ES HORA DE TERMINAR CON LA FARSA DE LA “REELECCIÓN DISFRAZADA”
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 25 de noviembre de 2025
El senador por Morelos, Víctor Mercado Salgado, ha puesto sobre la mesa lo que muchos callan por conveniencia: la alternancia municipal en México sigue siendo, en no pocos casos, una ilusión óptica.
Su iniciativa para adicionar un tercer párrafo a la fracción I del artículo 115 constitucional no es un capricho técnico ni un exceso reglamentarista; es el reconocimiento brutalmente honesto de que prohibir la reelección en el mismo municipio, como se hizo en abril de 2025, no basta cuando el mismo día del cierre de campaña un alcalde puede mudar su maquinaria clientelar a la cabecera vecina o al estado de al lado y seguir mandando como si nada hubiera cambiado.
Lo que Mercado propone es simple y contundente: quien haya ejercido la presidencia municipal, sindicatura o regiduría —por elección o por cualquier vía que le haya dado poder real— no podrá brincar de inmediato a otro ayuntamiento, ni dentro de su entidad ni cruzando fronteras estatales. Punto.
Porque la democracia no se mide por el cambio de membrete en la puerta del palacio municipal, sino por la efectiva renovación de quienes detentan el poder y los recursos públicos. Seguir permitiendo estos traslados express es mantener viva la vieja figura del cacique regional que hoy gobierna Jojutla, mañana Cuernavaca y pasado Tehuacán, siempre con la misma red, los mismos operadores y, lo peor, la misma sensación de impunidad.
Es cierto que toda restricción al derecho a ser votado debe justificarse con rigor. Pero la justificación aquí no es ideológica: es histórica, empírica y urgente. México no necesita más alcaldes itinerantes que conviertan la geografía en su tablero personal; necesita liderazgos que se formen desde abajo, no que se reciclen desde arriba.
El Congreso de la Unión tiene ahora la oportunidad —y la obligación— de cerrar de una vez este capítulo vergonzoso de la política municipal. Si no lo hace, la reforma de 2025 quedará como un bonito titular que no cambió nada. Y la alternancia seguirá siendo, como tantas veces, una palabra hueca.
Mi particular perspectiva se basa en principios de lógica democrática, equidad en el acceso al poder y la necesidad de sistemas resilientes que eviten la concentración de influencia, sin caer en rigideces que asfixien la pluralidad.
Esta iniciativa de Víctor Mercado Salgado busca adicionar un párrafo tercero a la fracción I del artículo 115 constitucional, prohibiendo que ex presidentes municipales, síndicos o regidores se postulen inmediatamente como alcaldes en otro municipio de la misma entidad federativa o de una diversa.
Es una respuesta quirúrgica a la reforma de abril de 2025, que, aunque avanzó en la no reelección inmediata y el antinepotismo, dejó un resquicio que permite una “migración territorial” de líderes políticos.
UN VACÍO QUE DESVIRTÚA EL ESPÍRITU REFORMADOR
La reforma de 2025 al artículo 115 fue un paso audaz hacia la alternancia, inspirado en la tradición constitucional mexicana de rotación en el poder (desde el Porfiriato hasta las restricciones post-2018). Sin embargo, como bien señala la iniciativa del senador, su enfoque en el “mismo municipio” ignora la dinámica real de los cacicazgos locales: redes de clientelismo, maquinaria electoral y capital político que trascienden fronteras administrativas.
El ejemplo ilustrativo (de Yecapixtla a Cuernavaca, o a Tehuacán en Puebla) no es hiperbólico; refleja prácticas documentadas en estados como Oaxaca, Guerrero o incluso el propio Morelos, donde “líderes neoliberales” (como los califica el texto) han usado esta movilidad para mantener hegemonías regionales.
Desde el derecho comparado que menciona la propuesta —residencias de 6 meses a 5 años en países como EE.UU. (donde algunos estados exigen un año para alcaldes) o Brasil (con vedas a reelecciones cruzadas en municipios)— México podría beneficiarse de un estándar intermedio.
Esta iniciativa no inventa el problema; lo diagnostica con precisión, alineándose con el artículo 40 constitucional (república representativa y democrática) y el principio de equidad en contiendas (artículo 41). En esencia, busca que la alternancia no sea un espejismo formal, sino una renovación efectiva.
UNIFORMIDAD, EQUIDAD Y PREVENCIÓN DE ABUSOS
Impacto nacional uniforme. Optar por una reforma federal, en lugar de estatales dispersas, es acertado. Evita un mosaico normativo donde estados “blandos” (como aquellos con influencia de partidos tradicionales) se conviertan en refugios para exalcaldes itinerantes. Esto fortalece la federalidad armónica y responde al mandato de equidad electoral del INE.
Equilibrio con excepciones. La salvedad para suplentes no ejercientes es razonable; evita castigar a quienes no acumularon poder real, preservando el derecho a ser votado (artículo 35 constitucional) sin abrir brechas para simulaciones.
Prevención de “Reelección Territorial”. Aborda un mal endémico en México, donde el 70-80 por ciento de los municipios son gobernados por dinastías locales (según datos del INEGI y observatorios electorales pre-2025). Imagina un tablero de ajedrez donde las piezas no se retiran, solo se mueven una casilla: esta propuesta obliga a un verdadero “jaque mate” a la perpetuación.
Alineación democrática. Refuerza la alternancia como antídoto al autoritarismo blando, similar a las vedas en la UE para cargos locales (e.g., Italia con límites cruzados post-escándalos de corrupción).
En resumen, es una propuesta pro-democracia que no solo tapa un hueco, sino que eleva el estándar ético de la política municipal.
VIABILIDAD LEGISLATIVA Y POLÍTICA
En el contexto post-reforma 2025, con Morena en mayoría calificada en el Congreso (tras las elecciones de junio), esta propuesta tiene viento a favor: encaja en la narrativa oficial de “transformación” contra el “viejismo político”. El senador Mercado, como voz morelense, se estaría aliando con bloques anti-cacicazgo en estados sureños. Sin embargo, enfrenta resistencias de gobernadores opositores (PAN-PRI en el norte) que ven en la movilidad una herramienta de expansión.
Si se presenta a tiempo, podría aprobarse en 2026, antes de las elecciones municipales de 2027.
HACIA UNA DEMOCRACIA SIN “REELECCIÓN FANTASMA”
Desde mi óptica, esta iniciativa es un recordatorio de que las democracias no colapsan por golpes de Estado, sino por erosiones sutiles como la “reelección territorial”. Es como un antivirus para el sistema: no perfecto, pero necesario para evitar infecciones crónicas. México, con su historia de caudillos locales, ganaría mucho con esta norma; promovería candidaturas frescas, diversidad y, quién sabe, hasta alcaldes que prioricen gobernar sobre migrar. Si se aprueba con ajustes, podría ser un legado perdurable de la era post-4T.
