RAÍCES DE DOLOR: EL ORIGEN DEL CENTRO DE IDENTIFICACIÓN EN XOCHITEPEC
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 20 de noviembre de 2025
El fenómeno de las desapariciones en México, que se agudizó con la llamada “guerra contra el narco” iniciada en 2006 bajo el gobierno de Felipe Calderón, dejó una huella indeleble en Morelos. Desde ese año, el estado se convirtió en un epicentro de violencia, con fosas clandestinas en lugares como Tetelcingo y Jojutla que revelaron el horror de cientos de víctimas ocultas.
Para 2016, los casos de personas desaparecidas comenzaron a dispararse, alcanzando un pico en 2022 con cientos de reportes anuales, y a mayo de 2024, Morelos registraba al menos 1.812 casos pendientes.
Este contexto de impunidad y dolor impulsó la formación de colectivos como “Regresando a Casa Morelos” en 2013, que exigían justicia y búsqueda activa, marcando el inicio de una resistencia ciudadana que presionó al Estado para actuar.
La respuesta institucional llegó con la promulgación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas el 10 de enero de 2018, que obligó a los estados a crear mecanismos especializados. En Morelos, esto se tradujo en la creación de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas mediante decreto en 2018, un órgano desconcentrado dedicado a coordinar búsquedas, localizaciones e identificaciones sin interferir en investigaciones penales.
Esta comisión nació de la necesidad de responder a brigadas nacionales, como la VI Brigada Nacional de Búsqueda en octubre de 2021, que localizó fosas en Yecapixtla y resaltó la urgencia de infraestructura forense. Así, Morelos se alineó al Sistema Nacional de Búsqueda, priorizando el derecho a la verdad y al acompañamiento de las familias.
La construcción del Centro Especializado de la Comisión de Búsqueda en Xochitepec, ubicado en el Centro de Atención Múltiple (CAM) 22 de la colonia Santa Fe, surgió directamente de estos esfuerzos. En 2021, tras la brigada nacional, el gobierno federal comprometió recursos para un centro de identificación humana similar al de Coahuila, enfocado en análisis de ADN, resguardo de evidencias y capacitación.
Las obras iniciaron con etapas progresivas: la tercera etapa se licitó en 2023, y para 2025, con una inversión acumulada de alrededor de 50 millones de pesos, el proyecto avanza hacia su operación plena.
Este espacio no solo fortalece la capacidad forense estatal, sino que integra un enfoque humanitario, garantizando que la identificación de restos no sea solo técnica, sino un acto de restitución digna para las víctimas.
Hoy, el jueves 19 de noviembre de 2025, apenas un día después de la supervisión de la gobernadora Margarita González Saravia y el secretario Edgar Maldonado Ceballos a la cuarta etapa —con 24 millones de pesos invertidos en laboratorios y muros de contención—, el centro se erige como un testimonio vivo de la lucha contra el olvido.
Mientras México supera las 120 mil desapariciones acumuladas, esta obra en Xochitepec simboliza un compromiso renovado: no más fosas anónimas, no más familias en la incertidumbre. Es un recordatorio de que, detrás de cada antecedente de violencia, hay un imperativo ético por la memoria y la justicia, urgiendo a que la quinta y última etapa culmine pronto para que, finalmente, los desaparecidos regresen a casa en forma de verdad.
