTROL ESTATAL EN MÉXICO
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Sábado 8 de noviembre de 2025
En este análisis exploramos el patrón histórico en México donde los movimientos ciudadanos independientes, nacidos de la indignación por la violencia o la negligencia estatal, terminan siendo absorbidos por el gobierno a través de mecanismos de cooptación e institucionalización.
Partimos del reciente discurso de Grecia Quiroz en Michoacán, que evoca el Movimiento por la Paz de 2011 en Morelos tras el asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega, y lo conectamos con el terremoto de 1985 en la Ciudad de México. Inspirados en la obra de Luis Javier Garrido sobre la “revolución institucionalizada”, examinamos casos en estados como Baja California, Oaxaca, Guerrero y Chihuahua, ilustrando cómo el régimen actual de Claudia Sheinbaum parece repetir este guion con el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia”. Finalmente, reflexionamos sobre si estos ciclos pueden romperse.
El discurso de Grecia Quiroz, presidenta municipal sustituta de Uruapan, Michoacán, pronunciado tras su encuentro con la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, resuena como un grito de exigencia más que de sumisión. Al referirse al homicidio de su esposo, el exalcalde Carlos Manzo, Quiroz aclaró: “No fuimos a doblar las manos, sino a exigir justicia y condiciones de seguridad”. Este posicionamiento inicial de firmeza ante la ola de extorsiones en la región aguacatera evoca una dinámica familiar en la historia mexicana: la indignación espontánea que amenaza con escalar, pero que el poder busca canalizar rápidamente para evitar un desborde incontrolable.
El encuentro del miércoles pasado, escoltado por el secretario de Seguridad Omar García Harfuch, derivó en el anuncio del “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia”, con refuerzos de la Guardia Nacional y medidas contra la extorsión. Sheinbaum presentó esto como una respuesta integral, pero el matiz institucionalizador es evidente: transformar la rabia local en un esquema federal que, aunque promete acción, podría diluir la autonomía de las demandas ciudadanas, convirtiendo a líderes como Quiroz en voceros del régimen en lugar de catalizadores independientes. Este domingo, según anunció Sheinbaum en la mañanera de ayer (viernes 7 de noviembre), en dicha entidad se dará a conocer a fondo la nueva estrategia, para lo cual, a través de la Secretaría de Gobernación federal, se ha promovido la participación de personajes relacionados con la vida pública y empresarial michoacanas.
Este eco nos lleva directamente al año 2011, cuando el asesinato de siete jóvenes en Temixco, Morelos —entre ellos Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta Javier Sicilia—, desató el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Aquella noche del 27 al 28 de marzo, los cuerpos apilados en auto Honda frente al fraccionamiento Las Brisas simbolizaron el fracaso de la “guerra contra el narco” impulsada por Felipe Calderón, y la respuesta civil fue inmediata: marchas masivas que recorrieron el país, culminando en el Zócalo con el grito colectivo “¡Estamos hasta la madre!”. El movimiento, liderado por Sicilia y figuras como Emilio Alvarez Icaza, exigió siete puntos clave, desde la destitución de Genaro García Luna hasta un pacto nacional contra la impunidad. Su punto álgido fue el diálogo del 23 de junio en el Castillo de Chapultepec, auspiciado por Calderón, donde se prometieron mesas de trabajo y recursos federales. Sin embargo, lo que comenzó como una ola autónoma se fragmentó en burocracia: las demandas se institucionalizaron en foros estatales que no avanzaron, y el MPJD perdió momentum hacia 2012, absorbido por la maquinaria política.
Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México y en ascenso presidencial, se reunió con Sicilia en noviembre de 2012 como presidente electo, prometiendo retomar el legado en su agenda. Así, el movimiento influyó en su campaña, pero su esencia se evaporó en reformas superficiales como la Ley General de Víctimas de 2013, un claro ejemplo de cooptación: de la protesta callejera a la enmienda legislativa que calma sin transformar.
