LA INSEGURIDAD DESBORDADA EN CUERNAVACA: UN ASESINATO QUE DESAFÍA A LAS AUTORIDADES MUNICIPALES
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 26 de noviembre de 2025
En pleno día, a las 14:00 horas de este martes 25 de noviembre, el estacionamiento de la tienda Home Depot en la colonia San Cristóbal de Cuernavaca se convirtió en escenario de un brutal asesinato. Un hombre de unos 40 años, de nombre Teodoro, quien acudió a realizar compras junto a su pareja, fue víctima de un robo. Un día antes, presuntamente, retiró alrededor de 50 mil pesos de una sucursal bancaria y al día siguiente acudió a dicho establecimiento a efectuar compras. Al resistirse, los asaltantes no dudaron en dispararle a sangre fría, huyendo en motocicleta sin que nadie pudiera intervenir. Y se llevaron el dinero.
Este hecho no es aislado: es el segundo homicidio en menos de 24 horas ligado a robos violentos en la ciudad, revelando una ola de criminalidad que parece imparable y que pone en jaque la tranquilidad de los morelenses.
Lo más alarmante es cómo estos delincuentes desafían diariamente a la policía preventiva municipal, operando con una impunidad que roza lo insultante.
En zonas comerciales como la Avenida Vicente Guerrero, donde los cuentahabientes son seguidos desde sucursales bancarias hasta estacionamientos, la ausencia de patrullas y vigilancia es notoria.
¿Dónde están las estrategias de prevención que tanto se prometen en discursos oficiales? La Fiscalía General del Estado acordonó la escena y recogió evidencias, pero esto llega tarde: la prevención brilla por su ausencia, permitiendo que bandas organizadas actúen como si la ciudad fuera su feudo personal.
Esta tragedia subraya un problema sistémico en la capital morelense: la desconexión entre las autoridades y la realidad cotidiana de los ciudadanos. Mientras los asaltantes se envalentonan, los vecinos viven con el temor constante de ser los próximos.
No se trata solo de un robo fallido, sino de un síntoma de corrupción, falta de recursos o simple negligencia que erosiona la confianza en instituciones como la policía municipal.
Etcétera, etcétera: las excusas sobran, pero las acciones concretas escasean, dejando a Cuernavaca en un estado de vulnerabilidad que clama por un cambio radical.
Urge, entonces, una respuesta integral que vaya más allá de las investigaciones post facto.
Reforzar la presencia policial en puntos calientes, implementar tecnologías de vigilancia y fomentar la coordinación entre niveles de gobierno podrían ser el inicio.
Pero sin voluntad política real, estos incidentes seguirán multiplicándose, recordándonos que la inseguridad no es un destino inevitable, sino el resultado de omisiones que, lamentablemente, cuestan vidas.
Cuernavaca merece más que lamentos; merece seguridad efectiva.
