ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA ESAF: UN ELEFANTE BLANCO CON SOMBRAS PERSISTENTES
LA CRÓNICA DE MORELOS
Octubre 21 de 2025
La Auditoría Superior Gubernamental, dependiente del Congreso del estado de Morelos, fue creada mediante decreto publicado en el Periódico Oficial “Tierra y Libertad” el 11 de agosto de 2003. El 25 del mismo mes, la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública de ese cuerpo colegiado, de entre 10 aspirantes para estar al frente de la ASG, seleccionó una terna de candidatos y de ella a la exdiputada Diana Recio Téllez como la primera titular de ese ente fiscalizador, cuyo antecedente fue la Contaduría Mayor de Hacienda del propio Congreso.
La ASG, a su vez, antecedió a la Auditoría Superior de Fiscalización (ASF), creada por el Congreso morelense en julio de 2008. Asimismo, este órgano de control del gasto público fue sustituido por la actual Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF), la cual surgió el 30 de enero de 2015 bajo una iniciativa de la entonces diputada local Lucía Meza Guzmán, hoy ex senadora.
Desde la gestación de la extinta Auditoría Superior Gubernamental, hasta el diseño de la ESAF, los considerandos de los decretos respectivos han dejado plasmados sus objetivos, facultades y obligaciones. El organismo, teóricamente, fue dotado de autonomía técnica y de gestión en el ejercicio de sus atribuciones, facultándolo para investigar la omisión o comisión de alguna conducta que implique afectación a los recursos públicos. Además, su titular y principales subalternos podrán ser removidos, entre otras causas graves, por aceptar la injerencia de partidos políticos en el ejercicio de sus funciones y conducirse con parcialidad en el proceso de revisión de las cuentas públicas y en los procedimientos de fiscalización e imposición de sanciones.
Sin embargo, lo anterior no se ha cumplido a cabalidad; ha sido letra muerta, amén de que infinidad de dictámenes surgidos en las tres épocas del ente fiscalizador obedecieron a consignas políticas, muchas veces impregnadas de circunstancias revanchistas o de presión hacia determinados personajes por parte de los gobernadores en turno.
Para nadie ha sido secreta la injerencia del Poder Ejecutivo en tan importante órgano de control, convertido en represor y no en fiscalizador. Esta opacidad y politización convirtieron a la ESAF en un auténtico “elefante blanco”: muy costoso para el erario público, pero obeso y obsoleto hasta más no poder, con un presupuesto que engrosa sin que sus resultados transparentes justifiquen el desembolso.
Y como si el pasado no bastara, el presente arroja nuevas sombras sobre su funcionamiento. Hoy, 21 de octubre de 2025, pesa una denuncia penal ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción (FECC) del estado contra Giovanna María González Cerezo, exdirectora de Administración de la ESAF, por presuntas faltas graves relacionadas con el ejercicio ilícito del servicio público. Las acusaciones incluyen abuso de funciones, uso indebido de recursos humanos con fines personales y la venta discrecional y sin transparencia de más de una decena de vehículos oficiales de la entidad.
González Cerezo, designada en el cargo en agosto de 2021, fue removida recientemente, y el caso generó críticas por la aparente inacción de la FECC. El coordinador del grupo parlamentario de Morena en el Congreso local, Rafael Reyes Reyes, declaró que el Legislativo no encubrirá a nadie y que la denuncia deberá seguir su curso legal, solicitando informes sobre el avance de la investigación al nuevo titular del órgano interno de vigilancia de la Auditoría Superior.
Giovanna María comparte apellidos con Roque González Cerezo, su hermano, actual magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa, quien fungió como alcalde sustituto de Cuernavaca en 2009 y fue cuestionado por presuntos actos discrecionales, al punto de enfrentar un proceso de ratificación de demanda de juicio político en el Congreso estatal —un eco inquietante de las dinámicas de impunidad que parecen permear a la familia en el servicio público.
La ESAF, desde siempre, ha generado nuevos ricos, pero a eso nos referiremos en otra ocasión. Por ahora, este escándalo refuerza la urgencia de una reforma real: no más autonomías de papel, no más elefantes que devoran el erario sin rendir cuentas.