Recordar estos eventos trae a la mente el libro de Luis Javier Garrido, El Partido de la Revolución Institucionalizada (2001), donde el historiador disecciona cómo el PRI perfeccionó el arte de absorber disidencias para perpetuarse. Garrido describe una “revolución” que, lejos de ser dinámica, se convirtió en un aparato rígido que institucionalizaba toda inconformidad, convirtiendo movimientos campesinos o obreros en extensiones del partido. Grecia Quiroz, con su retórica de exigencia, parece un capítulo moderno de esta narrativa, donde el PRI se ha mutado en Morena.
Un antecedente paradigmático es el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México, que expuso la corrupción y lentitud del gobierno priista de Miguel de la Madrid. Miles de brigadas vecinales se autoorganizaron en colonias como Tlatelolco y la Guerrero, limpiando escombros y distribuyendo ayuda sin esperar al Estado. Esta acción civil pura duró días, hasta que el Ejército intervino masivamente con tanques y soldados, supuestamente para “ayudar”, pero en realidad para cooptar: inscribió brigadas en programas clientelares y reprimió las más radicales, institucionalizándolas en la Cruz Roja y fondos oficiales.
Hoy, el régimen de Sheinbaum repite la película en Michoacán: ante la violencia que mató a Manzo, la respuesta no es solo represión, sino un “plan” que integra la inconformidad en la estructura federal, similar a cómo Peña Nieto desarmó las autodefensas michoacanas en 2013-2014. Aquellas comunidades, armadas contra Los Caballeros Templarios por secuestros y extorsiones, surgieron espontáneamente; el gobierno las transformó en Policía Rural, subordinándolas y limitando su autonomía, un patrón que persiste bajo Morena con ambigüedad controlada.
En Baja California, bajo gobiernos panistas como el de Francisco Vega (2013-2019), las protestas por la crisis hídrica en Tijuana y contra el aeropuerto de Otay Mesa ilustran lo mismo. Movimientos ciudadanos bloquearon obras exigiendo transparencia, pero el PAN los canalizó en “mesas de diálogo” que crearon consejos sin poder real; el agua sigue privatizada, y las marchas anti-reforma educativa de 2013 se diluyeron en foros partidistas. Así, el multipartidismo no alteró el guion: de la rabia a la institucionalización panista.
Casos en Oaxaca y Guerrero refuerzan el ciclo. La CNTE, con huelgas masivas en 2006 y 2016 contra reformas educativas impuestas, fue cooptada por gobiernos como el de Gabino Cué (PAN-PRD) mediante diálogos y fondos extras, integrándola a la SEP sin derogar cambios profundos. En Guerrero, policías comunitarias indígenas de 2013 contra narcos y caciques se registraron como “auxiliares” en 2015, expandiéndose bajo Morena en 2021 pero siempre bajo supervisión federal.
Finalmente, en Chihuahua, las protestas por el agua del Río Bravo (2019-2020) bajo Javier Corral (PAN) se usaron para negociar con AMLO, creando comisiones binacionales que no devolvieron recursos reales. En todos, la autonomía civil se evaporó en el engranaje estatal.
En conclusión, estos patrones —desde 1985 hasta el Michoacán de hoy— revelan una constante: los gobiernos, sea PRI, PAN o Morena, convierten la inconformidad en combustible para su legitimidad, prometiendo justicia mientras preservan el control. Para romper el ciclo, líderes como Quiroz y movimientos como el de Sicilia deben priorizar la vigilancia colectiva sobre las mesas oficiales. ¿Podrá la ciudadanía michoacana mantener el pulso autónomo, o se repetirá la institucionalización? La historia sugiere cautela, pero la urgencia actual invita a la esperanza de un cambio genuino. Y atención: el malogrado Carlos Manzo se estaba perfilando como fuerte prospecto ciudadano para contender por la gubernatura de Michoacán en 2027, por encima de los cacicazgos regionales, entre ellos el del exgobernador Leonel Godoy, a quien se acusa de estar impulsando la eventual candidatura del hoy senador Raúl Morón, bajo las siglas de Morena. Al mismo grupo se vincula con el crimen organizado en la multicitada entidad. A ver.
