TEMOAC: EPICENTRO DE LA VIOLENCIA EN LA ZONA ORIENTE DE MORELOS
LA CRÓNICA DE MORELOS
Martes 16 de diciembre de 2025
E D I T O R I A L
En el corazón de Morelos, donde las tradiciones indígenas se entretejen con un paisaje de cerros y valles, Temoac se ha convertido, una vez más, en sinónimo de inseguridad y caos. Este municipio, regido por usos y costumbres, no es ajeno a la violencia que azota la zona oriente del estado, una región marcada por la presencia de cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG), los Beltrán Leyva y La Familia Michoacana. Desde hace más de una década, Temoac vive bajo la sombra de extorsiones, secuestros, homicidios y una infiltración criminal que ha permeado incluso las instituciones locales, dejando a sus habitantes en un constante estado de alerta.
La historia de inseguridad en Temoac no es nueva. En 2011, el alcalde Abraham Ortiz Rosales fue asesinado en un ataque armado mientras se incorporaba a la autopista Siglo XXI. Este hecho marcó el inicio de una espiral de violencia que ha incluido la formación de guardias comunitarias en comunidades como Huazulco y Amilcingo, grupos de autodefensa que surgieron ante la ineficacia de las autoridades estatales. En 2013, estas guardias nocturnas lograron reducir temporalmente los delitos, pero en los últimos años, los problemas han repuntado. Hoy, en 2025, las comunidades han vuelto a organizarse con municipios vecinos para enfrentar el cobro de piso y las amenazas constantes.
Los eventos recientes pintan un panorama aún más sombrío. Recientemente, operativos conjuntos de fuerzas federales, estatales y castrenses catearon la comandancia municipal de Temoac, deteniendo a dos policías con armas de fuego no registradas en la corporación. Estos elementos, junto con un civil, fueron imputados por delitos contra la salud y portación ilegal de armas, y un juez les impuso prisión preventiva. La Fiscalía General del Estado confirmó que los detenidos estarían vinculados a una banda criminal operante en la región, responsable de extorsiones y otros delitos graves.
Este no es un incidente aislado: apenas días antes, tres presuntos integrantes de una célula delictiva fueron capturados en el municipio con armas y droga, en un golpe que revela la profundidad de la infiltración.
El alcalde Valentín Lavín Romero, en el cargo por segunda ocasión, ha estado en el centro de la tormenta. Su suegra, Andrea Angélica “N”, ex tesorera municipal, fue detenida en múltiples ocasiones por presuntamente liderar el grupo “Los Aparicio”, una célula dedicada al narcomenudeo y la violencia en la zona oriente. Lavín ha negado cualquier vínculo con el crimen organizado, alegando que se le “fabrican delitos” y exigiendo respeto para su municipio. Sin embargo, filtraciones como las de Guacamaya Leaks desde 2019 lo vinculan a redes criminales, y el asesinato de tres familiares de su esposa en 2018 —relacionadas con un conocido delincuente como “El Hasán”— añade capas de complejidad a su administración.
Esta problemática no solo afecta a Temoac, sino que se extiende a la zona oriente, donde la Escuela Normal Rural Femenil Emiliano Zapata en Amilcingo representa un oasis de educación en medio del caos. La inseguridad ha forzado a las comunidades a revivir las guardias ciudadanas, pero sin apoyo institucional sólido, estas iniciativas corren el riesgo de convertirse en otro frente de conflicto.
Es imperativo que las autoridades estatales y federales actúen con firmeza, pero también con transparencia. La Fiscalía ha prometido combatir la delincuencia en favor de los morelenses, pero hasta ahora, los operativos parecen ser reacciones tardías.
Temoac necesita más que cateos y detenciones; requiere inversión en prevención, fortalecimiento de la policía local y un diálogo genuino con las comunidades indígenas. De lo contrario, este “berenjenal” de violencia seguirá devorando vidas y esperanzas en una región que merece paz.
