Autobús en llamas en Tabasco: el aviso de lo que puede pasar si las becas del Bienestar se tambalean
Villahermosa, Tabasco, 21 de noviembre de 2025.– Un autobús escolar calcinado frente al Conalep Plantel 51 es, a estas alturas, mucho más que una imagen de vandalismo juvenil: es la primera postal violenta de lo que podría convertirse en una constante si el Estado mexicano incumple —por error administrativo o por recorte presupuestal— la promesa de las becas universales que hoy sostienen a millones de estudiantes de familias pobres.
Lo ocurrido el jueves es tan simple como brutal: 614 alumnos del plantel quedaron fuera del último pago de la Beca Benito Juárez de Educación Media Superior (1,960 pesos bimestrales) porque la dirección del colegio no cargó a tiempo la matrícula en el sistema nacional. La respuesta de un grupo de jóvenes fue prenderle fuego al camión de la escuela y tratar de bloquear la carretera Villahermosa-Frontera. No lograron cortar la vía, pero sí dejaron claro que, para muchos, esos casi dos mil pesos no son “apoyo”, son supervivencia.
El incidente no es aislado. En lo que va del año se han registrado protestas similares en al menos siete estados (Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Veracruz, Estado de México, Hidalgo y ahora Tabasco) por retrasos o exclusiones del padrón. En todos los casos la causa inmediata es la misma: errores humanos o saturación del sistema de registro. Pero el trasfondo es más inquietante: el modelo de becas universales sin filtros socioeconómicos serios está llegando al límite de su capacidad operativa y financiera.
Los números que nadie quiere ver en voz alta
El programa de Becas Benito Juárez (todos los niveles) cuesta en 2025 más de 190 mil millones de pesos anuales, el segundo gasto social más grande después de la Pensión para Adultos Mayores.
Para 2026, el PEF aprobado mantiene el monto global, pero con un truco contable: se crea la nueva Beca Universal Rita Cetina Gutiérrez (educación básica) con 78.8 mil millones, mientras se recortan 4.6 mil millones a La Escuela es Nuestra y se congelan plazas docentes en universidades públicas.
La deuda pública ya ronda el 50% del PIB y el crecimiento proyectado para 2026 apenas supera el 1.5%. Cualquier choque externo (depreciación del peso, caída en precio del petróleo o menor recaudación) pondría en la mesa el debate que el gobierno de Sheinbaum ha evitado: ¿hasta cuándo se pueden sostener subsidios universales sin focalización?
El polvorín social del sureste
En Tabasco, seis de cada diez personas viven en pobreza o vulnerabilidad (Coneval 2024). La beca media superior representa, en muchos hogares, entre el 15% y el 30% del ingreso mensual. Cuando falla, no hay plan B. El resultado: deserción, migración o reclutamiento por el crimen organizado. Un autobús quemado hoy puede ser un plantel tomado mañana, y una carretera bloqueada la siguiente semana.
El gobierno estatal y federal han corrido a apagar el incendio literal y el político: el viernes enviaron delegados del Bienestar para “solucionar” el padrón y prometieron que el pago llegará en diciembre. Pero la solución técnica no responde la pregunta estructural: ¿qué pasará el día que no haya dinero para todos?
Tres escenarios posibles
- Status quo con parches: Se siguen resolviendo crisis caso por caso, pero la saturación del sistema genera cada vez más protestas focales.
- Recorte disfrazado: Se mantiene la narrativa de “universalidad” pero se endurecen requisitos (CURP mal registrada, comprobante de estudios extemporáneo, etc.) dejando fuera a cientos de miles sin decirlo abiertamente.
- Recorte abierto: Presión fiscal obliga a reducir monto o cobertura. El costo político sería altísimo para Morena en sus bastiones del sur-sureste, pero podría ser inevitable si la economía no repunta.
El autobús calcinado del Conalep 51 no es una anécdota de adolescentes rebeldes. Es el primer aviso tangible de que el contrato social pos-2018 —“primero los pobres” a cambio de estabilidad— tiene fecha de caducidad si no se acompaña de crecimiento económico y eficiencia administrativa.
Mientras tanto, en Villahermosa quedan las cenizas de un camión y una pregunta que ya nadie podrá ignorar: ¿Cuántos autobuses más tendrán que arder para que empecemos a hablar en serio de lo que viene?
